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La Nau Bostik mira a Can Batlló

Los promotores del centro cultural de la gran fábrica de La Sagrera piden a Ada Colau que les escuche

Clara Blanchar
La Nau Bostik.
La Nau Bostik. Miram Lázaro

Es la última gran fábrica del entorno de La Sagrera, en Barcelona. Un edificio enorme, con varias naves, pegado al cráter de la futura estación de alta velocidad. Desde hace dos años funciona como centro cultural y espacio autogestionado donde igual se celebra la fiesta de la AMPA de una escuela, una boda, un encuentro de editoriales de arte urbano o una reunión de Barcelona en Comú, el partido de la alcaldesa, Ada Colau. La Nau Bostik es propiedad de la promotora La Llave de Oro, que firmó un contrato de comodato con los impulsores del proyecto: la promotora les cedió el espacio a cambio de que paguen el IBI y los suministros.

Pese a la intensa actividad del espacio, que utiliza incluso el partido que gobierna la ciudad, y pese a las inversiones que sus promotores han hecho para acondicionarlo (limpieza, baños nuevos, una rampa para discapacitados), el Ayuntamiento les multa constantemente. Por falta de licencia, por no tener extintores, porque no hay cartel que indique el aforo… Todas han sido recurridas.

El alma del espacio es Xavier Veciana, arquitecto e impulsor en su día del acondicionamiento de otro espacio industrial, la Nau Ivanov, hoy de titularidad municipal. “Nuestro sueño es regularizar un equipamiento que ya existe”, dice. Veciana lamenta que no ha conseguido reunirse con los responsables del ICUB, el Instituto de Cultura, que políticamente depende del segundo teniente de alcalde, el socialista Jaume Collboni. “Necesitamos interlocución política, saber si hay o no voluntad de apoyar el espacio”, señala. “Nuestro horizonte es ser el Can Batlló de La Sagrera”, en referencia al equipamiento que hay en La Bordeta, que comenzó con una ocupación y ahora tiene el paraguas municipal.

Las dos reuniones que habían llegado a agendar con Collboni se han anulado por imprevistos. Desde el ICUB, fuentes municipales explican que el Ayuntamiento “está abierto a cualquier colaboración, pero no hay proyecto, no han presentado un documento formal”. El otro interlocutor del proyecto es el distrito, que depende de la concejal Carmen Andrés, también del PSC. “La nave está en una pieza calificada de zona verde, es su destino, allí no se contempla ningún equipamiento y en cualquier caso la principal necesidad de la zona es un instituto”, afirma Andrés, que admite que las naves “tienen mucha actividad de proximidad”. Sobre el uso actual, afirma que es Cultura quien “tiene que estimarlo” y se refiere a la posibilidad de “mantener una parte de las naves”.

Lo paradójico en la Nau Bostik es el contraste entre el frenesí de actividades y usuarios y la lluvia de multas: “Aquí se celebró el aniversario de la victoria de Colau, se han rodado anuncios, ERC hizo una cena hace dos semanas, ha habido reuniones de Procés Constituent, de Podem Catalunya, de la coordinadora de Catalunya en Comú… Un festival de autoedición, una feria de arte urbano, se ha rodado el videoclip de Marina de Ojos de Brujo, ha venido La Fura dels Baus a ensayar, se ha grabado el disco de los 45 años de La Locomotora Negra…”, enumera Veciana. “Incluso hacemos Eat Street en fin de semana, una cita de food trucks en la que ellos tienen permiso y nosotros no. Es esquizofrénico”. Respecto a las multas, la concejal Carmen Andrés señala que cualquier actividad “debe cumplir las normas y los requisitos para tener licencia”.

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Sobre la firma

Clara Blanchar
Centrada en la información sobre Barcelona, la política municipal, la ciudad y sus conflictos son su materia prima. Especializada en temas de urbanismo, movilidad, movimientos sociales y vivienda, ha trabajado en las secciones de economía, política y deportes. Es licenciada por la Universidad Autónoma de Barcelona y Máster de Periodismo de EL PAÍS.

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