El peligroso juego juvenil de viajar entre los vagones del metro
La práctica, totalmente prohibida, deja varios muertos y mutilados en las últimas décadas
El peligroso juego juvenil de viajar agarrado en la zona de acople —las piezas que unen los distintos convoyes de un tren— de los metros de Madrid o de recorrer el trayecto saltando de un convoy a otro, ambas prácticas terminantemente prohibidas, ha provocado más de una veintena de accidentes con varios muertos y heridos con miembros mutilados en las últimas décadas.
El último siniestro ocurrió el pasado domingo sobre las 20.00, cuando un niño de 13 años perdió las dos piernas, a la altura de la tibia, tras ser arrollado por un tren de Metro de Madrid en la estación de Sierra de Guadalupe de la línea 1. Las grabaciones de las cámaras de seguridad muestran que el tren ya había cerrado las puertas y salía de la estación cuando el menor se subió entre los acoples y cayó unos metros más adelante, ya dentro del túnel. El conductor no se percató de la situación, continuó la marcha y lo arrolló.
A pesar de tener las dos piernas amputadas, el menor, de nacionalidad marroquí, logró reptar para evitar que otro convoy le pasara por encima. Llegó hasta un hueco de ventilación y escaló unos cinco metros hacia la superficie, mientras gritaba pidiendo ayuda. Un viandante lo escuchó, miró por la rejilla del pozo de ventilación, ubicado en la calle de Felipe Álvarez, y llamó a los servicios de emergencia. Los bomberos lo rescataron y varios sanitarios del Samur-Protección Civil atendieron al menor, que estaba consciente, y lo trasladaron en estado grave al hospital de La Paz. Fuentes policiales han explicado a EL PAÍS que el niño estaba jugando y que ya lo había hecho en otras ocasiones, en las que ya fue detectado por las cámaras de seguridad. Estas fuentes consideran que era habitual este tipo de juegos en el grupo de chavales con el que estaba.
Como consecuencia de estas labores de rescate, el servicio de Metro quedó interrumpido varios minutos en la zona. Pero poco después de restablecerse, en torno a las 20.30, dos chavales fueron vistos en la estación de Portazgo (también en la línea 1) viajando en la zona entre vagones, como se puede ver en unas imágenes que fueron captadas y colgadas por un usuario de Twitter.
Según fuentes policiales, las líneas más utilizadas para estas prácticas son la 1 (que cubre las estaciones de Pinar de Chamartín a Valdecarros), la 2 (Las Rosas-Cuatro Caminos), la 3 (Villaverde Alto-Moncloa) y la 4 (Argüelles-Pinar de Chamartín), donde circulan trenes más antiguos que tienen puertas que se pueden abrir fácilmente. Los jóvenes, la mayoría adolescentes, dicen que lo hacen por la sensación de riesgo y el subidón de adrenalina que les provoca viajar en los acoples de los convoyes.
Este peligroso divertimento juvenil no es nada nuevo y también se da en los trenes de Cercanías. Desde los años noventa se han registrado numerosos accidentes provocados por estas prácticas temerarias. Por ejemplo, en 1992 Miguel Antonio R. C., un niño de 11 años, se saltó las clases del internado donde estudiaba para ensayar este juego. Algo salió mal y tuvo un accidente entre las estaciones de Cuatro Caminos y Quevedo. Perdió media pierna y el bazo.
Dos años después Domingo V. F,, de 25 años, murió tras ser aplastado por un tren cuando saltaba de un compartimiento a otro a la altura de la estación de Alvarado. En julio de 1996 David A. C., de 19 años, también cayó a las vías mientras practicaba este juego, y la máquina le seccionó el pie y le trituró la pierna izquierda.
Ya en este siglo, en diciembre de 2001 un joven de 25 años perdió la pierna derecha al ser arrollado en la estación de Iglesia por un vagón de metro, mientras saltaba de un compartimento a otro con unos amigos. Accidentes de este tipo se han seguido produciendo posteriormente. El más grave ocurrió en junio de 2013, que en la misma estación, un joven falleció cuando cayó al suelo en las mismas circunstancias.
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