Un ‘bouquet’ salvaje
La galerista Anne Barthe, al frente de Marlborough Madrid, tiene debilidad por las flores, por los restaurantes con personalidad y por cualquier lugar de la capital que huela a arte
Anne Barthe (Madrid, 1980) está, desde 2012, al frente de Marlborough Madrid, galería que cumple 25 años y lo celebra con una muestra con sus artistas españoles: Ayer y hoy. El laberinto del tiempo, comisariada por Francisco Calvo Serraller.
1. Hortensio y Narciso. Detrás de estos dos restaurantes está el chef colombiano Mario Vallés. Primero montó Hortensio, un pequeño local que me parece la pera, y al año abrió Narciso, que es una brasserie. Mario es encantador y le encanta el mundo del arte. Si tengo que llevar a un buen cliente siempre voy a Hortensio; te puedes encontrar en la mesa de al lado con la cúpula de los coleccionistas afincados en Madrid, sobre todo latinoamericanos. A los artistas los llevo a Narciso. Una vez me dijeron que era perversa por elegir ese lugar: no hay nadie más narcisista que un artista. (Calle del Marqués del Riscal, 5, y calle de Almagro, 32).
2. Doctor Fourquet. Siempre que puedo paso por esta calle, en la que se han concentrado las jóvenes galerías de la capital, como Alegría, Ponce & Robles o F2. También nombres consolidados, como Helga de Alvear. Hay una veintena de galerías en una pequeña calle de Lavapiés. El panorama artie madrileño me parece superinteresante, con propuestas como Art Bunchel o los estudios periféricos de Urgel, donde está Laura Pont. Existe un mundo artístico vivo no tan visto ni conocido; hay algo en ebullición y todos los jóvenes creadores pasan por Doctor Fourquet. Esa calle podría ser el equivalente madrileño del Meatpacking District de Nueva York.
3. DStage. Me gusta mucho ir a restaurantes y a este, del cocinero Diego Gerrero [con dos estrellas Michelin], voy mucho con mi familia: con mi marido —me casé hace ocho meses—, mis padres y mis suegros. Además, conseguí vincularlo con la Marlborough porque durante la pasada edición de ARCO organizamos un evento en la galería y Diego se puso a cocinar allí. Todo un placer. De sus platos, me fascinan sus inclinaciones asiáticas. (Calle de Regueros, 8).
4. Floristería Carlos de Troya. Soy una apasionada de las flores y este sitio me encanta. Tiene un columpio en medio del local y emana un aire romántico campestre que me atrae. En general, prefiero un bouquet salvaje a un centro ordenado y equilibrado. Voy a ese lugar a inspirarme: me relaja y divierte hacer mis propios centros. Siempre uso flores en casa y me encantan las margaritas blancas. (Calle de San Hermenegildo, 13).
5. L&A Studio. Conocí esta tienda de muebles gracias a Enric Pastor, director de la revista de arquitectura e interiorismo AD, y me pareció alucinante. Ahora que me estoy mudando, me voy a ir una tarde a mirar muebles. Me gusta el rollo retro que tienen. (Calle de Castelló, 8).
6. Doki Doki. Otro restaurante, pero a este voy con mis amigos de toda la vida. También con algunos de los artistas de la galería con los que tengo confianza. Es un local pequeño y con muy buen ambiente. Cuando tengo que dar malas noticias, suelo ir a un buen restaurante japonés para que sea más leve. (Calle de Villalar, 4).
7. Amaté. No puedo tomar café —llevo 15 años sin cafeína—, así que me especialicé en los tés. Intento que sean sin teína porque si no me pongo atacada. En esta tienda tienen su propia gama y trabajan muchas marcas con sabores maravillosos. (Calle de Argensola, 6).
8. Machado-Muñoz. Mafalda. que es amiga mía desde el colegio, trabajaba en París en temas de decoración. Al ver lo que se estaba moviendo por ahí, decidió montar una galería de muebles de diseño: un espacio con propuestas atrevidas y maravillosas. Allí me acabo de comprar un banquito de mármol de Álvaro Catalán. (Calle de José Marañón, 4).
9. Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. Hay que pasar por la Academia: siempre hay algo que sorprende. A pesar de ser un lugar clásico, sacan cosas diferentes. Ahora mismo tienen una muestra que me interesa mucho: El taller del artista. (Calle de Alcalá, 13).
10. Fismuller. Me gusta que me sorprendan con la comida, y aquí comes propuestas diferentes. Las chicas Marlborough —somos todas mujeres menos el dueño, Pierre Levai, y los dos transportistas— hemos quedado aquí varias veces. (Calle de Sagasta, 29).
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