El peón de Susana Díaz en Cataluña
Antonio Balmón es uno de los pocos dirigentes del PSC que apoya sin tapujos a la presidenta andaluza para liderar el PSOE
"Piensa que entras a la sede de otro partido", le espetó José Montilla a José Luis Rodríguez Zapatero en 2000, cuando visitó por primera vez la sede del PSC y aspiraba a la secretaría general del PSOE. Quedaban todavía cuatro años para que el entonces líder del socialismo catalán alcanzara el ministerio de Industria y seis para que relevase a Pasqual Maragall en la presidencia de la Generalitat.
Montilla era entonces el primer secretario del PSC y alcalde Cornellà, una población del área metropolitana de poco menos de 90.000 habitantes, que dejó en abril de 2004, tras 19 años en el caro. Le sucedió Antonio Balmón Arévalo (1960), que había sido comunista un breve período antes de afiliarse al PSC con 21 años. Sigue con la vara de mando 13 años después y es el único dirigente del socialismo catalán que se ha posicionado a favor de Susana Díaz en las primarias del PSOE. La inmensa mayoría sigue cumpliendo la promesa de Miquel Iceta de mantenerse neutrales, al menos de aparentarlo.
“El PSC es el PSOE y el PSOE es el PSC”, proclamó a voces Balmón el pasado día 26 en Madrid durante la presentación de la candidatura de la presidenta andaluza. El mensaje despertó el fervor de la militancia congregada que desconocían a aquel ardiente orador, pero nada aquellas palabras nada tienen que ver con las que siempre han pregonado los líderes del PSC: “Somos un partido soberano y distinto al PSOE”.
De trato poco refinado, Balmón gobierna la alcaldía de Cornellà con puño de hierro y entre las quejas de algunos colaboradores por su talante, en ocasiones autoritario. A las 7 horas es fácil verle ya paseando por las plazas y las calles de su ciudad y sigue ganando elecciones, pero ya no gobierna con mayoría absoluta, a diferencia de otros alcaldes socialistas catalanes.
Balmón ha cuidado en estos años su proyección y se ha erigido en un puente entre el PSC y el PSOE. Como secretario de acción política del partido formó parte con la diputada en el Congreso Meritxell Batet y el secretario de organización, Salvador Illa, del trío que negoció con el PSOE el pacto que modificó la relación entre ambas formaciones tras la crisis abierta por votar no a la investidura de Mariano Rajoy.
El alcalde de Cornellà nunca vio con buenos ojos aquella indisciplina y lo consideró un error estratégico de Pedro Sánchez. Seguramente por eso ni siquiera acudió a apuntalarlo en el comité federal del 1 de octubre que llevó al secretario general del PSOE a arrojar la toalla. Otros cuadros del PSC sí fueron pero no se quedaron a votar con excusas muy variadas.
Balmón ha dirigido y sigue militando en la federación socialista del Baix Llobregat, la comarca de Cataluña con mayor afiliación (unas 2.800 personas) que se ha convertido en una suerte de contrapoder desde que Miquel Iceta lidera el PSC. Atrás quedan los años dorados, cuando gobernaban en todas las instituciones catalanas y los cuadros procedentes de ese territorio mandaban en el partido. Y al frente de ellos, José Zaragoza, entonces secretario de organización y ahora diputado en el Congreso.
Zaragoza es mejor peón que Balmón en defensa de la candidatura de Susana Díaz porque siempre se sintió más a gusto en la cocina para asegurarse el gusto de las salsas que vociferando en un escenario. Balmón es más hombre de un solo trazo, como cuando en noviembre de 2013 publicó un artículo en el que afirmaba sin tapujos: "Sobran en el PSC los profesionales del ruido sin ninguna relevancia", en alusión al sector catalanista que acabó yéndose.
Buena parte de esos dirigentes del Baix Llobregat, Balmón incluido, colaboraron en aupar a Pere Navarro al frente del PSC en el congreso de diciembre de 2011. Fueron los mismos que le dejaron caer hasta forzar su dimisión en apenas dos años y medio. El partido esperaba entonces a Núria Parlon, alcaldesa de Santa Coloma de Gramenet, para hacerse cargo de la nave, pero dejó plantado al consejo nacional el 15 de junio de 2014. Fue entonces cuando Iceta les vino a decir a sus compañeros que, si querían, ahí estaba él.
Mientras Parlón explicaba aquel día sus razones para descartarse como líder a las puertas de la sede del PSC, Navarro intervenía ante sus compañeros sin saber de esa renuncia. Balmón la conocía, pero no advirtió a quien tenía a su lado antes de que tomara la palabra por entender que la amistad con la alcaldesa estaba por encima de otras cosas. Dos años después, buena parte del aquel grupo que enterró a Navarro, con Balmón al frente, apoyo la candidatura de Parlon en las primarias del PSC de octubre de 2016. Perdieron e Iceta se hizo con las riendas, esta vez ya de manera definitiva y legitimado por la militancia.
Antes, ese mismo grupo defendió con igual ahínco la continuidad de Carme Chacón como cabeza de lista por Barcelona en las elecciones generales de junio de 2016. Volvieron a perder y la candidata acabó siendo Meritxell Batet. Muchos de ellos apuestan ahora por Susana Díaz para liderar el PSOE, casi todos sin salir del armario, y confiesan que la victoria no será nada fácil porque Pedro Sánchez cuenta con una gran aceptación entre la militancia, especialmente la del PSC.
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