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Longanizas, aceite, vino y 1.400 regalos más al ‘Govern’

Los altos cargos de la Generalitat están obligados a notificar los obsequios que reciben en actos públicos

Jessica Mouzo
Los miembros del gobierno catalán, en una reunión ordinaria
Los miembros del gobierno catalán, en una reunión ordinariaMassimiliano Minocri

La despensa del Departamento de Agricultura está a reventar. Poco hueco habrá tampoco en la biblioteca del vicepresidente de la Generalitat, Oriol Junqueras. Y los niveles de azúcar en sangre de los consejeros del Govern acabarán por las nubes como decidan dar cuenta de todas las viandas que les regalan en visitas y encuentros institucionales.

Si para algo sirven las normas de transparencia que ha puesto en marcha la Generalitat —aparte de fiscalizar los pasos del gobierno catalán—, es para percatarse del volumen de obsequios que reciben, dentro de sus actos gubernamentales, los miembros de la Generalitat: más de 1400 regalos —1.402 para ser exactos— han recibido los altos cargos del gobierno de Carles Puigdemont desde el pasado verano.

Para poner orden en las atribuciones que tienen los mandos de la Generalitat y evitar desmadres en sus funciones, el Govern desplegó el pasado junio un código de conducta de altos cargos y personal directivo. Para sortear episodios que puedan generarse a raíz de la relación entre la Administración y empresas privadas —como el controvertido caso de los trajes que recibió de la trama Gürtel el expresidente de la Generalitat Valenciana Francisco Camps—, el gobierno catalán exige a sus altos cargos “abstenerse de aceptar regalos o donaciones de particulares o entidades públicas o privadas”, excepto “muestras de cortesía u objetos conmemorativos, oficiales o protocolarios”.

En cualquier caso, las excepciones han de ser notificadas y publicadas en el portal de transparencia de la Generalitat. Y en los meses que lleva en marcha la norma, la lista de regalos asciende a más de 1.400 obsequios. Los de comer y los de leer son los más abundantes.

A razón del cargo que ocupa, el miembro más agasajado del gobierno catalán es el propio Carles Puigdemont. Entre él y la consejera que lleva la cartera de presidencia, Neus Munté, acumulan 446 regalos desde julio de 2016. Aparte de varias decenas de libros de arte, historia y música —incluido el libro Vida de Don Quijote y Sancho, cortesía del Congreso de los Diputados—, el presidente ha recibido unas Smart glasses de la compañía Epson Ibérica y un perrito guía de peluche de la ONCE. Tanto las gafas como el peluche, dice la Generalitat, se han quedado a buen recaudo en el gabinete del presidente.

Las mandarinas de Alcanar

El Ayuntamiento de Alcanar ha repartido mandarinas por toda la Generalitat. En el cómputo de casi todos los departamentos aparece un envío de una caja de mandarinas procedentes del municipio de la comarca de Montsiá.

Las de Mundó consta que quedaron disponibles para los funcionarios del departamento, Baiget las dejó en su gabinete y Comín las donó al Banco de Alimentos. Serret, como todas las viandas recibidas, se las guardó en la “despensa” del Departamento.

Durante su visita a la feria de Sant Martí d’Amer (Selva), “un particular” le regaló una camiseta con el mensaje “Jo también soy de Amer” y dos lápices en los que se podía leer “Me gusta Amer”. Un cd de nombre “lajonquera.música”, durante su visita al municipio del mismo nombre, seis mangos del consulado de Pakistan o un pin con un símbolo independentista de la joyería Rosa de Arenys de Munt, son otros de los presentes que se quedan para “usos del Departamento de Presidencia”.

Hasta unos pendientes tuvo a bien regalarle el embajador de Catar al presidente. Munté, por su parte, también recibió lo suyo, como dos botellas de cerveza con el nombre de la consejera estampado en la etiqueta, un clásico ramo de flores o una botella de aceite.

El vicepresidente Junqueras y los altos cargos de su departamento, el de Economía, recibieron 201 regalos desde julio del año pasado. Una par de cajas de bombones y otra de galletas se quedarán para “usos departamentales” mientras que la botella de ratafía que regaló la fundación Riera Gubau al secretario de Economía, Pere Aragonés, se quedará en el “almacén de la cocina” del Departamento. Varias decenas de libros, especialmente de economía, y un cactus natural se quedarán también en el despacho del consejero.

Pero si alguien se ha llenado la despensa del Departamento es la consejera de Agricultura, Meritxell Serret. Desde agosto de 2016 ha recibido, al menos, 167 botellas de vinos, cavas y vermuts de todo el territorio catalán y parte del extranjero. Curiosa también es la media docena de huevos —que no una entera— que le regaló Gerard Garreta, propietario de la granja Cal Grauet el mes pasado, o los quesos del señor Ramon Berengueras, propietario de Betara Fortmages. En la despensa del Departamento, porque todo ha ido a para ahí, según el portal de Transparencia, también se cuenta ocn un paquete de paraguayos, garrafas de aceite, varios paquetes de jamón de ternera, fuet y longanizas y un cargador de móvil.

Quien ha recibido también comida pero ha preferido destinarla toda al Banco de Alimentos es el consejero de Salud, Toni Comín. El titular del Departamento con más presupuesto de la Generalitat también ha recibido varias longanizas y un “legítimo salchichón” de Vic, además de varios lotes de lácteos y bombones.

Como buena consejera de Enseñanza, a Meritxell Ruiz le han entregado dos botes para poner lápices, un bolígrafo y un marcador fluorescente. También una caja de dátiles cortesía del cónsul de los Emiratos Árabes y un turrón de la escuela de hostelería de los Jesuitas de Sarriá.

El Departamento de Asuntos y Relaciones Institucionales y Exteriores y Transparencia, que dirige Raül Romeva, también da cuenta de un centenar de regalos, entre los que se encuentra la caja de dátiles del cónsul de los Emiratos Árabes, un lote de productos de la tierra del alcalde de La Fatarella y hasta un cuchillo pallarès personalizado que le entregó a Romeva la ANC de Solsona.

El consejero de Interior, Jordi Jané, es el que menos regalos reporta, apenas 26 y destaca una figura independentista del Ayuntamiento de Arens de Munt o una botella de vermut del alcalde de Reus. En el Departamento de Trabajo y Asuntos Sociales también ha caído poca cosa, comparado con las otras consejerías: 44 regalos, entre los que se encuentran un par de botes de mermelada y un generoso lote de navidad de la embajada de la India con una tarta de chocolate, polvorones y dos botellas de vino de alta gama.

Al consejero de Empresa, Jordi Biaget, le han regalado hasta un gallo, además de longalizas, chocolatinas personalizadas, embutidos y unos puros “3 short Churchill”. Al titular de Justicia, Carles Mundó, también le han agasajado con una botella de ratafía, un cargador para el USB y una guía turística de Asturias, por ejemplo.

En el Departamento de Territorio han caído 89 regalos, entre ellos un paraguas, dos botellas de vino y un paraguas. En el cómputo del consejero de Cultura, Santi Vila, consta una reproducción de un velero, un mapa de los Pirineos Orientales y hasta la reproducción del primer ejemplar de El País que el presidente del diario entregó al consejero durante la inauguración de la exposición del 40 aniversario del periódico.

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Sobre la firma

Jessica Mouzo
Jessica Mouzo es redactora de sanidad en EL PAÍS. Es licenciada en Periodismo por la Universidade de Santiago de Compostela y Máster de Periodismo BCN-NY de la Universitat de Barcelona.

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