Los informes malditos de la dictadura
El Teatre Tantarantana estrena ‘Una casa a l'Est’, montaje inspirado en los expedientes fabricados por delatores durante el régimen del rumano Ceausescu
Las dictaduras arrojan pasados mutilados para quienes las han padecido, secretos inconfesables, un reguero de revanchas. Lo averiguan pronto dos jóvenes hermanos, Monica y Florentin, cuando viajan hasta la antigua casa de sus padres, en un país ex comunista del Este, para vaciarla y ponerla a la venta. Para ellos, que se han criado en la otra punta de Europa, es una casa de un lugar extranjero que esconde secretos y recuerdos ajenos. Para sus padres, en cambio, representa un pasado del que quieren exiliarse de una vez por todas. Entre sepultar lo ocurrido o, en cambio, averiguar hasta el más mínimo detalle de un tiempo amargo se asienta la tensión dramática de Una casa a l'Est, obra del Col·lectiu La Santa que se estrenó el jueves en el Teatre Tantarantana.
En el montaje, escrito y dirigido por Laura Mihon, no se cita explícitamente Rumanía pero el texto, cuenta la dramaturga, se inspira en la historia de su familia, de origen rumano y que se mudó a España en 1992. Entonces Mihon tenía 4 años y la dictadura comunista de Ceausescu había terminado solo tres años antes. En 2005 el Gobierno de Rumanía permitió a los ciudadanos consultar sus expedientes personales, en caso de que los tuvieran, creados bajo el régimen, recuerda Mihon. En los textos afloraron multitud de engaños y traiciones. Muchas personas comprobaron como conocidos suyos e incluso familiares próximos en quienes confiaban habían informado de ellos delatándoles hasta límites insospechados.
“En el caso de mi familia soy partidaria de abrir los dosieres porque creo que se debe entender el pasado para vivir el presente. Ellos, sin embargo, no han querido hacerlo. A ver cómo se toman la obra mis padres cuando acudan a verla”, reflexiona Mihon.
Y es que en la ficción de Una casa a l'Est los dos hermanos se encuentran también en esta encrucijada porque el país al que han acudido ha decidido sacar a la luz dos millones de carpetas con historias sobre sus ciudadanos. Cuando aparece en escena un archivero aficionado a leer informes ajenos, se desatan todos los miedos.
La obra aborda con dosis de drama y de humor la violación de la intimidad y el control ejercido por un régimen autoritario. En el montaje, protagonizado por Arántzazu Ruiz, Adrià Olay y Pau Sastre, los dos hermanos se sumergen en un viaje de regreso a sus orígenes.
“Hay temas tabú que nunca se han hablado en la familia. O fotografías y objetos de juventud. Todos conocemos a nuestros padres en esta versión de sí mismos, pero en muchos casos desconocemos lo que hicieron en su juventud. Monica es el personaje que quiere descubrir el pasado de los suyos para poder entender lo que ocurrió”, desgrana la directora de Una casa a l'Est. “En la obra afloran detalles de la vida cotidiana de entonces y todo un sistema de delatores; gente cualquiera, no profesional, que podía informar sobre un conocido o un vecino confesando su relación con extranjeros, sobre los discos de música prohibidos que tenían en su casa...”, añade Mihon.
La escenografía recrea la casa que deben vaciar los hermanos y, a la vez, un archivo. El funcionario que lo regenta, precisamente, se aficiona a leer las historias que debe custodiar. Se obsesiona con ellas. A través de su mala praxis el público podrá conocer las vivencias de decenas de ciudadanos anónimos.
Tras el estreno de Quan acabi la nit, Una casa a l'Est es la segunda obra escrita por Mihon y la primera que dirige. La dramaturga cree que los espectadores van a conectar en seguida con el texto en un ejercicio inevitable de trazar paralelismos con la dictadura franquista. “Todas las dictaduras tienen puentes en común. La represión, la falta de libertad... En ninguno de los dos países se ha hecho bien la transición. En Rumanía ha transcurrido menos tiempo y algunos políticos siguen siendo los mismos de entonces”, opina Mihon. La obra se representa hasta el 29 de enero dentro de El Cicló, el tercer ciclo de compañías independientes en residencia en el Teatre Tantarantana.
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