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Sentencias en 24 horas

El Juzgado de lo Social número 31 gana el premio de Calidad de la Justicia por tramitar los casos en un mes y medio y dictar los fallos en tiempo récord

F. Javier Barroso

El silencio impera en el Juzgado de lo Social número 31 de Madrid. Los nueve funcionarios que lo atienden se encuentran centrados en las pantallas del ordenador y en las carpetas verdes y violetas que llenan sus mesas y los estantes. Dentro de estas modernas dependencias, se fraguan las sentencias más rápidas de toda la jurisdicción. En un mes y medio se concluyen los casos y en 24 horas la magistrada María del Carmen López Hormeño dicta las sentencias. Estas cifras les han servido para ganar el premio Calidad de la Justicia en la modalidad de Justicia más eficaz, un galardón que comparte con el al Juzgado de Primera Instancia número 5 de Vitoria.

Carpetas de expedientes en el Juzgado de lo Social número 31 de Madrid.
Carpetas de expedientes en el Juzgado de lo Social número 31 de Madrid.álvaro garcía

Bárcenas pasó por esta sala

El Juzgado de lo Social número 31 se convirtió en el foco mediático en julio de 2015 cuando enjuició el intento de reingreso del extesorero Luis Bárcenas al Partido Popular. La sentencia rechazó que Bárcenas tuviera derecho al reingreso el 16 de marzo de 2015, casi cinco años después de haber cesado como senador. El Estatuto de los Trabajadores prevé que se haga en tan solo un mes desde que se sale del anterior cargo.

“Fue un juicio que creó mucha expectación pero la cuestión era solo jurídica y no daba para mucho más”, explica la magistrada María del Carmen López Hormeño.

La carga de trabajo que soporta el Juzgado número 31 es idéntica al resto de la jurisdicción. El año pasado recibió 1.200 procedimientos, lo que supone un 50% más que la recomendación del Consejo General de Poder Judicial. “Lo suyo es que tuviéramos 700 u 800 casos”, reconoce la magistrada, que lleva siete años y medio en este destino. La letrada de la Administración de Justicia (antigua secretaria judicial), Amalia del Castillo, asiente con la cabeza. “El premio no obedece a una causa concreta. En este juzgado, todo el personal está muy implicado y se tramita con mucha rapidez”, añade la juez.

La conciliación, como acto previo a llegar a juicio, también juega su importancia. Este proceso cae de lleno sobre Del Castillo: “Hay que buscar una solución y que vuelva la paz social entre la empresa y el trabajador, que, cuando llega aquí un caso, suele estar rota. Muchas veces hago propuestas que sorprenden a las dos partes”. Solo el año pasado hubo 480 conciliaciones.

Si por algo se caracteriza este juzgado es que cada semana se celebran unos 30 juicios y las sentencias están justo al día siguiente, es decir, en 24 horas. “Cuando voy a sala, llevo el caso superestudiado y muy preparado para no perdernos en lo que no es importante. Eso ayuda a centrar el debate”, reconoce la magistrada. Tras terminar las vistas, se lleva los expedientes a su casa y redacta los fallos. Estos suelen constar de una decena de hojas. “No tengo un estudio o un índice de condenas para saber si soy más proempresa o protrabajador. Tan solo puedo decir que soy proley y proprueba. Cada asunto lo estudio con mucho cuidado y sin ninguna idea preconcebida”, añade.

“Lo importante es que hacemos todo lo posible para no suspender ningún juicio, por lo que llevamos las agendas muy ajustadas. Se notifica con mucho tiempo y damos muchas facilidades a las partes. El que no se celebre un juicio supone mucho retraso”, reconoce la letrada.

El ambiente que se respira de “gran compañerismo”, según reconoce María Teresa Alcoceba, la más veterana de los funcionarios, con 12 años en el juzgado. “Tenemos mucha carga de trabajo, pero lo sabemos y lo asumimos. La tramitación por internet también nos ha cambiado mucho y ha agilizado los procesos. Antes una carta podía tardar 15 días en llegar y ahora es inmediato”, reconoce la oficial. Además, todo tiene su código. Las carpetas violetas corresponden a despidos y las verdes, al resto de procedimientos. Así se identifican de un simple vistazo.

“Lo más importante es la juez. Si ella imprime velocidad, nos llega a todos los demás. Además, eso da mucha garantía a las partes. Si tenemos que hacer un embargo para garantizar un pago, lo hacemos de inmediato para que no se despiste el dinero”, añade.

El número de casos es ahora menor que en plena crisis, entre 2010 y 2013, cuando se llegó a duplicar la carga de trabajo recomendable, explica la magistrada, que recuerda que no tiene refuerzos como otros compañeros.

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Sobre la firma

F. Javier Barroso
Es redactor de la sección de Madrid de EL PAÍS, a la que llegó en 1994. También ha colaborado en la SER y en Onda Madrid. Ha sido tertuliano en TVE, Telemadrid y Cuatro, entre otros medios. Licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid, está especializado en Sucesos y Tribunales. Además, es abogado y criminólogo.

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