Largas colas ante los controles de pasaportes en el aeropuerto de El Prat

Por si casi 11 horas de vuelo entre São Paulo y Barcelona no fueran suficientes, Raúl Gallardo y su mujer aterrizaron y tuvieron que esperar ayer otras “tres horas y media en una sala sin sillas, de pie, sin aire acondicionado, agua ni baños”, ante el control de pasaporte del aeropuerto de El Prat. Un control en el que “solo había agentes de policía sellando pasaportes en tres de las siete ventanillas, las otras estaban vacías”, relató este pasajero de origen argentino.

Y si en las llegadas internacionales las colas se sucedieron para salir de la terminal; en las salidas hubo momentos de caos y esperas también de hasta tres horas, con centenares de personas aguardando para sellar sus documentos y volar. Los pasajeros, indignados, dejaron numerosos testimonios en las redes sociales, que se llenaron con el enfado de quienes incluso perdieron el vuelo por la espera. En otros casos, se reprogramaron los horarios de las salidas. Los afectados señalaban tanto a la poca presencia de agentes de la Policía Nacional como a AENA, como responsable de los aeropuertos.

Como ya ocurrió en los días clave de Semana Santa, en este puente del Primero de Mayo los nuevos controles de pasaportes que han entrado en vigor este mes de abril, y que comportan que los pasajeros tengan que mostrar sus documentos identificativos al entrar y salir del espacio Schengen (UE), provocaron largas colas. Un control que requiere de la comprobación telemática de cada número de pasaporte y que se enmarca en la lucha antiterrorista de los países europeos.

Fuentes policiales, recogidas por las agencias, asegurando que en los últimos días se ha producido una “concatenación de factores” que ha dado lugar al colapso: la nueva normativa internacional, el “alud” de vuelos y pasajeros durante el fin de semana y la falta de información al respecto por parte del aeropuerto, la vigilancia que se debe hacer en zonas de obras, y diversos incidentes (detenciones, pasaportes falsos, menores mal acreditados) que obligaron a la policía a redoblar su trabajo.