Serenidad pop

En el mundo de Helena Toraño, como en España, todo va bien. Una chica con sombrero riega el jardín. Una mujer ordena los libros de la biblioteca. Un joven toca la guitarra eléctrica apoyado en la escalera. Hay silencio, color y tranquilidad. Todo va tan bien que a veces se percibe una leve sensación de amenaza.

En las pinturas de Las horas libres la artista trata el tema del ocio, el tiempo libre tan característico de nuestra era (que cada vez será mayor según las máquinas vayan acaparando el trabajo y nos dejen en el paro) dedicado a pequeños vicios y virtudes que se disfrutan en soledad. Ahí se conjuga lo naíf (la han comparado con Henri Rosseau) con los elementos pop (también la han comparado con David Hockney), no en vano la artista es también parte, junto con Nel González, del grupo de música Los Bonsáis (por supuesto, también aparecen bonsáis en sus pinturas), que han facturado varias píldoras de luminoso pop con la discográfica Elefant Records.

Además de guitarras eléctricas y platos giradiscos (y otros objetos coleccionables, como revistas, cómics o gatos chinos de la suerte) en los cuadros aparecen portadas de Lp's de bandas como My Bloody Valentine, Broadcast, The Pastels o Urusei Yatsura. En la pieza La fábula sale un indie acariciando a un borrico, curiosa comunión entre modernidad y naturaleza. Hay tanta serenidad que algo malo tiene que pasar.

Toraño (Llanes, Asturias, 1984), artista de vocación desde niña, luego licenciada en Bellas Artes, galardonada en 2014 con el Premio Asturias Joven de Artes Plásticas por su composición Las cosas, ha expuesto de una forma u otra en las galerías más relevantes de su Asturias natal. Ahora desembarca en Madrid: Las horas libres se puede ver en Utopía Parkway (Reina, 11) hasta el próximo 28 de abril.