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Pablo Martín Sánchez viaja al peor año de la Transición

El escritor de Reus publica su segunda novela, ‘Tuyo es el mañana’

El día que nació el escritor Pablo Martín Sánchez, un 18 de marzo de 1977 en Reus (Tarragona), el Boletín Oficial del Estado (BOE) publicó un nuevo indulto y en España en la transición que asomaba el ambiente estaba caldeado: Faltaban tres meses para las primeras elecciones democráticas, se acaba de aprobar la Ley de Reforma Política, fue el año de la matanza de Atocha y a lo largo de este tiempo se celebraron más de 1.000 protestas. Además, la violencia de ETA y de los GRAPO no dio tregua. Con todos estos datos como señuelo prende la mecha en Tuyo es el mañana (Acantilado), la segunda novela de una trilogía en la que Martín Sánchez se embarcó en 2012 con El Anarquista que se llamaba como yo(Acantilado).

Si en este primer libro el autor asombró a crítica y lectores indagando en la suerte de un anarquista que se llamaba exactamente igual que él, Pablo Martín Sánchez, en Tuyo es el mañana la acción transcurre durante las 24 horas del día en que nació el escritor. El relato arranca desde la medianoche para adentrarse en las vidas de seis personajes cuyas trayectorias acaban entrelazándose. La amalgama de voces camina junto al trasfondo político de la época, porque "aquello que nos explicaron de que la transición fue pacífica se ha demostrado que no es así", explica el reusense.

Mientras un feto desciende por un útero (se cuenta con todo lujo de detalles), la novela profundiza en la madrugada de insomnio de una niña con miedo a ir a clase porque sus compañeros la tratan de manera cruel. También en la juerga de una estudiante con afición a los porros que indaga sobre bebés robados en Tarragona. Además, se detallan las correrías de un empresario en la noche italiana o de un profesor latinoamericano afincado en Barcelona con cicatrices vitales y físicas. En paralelo, un galgo llamado Solitario VI demuestra tener más sensibilidad que sus dueños cuando es transportado al Canódromo de la Meridiana. Y, por último, una señora de los pies a la cabeza, María Dolores Ros de Olano y Figueroa, escudriña horrorizada ejerciendo de voyeur lo que ocurre a su alrededor sin poder inmutarse. En realidad, no es más que un retrato colgado en la pared de un salón.

"Me interesa hablar de temas con ecos en la actualidad: Recuerdo ver carreras de galgos desde el piso de mis tíos, que vivían al lado del Canódromo. Hoy el maltrato animal no está resuelto. También se sigue investigando el robo de bebés y antes, como ahora, había bullyng en las aulas", desgrana Martín Sánchez. El viaje es político y social, pero también musical. "Para crear cada personaje me inspiré en diferentes estilos de música. Clásica, canción protesta…", avanza el autor. Pone como ejemplo a Lluís Llach y se define como "un bicho raro" en comparación con sus compañeros de generación. Mientras ellos aluden constantemente a series de televisión o a determinada cultura pop en sus escritos, argumenta que él echa mano a influencias como Perec, Borges o Cortázar.

La novela, sin embargo, esconde guiños cinematográficos. Es la herencia de su formación como actor en el Institut del Teatre de Barcelona. Fue al abandonar la interpretación y empezar a estudiar en Francia cuando Martín Sánchez empezó a escribir. De hecho, los diálogos son la base de su segunda novela. "La idea es que el lector vaya completando el argumento. El relato no solo lo hacen los novelistas. Es lo que puse de manifiesto en el primer libro. Si la historia la cuentan los vencedores significa que no hay una sola verdad".

La tercera novela tendrá como epicentro su ciudad natal, Reus, y abarcará desde 1990 hasta mediados del siglo XXI.

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