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Porno junto al Lago

El Salón Erótico de Madrid, organizado por los creadores del de Barcelona, celebra su primera edición en la Casa de Campo

Pablo León
Actores en una de las actuaciones del Salón Erótico.
Actores en una de las actuaciones del Salón Erótico.Samuel Sánchez

Un tórrido calor de verano cubre la Casa de Campo. Rozan las 17.00. Varias chicas preparan unas piraguas para surcar el Lago. Un grupo de gente hace cola para entrar en la piscina Un ciclista solitario pedalea por un camino de arena. En medio de ese paraje, se oye el murmullo de una sesión de electrónica. La música emana del Pabellón de Cristal, donde ayer arrancó el Salón Erótico de Madrid (hasta el 11 de junio; hoy, de 12.00 a 01.00 y mañana de 12.00 a 22.00; entradas desde 18 euros). “Después de 25 años de historia del Salón en Barcelona, es un placer estar en la capital”, anunciaba la estrella del porno Nacho Vidal a la entrada del evento.

“Os podéis acercar, público de Madrid, no muerden. Igual salpican, pero no muerden”. Con estas palabras anima un DJ al público a juntarse al escenario donde una pareja empieza a desnudarse. “Hay 16 espacios con actuaciones para todo tipo de público: hombres, mujeres, gais, lesbianas… Para todas las personas, todos los géneros y todas las condiciones sexuales”, aclara la directora artística del evento Bibi Norai, que recibe con corsé. Se queja de lo complicado que ha sido celebrar el Salón en la capital: “Llevamos décadas intentando desembarcar aquí, pero no ha sido fácil”, cuenta. En 2007 se celebró un evento erótico, pero nunca se repitió. “Ahora, por fin, nos han dejado venir”, añade Norai.

“No hace falta ni aclararlo: aquí viene todo tipo de público”, dice Norai llevándose la mano a la fusta que cuelga de su cintura. “Antes venían más hombres, pero actualmente es un público ecléctico: parejas, jóvenes, mayores, amigos…”. La última edición del Salón Erótico de Barcelona atrajo a 28.000 espectadores. La organización, que es la misma que el de Madrid, no espera esos números de su incursión en la capital: “Esperamos que esta sea la primera edición de muchas”.

Anais e Isabel, ambas de 40 años, son amigas y es la primera vez que vienen a un salón erótico: “Por curiosidad. Me parece interesante, sobre todo las tiendas”, dice Isabel. En algunos de los 58 expositores -entre los que hay productoras porno, cabinas de masajes eróticos, o stands de redes sexuales, como Bakala.org, o de asociaciones como Fundación Triángulo- venden dildos, lencería, lubricantes, esencias, cockrings… La reconocida boutique erótica Amantis (Pelayo, 46 y varias sucursales más) ha instalado un césped y colocado unas plantitas en su espacio que contrastan con los gemidos que surgen de un escenario aledaño. “A la tienda viene todo tipo de gente: desde señoras de 70 años hasta chavalitos punkis de 18”, dice Oscar Ferrali de Amantis, “pero creo que algunos de nuestros clientes se van a perder el salón porque les puede parecer demasiado explícito. Aún queda mucho por hacer”. Por eso también ejerce de divulgador sexual y da un taller sobre juguetes eróticos Juego, luego excito.

Esas sesiones se imparten en el Aula de Sexo, donde en ese momento están impartiendo un taller de felación y cunnilingus. “Hay q valorar el momento”, explica un educador con un micrófono. En el pequeño escenario un hombre ofrece sexo oral a una mujer. La clase está casi llena y todo el mundo muy atento. “Hay chicas que después de la estimulación oral les gusta muy rápido pasar a la penetración. A otras no les gusta tan brusco. Los gemidos y la comunicación son clave en el sexo”, comenta el narrador. Cada hora la temática cambia en el aula y se pasa de hablar sobre cómo disfrutar del sexo anal a descubrir los misterios del squirting.

“Creo que los shows están más enfocados a los hombres”, comentan las dos amigas Anais e Isabel mientras miran a los dos chicos semidesnudos que están en escena en los prolegómenos de un espectáculo de porno gay. “Pero en los productos –lencería, geles, consoladores…- hay mucha variedad para las mujeres”, añaden. Tienen planeado quedarse hasta tarde: “Nos han dicho que después esto se anima; a medida que se acerca la noche, el tono va subiendo”.

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Sobre la firma

Pablo León
Periodista de EL PAÍS desde 2009. Actualmente en Internacional. Durante seis años fue redactor de Madrid, cubriendo política municipal. Antes estuvo en secciones como Reportajes, El País Semanal, El Viajero o Tentaciones. Es licenciado en Ciencias Ambientales y Máster de Periodismo UAM-EL PAÍS. Vive en Madrid y es experto en movilidad sostenible.

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