Costa-Gavras: “Semprún me propuso hacer una película sobre Yoyes”
El director de cine cuenta en la Filmoteca anécdotas de su dilatada carrera
Constantin Costa-Gavras (Atenas,1933), uno de los directores de cine político más laureados y reciente ganador del Premio Internacional de Cataluña, desveló ayer que el escritor Jorge Semprún le propuso hacer una película sobre Yoyes, la militante etarra asesinada por la organización en 1986 tras abandonar la banda. “Pero por entonces ya era ministro y no quería hacer la película sin él”, dijo el director sobre su amigo y guionista, con el que trabajó en películas como Z (1969).
Costa-Gavras habló durante hora y media sobre su trabajo, el futuro del cine y contó anécdotas de algunos de sus actores durante una charla íntima en la Filmoteca de Cataluña. De Dustin Hoffman dijo que es el actor “más problemático” con el que ha trabajado junto a Jack Lemmon, a quien durante el rodaje de Desaparecido (1982) tuvo que controlar la bebiba “para que no se le humedecieran los ojos antes de tiempo”.
Costa-Gavras ha sido históricamente uno de los cineastas más queridos de la izquierda europea por películas como Desaparecido, sobre el golpe de estado de Pinochet en Chile en 1973; o el Capital (2012), una crítica al sistema bancario. “Mi cine es un espectáculo para hablar sobre la sociedad y de lo que ocurre. Pero no creo que haya servido para cambiar el mundo. Esa no es su función”, dijo.
También habló largo y tendido sobre su relación con Semprún, con quien coincidió en París y con el que incluso compartió techo. “Con él me unía una estrecha relación de confianza. Su manera de trabajar era bastante particular. Por aquel entonces estaba muy vinculado con la militancia antifranquista en Francia y constantemente recibía llamadas. La única manera de trabajar era encerrarnos sin teléfonos en una habitación”.
Durante su dilatada trayectoria, Costa-Gavras ha filmado películas sobre la dictadura militar de Chile, la guerrilla Tupamaro de Uruguay (Estado de Sitio, 1972) o las purgas estalinistas de las que fueron víctimas los disidentes del Partido Comunista checoslovaco (La confesión, 1970). Pero jamás una sobre España. Una asignatura pendiente que se quedó en el cajón ante la imposibilidad de contar con Semprún como guionista. “Después de proponerme hacer una película sobre Yoyes, Jorge me habló de otra historia sobre España que tampoco pudimos llevar a cabo porque enfermó”. Sobre el futuro de la industria cinematográfica, el director se mostró pesimista. “Va a ser muy difícil, hay grandes compañías que lo controlan todo. El cine nacional puede morir. La competencia con la industria americana es insuperable”, dijo.
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