Los últimos taquilleros tienen “miedo”
Los trabajadores de Metro temen un aumento de las agresiones al eliminar su despacho aunque la compañía afirma que en las estaciones donde ya se ha suprimido este rol no ha habido un aumento de la violencia
M. D., taquillera de Metro de Madrid desde hace cinco años, considera que la eliminación de su colectivo para reconvertirlo en otro de supervisores comerciales, que atenderán a los pasajeros sin la protección de una mampara blindada es una mala noticia. “Tenemos miedo porque aquí todos los días te hablan mal y se oye un montón de veces que han agredido a compañeros”, explica. Metro asegura que la supresión, que pondrá en práctica el sábado, afecta a las últimas 92 estaciones con taquilla. En las otras 210, los taquilleros habían venido siendo suprimidos desde 2003. La compañía afirma que su eliminación “no ha provocado un aumento de agresiones” ni existe “ninguna inseguridad mayor por este hecho”.
Dos taquilleras que no quieren dar su nombre también se sienten inseguras con el cambio a supervisoras comerciales. “Vamos a estar más expuestas. Los viernes y sábados, a partir de la medianoche, hay botellones en las estaciones y en los vagones, y ahí estaremos... solas a hasta las dos de la mañana”, se lamenta una. “Lo que queremos es que nos pongan un guardia de seguridad durante todo el turno; a veces pasan solo media hora”.
Metro responde que los vigilantes de seguridad están “por toda la red durante dos turnos", "prácticamente todas las estaciones tienen uno". La empresa pública cuenta con 1.400 vigilantes y 8.000 cámaras de seguridad grabando todo lo que ocurre. Cuando un taquillero se enfrenta a una situación desagradable tiene un walkie talkie para avisar, y un policía o un vigilante acude al lugar. “En los 14 años en los que se lleva implantado el cambio, el problema de la seguridad o ha sido distinto del que ocurría con el otro sistema (taquilleros)”, defiende la empresa.
M.D. afirma que la gente que ya está trabajando como supervisores comerciales le cuentan a los actuales taquilleros que los pasajeros "no son tan valientes en el cara a cara". "Nos dicen que estemos tranquilos, pero a los que hemos comenzado con una mampara entremedias nos da miedo", confiesa.
Otro taquillero, que lleva trabajando nueve años en Metro, muestra lo que serán sus herramientas de trabajo a partir del sábado: un móvil, en el que puede revisar el estado de las escaleras, un walkie talkie y un manojo de llaves. El tema de la seguridad también le preocupa. "Madrid es muy grande, si estás en Puente de Vallecas solo por la noche, da lo mismo si eres hombre o mujer. La empresa dice que hay cámaras de seguridad, pero esas solo graban, no te quitan la agresión", explica. También le inquieta el frío que pueda pasar: "Hay compañeros míos que van con dos pantalones y tres pares de calcetines. En las estaciones grandes no tienes dónde resguardarte".
Comisiones Obreras tiene varias exigencias para Metro. Una de ellas es el tema de seguridad de los taquilleros. Juan Carlos de la Cruz, secretario general de CC OO de Metro de Madrid, afirma que quieren tener una respuesta sobre la "desprotección" a la que pueden verse expuestos los trabajadores frente a las agresiones, tanto físicas como verbales. Otro requerimiento es un aumento en la plantilla, además de las 350 plazas a las que se comprometió la empresa: "Ahora se necesita más personal, sobre todo para los mayores que no están acostumbrados a sacar su billete en las taquillas".
Teodoro Piñuelas, secretario general de UGT de Metro de Madrid, considera que la empresa debería implementar un plan de seguridad los primeros 15 días para el cambio del último tercio de la red. "Nos gustaría que antes de que se produjera el hecho, la empresa lo publicitara. También que alguien nos informe del plan elaborado para los primeros días", sostiene. Y agrega: "Suponemos que el responsable de seguridad de la empresa ha elaborado un plan, sino, tendremos que pedirle la dimisión".
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