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Mad Cool quiere ser el festival de referencia madrileño

La Comunidad no tenía un certamen masivo de rock hasta que llegó el de la Caja Mágica el año pasado

Mad Cool es la apuesta para llenar un hueco en Madrid. En un país con 850 festivales de música anuales, la Comunidad no tenía un certamen masivo de rock y derivados de varios días en un recinto al aire libre desde la desaparición de Festimad. No es que no se haya intentado. La última década está llena de nombres que aspiraron a cubrir ese evidente vacío y fracasaron en el intento. Quizás el caso más sonado sea el de Rock in Rio, pero El Día de la Música, Mulafest o Dcode también aspiraron a ello, y por diferentes motivos, fallaron.

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Este tipo de proyectos son caros y complicados. Cuentan con defensores pero también con detractores y el riesgo económico es alto. En 2016, el festival electrónico Utopía celebró su primera edición y los cientos de miles de euros en pérdidas arrastraron consigo a la empresa organizadora. Además, los promotores locales enumeraban una lista de inconvenientes inacabable. Algunos eran comerciales: la competencia por grupos y patrocinios es feroz en un sector en el que los certámenes asentados imponen su ley.

Los había administrativos: La desconfianza que estos eventos despertaban en las autoridades municipales y autonómicas, una legislación restrictiva y la falta de un recinto adecuado. Pero también metafísicos: Por algún motivo se repetía continuamente que en Madrid no funcionan los festivales de más de un día, hasta el punto de que terminó por darse como un hecho incuestionable. E incluso, climáticos: cuando Mad Cool anunció que para esta segunda edición cambiaba de fechas, de junio al 6, 7 y 8 de julio, muchos se quejaron alegando el insufrible calor. Pues ha ocurrido lo impensable: lluvia en Madrid.

Fuera por lo que fuera, esta era una de las pocas capitales europeas, de Riga a Lisboa, sin un acontecimiento así. Hasta que en 2016 llegó Mad Cool. Codirigido por Javier Arnaiz, un empresario vasco que ya estaba detrás de otros certámenes como el BBK Live de Bilbao, y por Farruco Castromán, un productor gallego que viene del mundo del cine, Madcool apostó por entrar en la liga de los grandes. Eso que se llama, “festival de referencia”, tecnicismo que significa que es la gran cita de un lugar concreto.

Su apuesta de este año, Foo Fighters, que junto a los también estadounidenses Green Day son los principales responsables de que los 45.000 abonos se agotasen hace tres meses, viene de actuar en tres de los festivales más grandes de Europa: Glastonbury, en Reino Unido, Rock Werchter, en Bélgica y Roskilde, en Dinamarca. El apoyo en contratación de Live Nation, la promotora más importante del mundo ha contribuido a esto y ha facilitado un cartel con alrededor de 60 nombres que combinan pop español, con rock y electrónica internacional. Asentado el recinto, La caja Mágica, y establecida la marca solo falta saber si los problemas de su primera edición, accesos y transportes, se han corregido.

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