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GASTRONOMÍA

Para desayunar bien, un hotel

La primera comida del día es el último reducto del bufé libre para comensales exigentes

Xavi Sancho
Desayuno en el Novotel con productos de mercado de proximidad.
Desayuno en el Novotel con productos de mercado de proximidad.

El concepto bufé libre se ha convertido en algo casi ajeno para toda una generación. Hubo un tiempo en el que se podía ir a infinidad de locales que ofrecían este tipo de aproximación salvaje a la restauración. Eran una opción recurrente para grandes celebraciones y enormes resacas. Con el tiempo y la gourmetización, la habitual baja calidad de lo servido, ya no se compensaba la enorme cantidad, por lo que, la idea de un local en el que por un precio fijo te daban de zampar todo lo que tu médico decía que no debías comer y en cantidades cercanas al infinito, dejó de resultar atractivo. Hoy, estos espacios han desaparecido, salvo contadas excepciones: cadenas de comida sana y verde y locales de cadenas que sirven pizzas a domicilio, acaso los espacios de restauración más deprimentes que existen, con permiso de las áreas de servicio.

Pero existe un área en la que esta aproximación al engullir sin límites sigue brillando y despertando los más bajos instintos del comensal (la gula) y también los más altos (lo sofisticación). Y esa área es el desayuno de hotel bueno. En Madrid, por ejemplo, uno puede acercarse hasta el hotel Santo Mauro (Zurbano, 36), que lleva décadas jugando en la Champions League de los marcos incomparables, y disfrutar de un bufé de desayuno por 33 euros. Parecida es la experiencia en el hotel Meliá Palacio de Los Duques (Santo Domingo, 25), acaso el más impresionante de los de nuevo cuño de la capital. Aquí se puede degustar un desayuno con una oferta de hasta 130 productos por 35 euros. Por su parte, Novotel acaba de estrenar Healthy, local and daily fresh, que apuesta por la proximidad (todos los productos servidos no han viajado más de 100 kilómetros hasta llegar a su plato), lo sano e incluso lo proustiano, pues la oferta incluye un guiño a aquellos padres que hace tiempo que no desayunan como cuando eran niños. Su propuesta adivina un futuro de especialización en esta oferta de desayuno hotelero, que Acostumbra a ser algo monolítica: se ofrece casi siempre lo mismo, solo que un poco mejor o bastante peor; un poco más de esto o un poco menos de aquello.

Así pues, a los hoteles primero fuimos a dormir, luego a sus bares a socializar; ahí era donde estaban los mejores cócteles y la gente a la que nos gustaba mirar y nos alegraba que, aunque fuera para preguntar si podían coger esa silla vacía, nos mirara. Más tarde, acudimos porque era el sitio en el que los más célebres chefs habían instalado sus nuevas propuestas gastronómicas. Ahora cerramos el círculo volviendo porque es donde siempre estuvo el mejor desayuno.

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Sobre la firma

Xavi Sancho
Forma parte del equipo de El País Semanal. Antes fue redactor jefe de Icon. Cursó Ciencias de la Información en la Universitat Autónoma de Barcelona.

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