Dan Nicoletta: “El legado de Harvey Milk es la esperanza traducida hoy en acción”
El fotógrafo expone en Madrid y presenta su primer libro
Dan Nicoletta quiso ser “la Diane Arbus o el Brassaï del movimiento LGTBIQ”, pero en sus 40 años retratando a la comunidad gay y sus luchas ha creado su propio estilo que ahora recoge una exposición en Madrid y su primer libro.
Cuando se piensa en Harvey Milk (o se googlea Harvey Milk) la primera imagen que surge es la de un Harvey Milk de gran sonrisa con la corbata al viento. La foto es su imagen más popular porque acabó siendo un sello en EE UU y también el póster de la película de Gus Van Sant en la que Sean Penn interpretaba al primer político abiertamente gay elegido en California y asesinado en 1978.
La imagen la tomó Dan Nicoletta una tarde de 1977 en Castro Street en San Francisco, muy cerca de la tienda de fotografía que Milk y su pareja Scott Smith tenían en el barrio, y en la que Nicoletta trabajó. “Esa la hicimos para su cuarta campaña política, la que acabó ganando”, recuerda. “Harvey quería fotos para sus folletos y esta en concreto la rechazamos porque la corbata tenía que salir recta. Pero después de que le mataran, recogiendo sus cosas apareció una caja llena de negativos y encima de todos, mis fotos. La imprimimos… y era una sonrisa tan maravillosa”, Nicoletta, de 63 años, se emociona. “La corbata al viento le otorga atemporalidad, un aura histórico”.
La fotografía cuelga ahora en el centro de las 50 imágenes que Dan Nicoletta ha seleccionado para la exposición 40 años de lucha LGTBQ, la primera retrospectiva que se le dedica en Europa y se puede ver en el Colegio de Arquitectos de Madrid (COAM) coincidiendo con el World Pride. Cuatro décadas de imágenes del movimiento de la comunidad gay –recogidas más ampliamente en su primer libro, LGBT: San Francisco– del que este neoyorquino adoptado por San Francisco es uno de sus más importantes retratistas. Y de eso Harvey Milk tiene en parte la culpa.
“Harvey y Scott fueron mis mentores, como una figura paternal, o como unos hermanos mayores”, recuerda como el mayor protector de su legado intelectual. Diane Arbus y Brassaï le descubrieron que había más gente como él ahí fuera cuando era “un niño de suburbio desubicado que podía haber acabado en el suicidio”, en el barrio de Castro reveló su identidad gay y Milk le completó con su compromiso político. “Les conocí en su tienda la primera semana que llegué a Castro, acabé yendo casi cada día y me dieron trabajo al año –cuenta–. Fue muy emocionante, con ellos empecé a involucrarme políticamente”.
Las fotografías de la exposición están llenas de esa carga política, son imágenes de manifestaciones desde los años setenta en San Francisco hasta hoy. “Porque iba a coincidir con el World Pride en Madrid quería que tuvieran un hilo conductor político y queríamos enfatizar que la política no es divertida aunque puedes estar pasándotelo bien. Es decir, que es algo serio pero la diversión es importante”, explica con su cámara a mano porque a Madrid también viene a tomar fotos de las fiestas y del desfile.
“Hemos hechos progresos, muchos más de los que yo jamás pensé que vería en mi vida, en concreto hablando del matrimonio”, dice. “Ahora hay mucha visibilidad y se habla en la prensa, pero tenemos tantos asuntos sin terminar, hay algunos primordiales, como la protección a los transgénero e intersexo, o lograr algún tipo de respuesta internacional contra los países en los que está permitido matar a gente LGTBQ”. Y el ascenso de Trump y de la derecha en todo el mundo “debería darnos miedo”, dice. “La derecha está borracha de poder, estamos dando pasos atrás muy rápido. No quieres obligar a la gente a ser activista, pero hay tanto trabajo imperativo”.
En la exposición, debajo del retrato sonriente de Harvey Milk, hay otra fotografía en blanco y negro en la que se lee “Harvey Milk lives! (Harvey Milk vive)” que Nicoletta tomó la noche de las revueltas contra el veredicto de condena al asesino del político, Daniel White. Nicoletta la tomó el 22 de mayo de 1979 y cuatro décadas después aún cree que Milk aún vive. “Su legado es de esperanza, traducido a hoy, como dijo mejor Grace Paley, el único reconocimiento de la esperanza es la acción”, explica el fotógrafo. “Harvey lo dijo: ‘Quiero que el movimiento continúe’. Sacrificó su vida para que el futuro fuera más seguro y mejor, y quería que la gente participara para promover su sueño. Ese es su legado”.
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