Los jardines del Arquitecto Ribera, el nuevo oasis de Malasaña

Fuentes, bancos, árboles y espacios de reposo. A pocos metros de la parada de Metro de Tribunal, en la plaza de Barceló, pronto abrirá sus puertas el nuevo jardín del Arquitecto Ribera. Ya está casi todo listo. Las docenas de bancos nuevos, los árboles plantados de media altura (unos 5 metros), que darán la sombra que necesita el barrio en verano, además de juegos para los niños, un huerto urbano junto al colegio Isabel la Católica y dos fuentes que se miran en el patio del Museo de Historia de Madrid.

"El solar vacío que ocupó la zona será a partir de junio una plaza para los niños y los vecinos", explica José Luis Infanzón, director general de espacios públicos de Madrid mientras abre las puertas del jardín a EL PAÍS pocos días antes de su estreno. El objetivo del Consistorio es recuperar un espacio ajardinado, que se convertirá en la zona verde más grande de Malasaña y Chueca.

El jardín consta de cuatro espacios en los que está estructurada la nueva plaza: uno lúdico, otro de agua, un tercero diáfano y abierto a varios usos (desde un cine de verano a un pequeño mercadillo), y una antesala "urbana" conectada a la acera y pensada para los jóvenes. Los técnicos quisieron también recuperar la seña histórica del lugar. En particular, poner en valor el edificio del Museo de Historia de Madrid, cuyo patio ahora comunicará con el jardín.

"Este espacio era un monasterio con un claustro y estanques de aguas hasta los años 40 y 50. Quisimos recuperar esa traza histórica", enfatiza el director de las obras, señalando la pequeña lámina de agua "al estilo Recoletos". En el patio del museo pronto se colocarán mesas y la cafetería será accesible desde el jardín de Barceló.

El Ayuntamiento apuesta además por la "sostenibilidad". Una pavimentación impermeable, que se apoya sobre un aparcamiento subterráneo, permitirá retener agua y humedad, creando un microclima con una temperatura de hasta cinco grados menores que en las calles cercanas. Esto convertirá al jardín en un pequeño oasis entre Malasaña y Chueca.

La historia reciente de esta zona verde no está exenta de polémicas. Hace casi un lustro, los residentes se movilizaron cuando "corrió el rumor" de que la exalcaldesa Ana Botella (PP) planeaba entregar a privados la parcela ocupada por el mercado provisional de Barceló, revela José Carlos Nicolau, de la Asociación de Vecinos del barrio de Justicia. Crearon una plataforma llamada Vecinos Haciendo Jardines, constituida por el AMPA del Colegio Isabel la Católica, y asociaciones del barrio para exigir a Botella que recuperase el jardín y que los vecinos pudieran elegir su diseño.

Poco antes de las elecciones de mayo de 2015, unos 800 vecinos votaron un proyecto que luego Manuela Carmena propuso "mejorar". Esta vez, 200 vecinos participaron en la nueva consulta de la que surgió la propuesta ganadora. "Vimos las necesidades de los vecinos, que se resumían en dos puntos: disponer de juegos para los niños y recuperar la fuente, y las integramos en el proyecto", explica Infanzón. Para ejecutar las obras el Consistorio tardó algo más de lo esperado, puesto que el estreno se había fijado para el pasado mes de octubre. El coste de la remodelación ronda los 1,2 millones de euros.

Jorge García Castaño, concejal-presidente de Centro y Chamberí, explica que "en los dos primeros meses la policía municipal vigilará para evitar actos vandálicos". Castaño admite que los residentes deberán responsabilizarse del cuidado del espacio. "Los vecinos quieren continuar con la gestión del jardín", incide el edil, quien no esconde la importancia de la responsabilidad individual de cada uno para evitar que este nuevo jardín se convierta de pronto en un espacio público descuidado en la ciudad.