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El otro sorteo de Navidad

Boadilla del Monte reparte 91 pisos de protección pública entre un millar de solicitantes

J. A. Aunión
Marinela Ciupercovici, con abrigo blanco, llora de alegría al enterarse de que le ha tocado una vivienda de protección oficial en Boadilla del Monte.
Marinela Ciupercovici, con abrigo blanco, llora de alegría al enterarse de que le ha tocado una vivienda de protección oficial en Boadilla del Monte.Víctor Sainz

Es 22 de diciembre. Hay un gran bombo con bolitas numeradas que hacen ruido al chocar unas con otras. Hay un auditorio lleno de gente ansiosa y hasta un notario llamado Luis Troncoso. Pero en este caso a los ganadores no les van a dar dinero, sino que tendrán que pagarlo, y será mucho: a partir de 111.000 euros. Pese a ello, Marinela Ciupercovici, una mujer de origen rumano y una hija de 15 años (los mismos que lleva viviendo en España), llora como una magdalena, como si le hubiera tocado la lotería.

En la mañana de ayer, mientras se celebraba el sorteo extraordinario de la lotería de Navidad, el Ayuntamiento de Boadilla del Monte sorteó 91 viviendas de protección oficial, de dos y tres dormitorios, con trastero y garaje, entre 1.048 personas que llevan más de seis años viviendo en este municipio de 48.000 habitantes en el noroeste de la Comunidad de Madrid. Entre los otros requisitos necesarios para participar en el proceso estaban el de no ser propietario de otro piso y tener unos ingresos anuales que no superen 5,5 veces el indicador público de renta a efectos múltiples (IPREM), lo que equivale, para un hogar formado por tres personas, a no ganar al año entre todos más de 52.839 euros.

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Boadilla del Monte —aparte de ser tristemente conocido por su exalcalde Arturo González Panero, El Albondiguilla, uno de los principales actores de la trama Gürtel de corrupción— está entre los municipios más ricos de España. Su renta media bruta por persona casi alcanza ese máximo que debían cumplir los hogares de tres miembros para entrar en el sorteo: 48.537 euros. Se trata de la segunda cifra más alta del país, solo por detrás de otra localidad madrileña, Pozuelo de Alarcón, según las cifras del Ministerio de Hacienda.

Muy cerca de los terrenos donde se construirán las viviendas de protección pública, una zona llamada Valenoso, hay a la venta ahora mismo varias promociones de viviendas nuevas que cuestan tres veces más. “Tenemos que pensar en la gente con menos recursos que quiere quedarse a vivir en su pueblo”, señala el alcalde del municipio, Antonio González Terol (PP).

Este es el caso de Álvaro Fernández, un fornido joven que se dedica a “la seguridad privada” y lleva viviendo en Boadilla del Monte 25 de sus 27 años. Su hermana también había echado la solicitud, pero no le ha tocado casa. A él sí; su bolita salió. Y su gesto de alegría contrastó por fin con los resoplidos de decepción y las blasfemias entre dientes que habían predominado en el auditorio hasta ese momento.

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El sorteo había comenzado pasadas las 10 de la mañana en el centro de formación del municipio. La gran concurrencia —había desde hipsters recién levantados con legañas hasta abuelos perfeccionistas con cuadernos en ristre y parejas con niños vestidos de domingo— desbordó el salón de actos, de tal manera que un buen puñado de asistentes se quedó en el vestíbulo de entrada, donde los organizadores habían colocado sillas y una pantalla desde la que seguir el proceso. A cada bolita, un operario leía el número, que después comprobaba el notario justo antes de que el alcalde anunciara el nombre del agraciado.

Durante un buen rato, la suerte parecía esquivar a los que habían ido a buscarla al centro de formación, pues ninguno de los presentes se identificaba con los números y apellidos que iban saliendo, sin duda de gente que debía de andar en su casa o en el trabajo. Hasta que se levantaron en gesto de victoria los brazos de Álvaro. Después se sucedieron señales de entusiasmo de algunos agraciados más, incluida Marinela Ciupercovici. Es “camarera profesional” y “madre soltera”, recalcaba. Después de 10 años apuntándose a todas las convocatorias para acceder a una vivienda de protección pública, asegura, por fin lo ha conseguido. “Es para mi hija, para que tenga una casa”, decía ayer entre lágrimas muy parecidas a las de algunos de los ganadores de la lotería de Navidad.

Las viviendas (que incluyen otras cuatro adaptadas para personas con discapacidad que no se sortearon ayer), dentro de una urbanización con zonas comunes y piscina, estarán construidas dentro de 15 o 16 meses.

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Sobre la firma

J. A. Aunión
Reportero de El País Semanal. Especializado en información educativa durante más de una década, también ha trabajado para las secciones de Local-Madrid, Reportajes, Cultura y EL PAÍS_LAB, el equipo del diario dedicado a experimentar con nuevos formatos.

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