“El argumento no es que ‘España nos roba’ sino que el Estado es ineficiente”
El exconsejero afirma que lo que más le preocupa al Estado es la unidad de los catalanes
Ferran Mascarell (Sant Just Desvern, Barcelona, 1951) fue uno de los fichajes sorpresa de Artur Mas en 2010, cuando lo sacó de las filas socialistas (donde fue concejal del Ayuntamiento de Barcelona y consejero de Cultura con el Tripartito) para volver a entregarle la cartera de Cultura de la Generalitat. Considerado un socialdemócrata e independentista de nuevo cuño, el presidente catalán, Carles Puigdemont, lo nombró delegado de la Generalitat en Madrid, desde donde explica el proceso político catalán en ámbitos sociales, económicos y diplomáticos e intenta encauzar una relación con el Gobierno central.
Pregunta. La vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, decía el jueves que en Cataluña hay un exceso de “radicalidad social”.
“El Estado encontraría soluciones al juicio de Mas si tuviera ganas”
Respuesta. Es un mantra. Quienes están al mando del Estado despliegan un relato falso para mantener su poder político. Existe un Madrid en mayúsculas, que es la ciudad y su gente, donde hay miradas muy plurales, y un Madrid en minúsculas, el del poder político.
P. ¿Y hay una Cataluña en minúsculas, como la del “España nos roba”?
R. Es evidente que en Cataluña también hay relatos incorrectos. El argumento no debe ser “España nos roba”, sino que el Estado español es ineficiente y no ha sacado rendimiento de la solidaridad catalana a lo largo de los años y, además, ha convertido su reivindicación en el chivo expiatorio.
P. Desde su posición en Madrid, ¿qué respuestas obtiene del cuerpo diplomático?
R. El discurso oficial es que se trata de una cuestión interna de España, pero una vez entras en el debate surge la sorpresa de que en España no haya nunca reformas. Reformas para incluir en el poder aquellas estructuras que actualmente no están presentes.
"Las amenazas de inhabilitación demuestran la falta de argumentos, la vía autoritaria"
P. El apoyo de la CUP a los Presupuestos parece que lo haya precipitado todo. ¿Por qué?
R. Porque lo que más preocupa al Estado es la unidad de los catalanes. Es el factor que más dificulta sus intereses, además del hecho de que la movilización en Cataluña parta básicamente de clases medias y trabajadoras. Desde Cataluña no se acaban de entender las estrategias del Estado porque nunca hemos estado cerca. Caemos con ingenuidad en temas como el del diálogo. Es un diálogo con líneas rojas.
P. ¿El Gobierno catalán no pone líneas rojas cuando plantea el referéndum como irrenunciable?
R. No es equiparable. Mientras que una responde a una lógica de diez años de lucha política [después del recorte del Estatut]; la otra pide tras nueve años de inmovilismo que eches siete casillas atrás. Llevamos nueve años con la sociedad catalana detrás pidiendo una solución democrática.
P. Hay tres partidos estatales contrarios a la independencia de Cataluña. ¿La salida solo puede ser unilateral?
R. En un país democrático, una desavenencia como la catalana solo tiene solución democrática y no puede estar condicionada al “no puede ser”. Los que la niegan tienen que hacer una propuesta. Ahora la única que hay es la de la reforma constitucional, pero eso es que todo siga igual y nada cambie. Mucha gente no entiende que no se haya puesto sobre la mesa el término nación, las competencias, la financiación y la lengua, tal y como planteaba el Estatuto de 2006.
P. Pero el independentismo dice que es demasiado tarde para eso, ¿no?
R. Para mí, sí. Pero que lo pongan sobre la mesa. Tienen derecho a expresarla y a que se pueda votar. Sería un acicate extraordinario para renovar el Estado español.
“Una propuesta del Gobierno a Cataluña sería un acicate para renovar el Estado”
P. El Gobierno central empieza a hablar de medidas para evitar el referéndum.
R. No es ninguna novedad. Mientras la gobernanza no se adapte, los catalanes continuarán anhelando.
P. ¿Considera que ya es coercitivo el juicio a Mas que empieza el lunes?
R. Sin duda. Si no es coercitivo un juicio político a tres miembros de un Gobierno por convocar una consulta, no sé cómo interpretarlo. El Estado encontraría soluciones al juicio si tuviera ganas de resolver la situación. Las amenazas de inhabilitación demuestran que el Gobierno no tiene argumentos. Ha de decidir si se mantiene por la vía autoritaria o la democrática. Todavía estamos atrapados en la política española heroica, en la que no se puede permitir el diálogo.
P. Dos de las tres principales asociaciones de jueces critican la manifestación de apoyo a Artur Mas del lunes.
R. Una de las consecuencias del deficiente Estado en el que vivimos tiene que ver con las desconfianzas. La gente quiere un país en el que pueda creer en el sistema judicial y ahora no confiamos en el sistema. Arreglemos el Estado y arreglaremos las desconfianzas.
P. ¿A la parte catalana no le falta autocrítica?
R. Sí, seguro que hemos fallado en muchas cosas. La parte catalana ha de saber que las únicas herramientas son la unidad política y social y el refuerzo de la idea de país que hay detrás de este proceso.
P. Hay quinielas que lo sitúan como alcaldable de Barcelona
R. Me encantaría ser alcalde de Barcelona pero no tengo ninguna intención. Me hubiera gustado en su momento.
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