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CRUÏLLA

A Jamiroquai le duele la espalda

El público levantó un concierto sin dinamismo la noche en la que Jay Kay no reinó

Concierto de Jamiroquai en el Festival Cruilla
Concierto de Jamiroquai en el Festival Cruilla Albert Garcia

Musicalmente un poquito de todo como en botica. Humanamente muchas más sonrisas de las que resultan habituales en un festival barcelonés, flores repartidas en la puerta que el público lucía con orgullo, asistencia que allí estaba no para dejarse ver y personas tan normales que las había incluso poco agraciadas, repartidas en un arco de edad bastante amplio que comenzaba por los muy jóvenes y se remataba por arriba con algunos asistentes tocando la cincuentena. Sí, parece que el Cruïlla lo está consiguiendo después de muchos años de picar piedra, ya es el festival barcelonés para los barceloneses, allí donde el público se siente un poco fuera de la ciudad turística y se reencuentra con lo que era Barcelona antes del aluvión. Se ignora cuanto tiempo podrá mantener este estatus, el creciente aumento de público redibuja constantemente sus fronteras y la voz se corre, pero de momento el público disfrutó de la primera jornada de “su” festival. Y fueron 25.000 las personas que lo hicieron siguiendo conciertos con duración generalmente normal; es decir, de hora y media por artista.

Quien estaba llamado a llevarse al gato al agua era Jay Kay al frente de Jamiroquai, con disco nuevo tras siete años de silencio, pero su concierto se quedó un poco a medio camino. Con un sonido cuestionable que secuestraba a las coristas, a la guitarra y a la propia voz de Jay Kay, su actuación no fue tan espléndida como la reacción de un público dispuesto a bailar un réquiem. Bajo uno de sus estrafalarios sombreros, esta vez una mezcla entre lámpara y penacho futurista de jefe inca, Jay Kay se mostró lejos de su mejor forma, probablemente aquejado de problemas de espalda que le mantuvieron estático, lo que aprovechó para lucir mejor su chándal “de calidad” y facilitar que se cuchichease su aumento de peso. Canciones nuevas resultonas, caso de la inicial Skake It On, conviviendo con material antiguo en un concierto donde lo mejor lo puso el público con su empatía. Habrá que esperar, pero este Jay Kay no es ni mucho menos lo que fue, faltó ese dinamismo escénico sin el cual el funk es menos funk.

De esta manera, a Jamiroquai le disputaron el protagonismo bandas como The Lumineers con y esa suerte de folk-pop con toques de rock americano que parece idóneo para anunciar en verano la cerveza que patrocina el festival. Actuación triunfal la suya frente a un público que lucía encantado la prenda triunfadora de la noche, unos tricornios publicitarios rojos que moteaban la multitud como los topos un traje de flamenca. De igual manera, los veteranos Fabulosos Cadillacs se apuntaron a la puja con un concierto muy físico aunque algo desmañado en cuanto a sonido, mientras que Die Antwoord apostaban por su tradicional hip-hop de vocación quinqui y feísta. Más en su papel de artista concienciado, Kase O despachó un concierto de hip-hop de libro en el que pareció el hermano mayor dando consejos. Quien no pujó en esta jornada inaugural fue un Youssou N’Dour bajo de revoluciones con un concierto impropiamente desapasionado. Desde luego, el público estuvo en esta jornada muy por encima de los artistas. Cosas del Cruilla.

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