El periodismo salvaje de Galicia
Natalia Junquera, Rafa Cabeleira, Juan Tallón, Nacho Carretero y Manuel Jabois, moderados por Sonia Vizoso, dialogan sobre su oficio en un acto del 40º aniversario de EL PAÍS
A Juan Tallón le bastaron unas pocas crónicas de partidos de segunda b para que alguien llamara a la redacción a pedir su cabeza. El osado periodista había insinuado en uno de sus textos que había tongo en el sorteo del jamón que se realizaba cada semana en el campo. Al menos no le ocurrió lo de aquel colegiado que tuvo que huir de un pueblo por miedo a un linchamiento colectivo después de lo que el público consideró una equivocada actuación arbitral. El alcalde marchaba a la cabeza de la turba enfurecida. Todo esto sucedió en Galicia, y de todo esto charlaron en un coloquio celebrado este jueves en el pazo de Fonseca, en Santiago, los periodistas de EL PAÍS Manuel Jabois, Nacho Carretero, Sonia Vizoso, Rafa Cabeleira, Natalia Junquera y el propio Tallón. No hay mejor manera de celebrar los 40 años de EL PAÍS que un encuentro para hablar de periodismo.
“Aquel fue mi primer contacto con el periodismo salvaje”, recordó Tallón. De historias bárbaras habló también Nacho Carretero, que dejó claro desde el principio que había venido a hablar de su libro, Fariña, un recorrido por décadas de narcotráfico en Galicia. “Cuando mandé el primer esbozo de lo que quería escribir a la editorial, pensaron que era ficción. Les conté cosas como la del cerdo que apareció muerto por sobredosis”. ¿Parecen cuentos las historias que suceden de verdad en Galicia? Planteó al inicio de la conversación Vizoso. “Yo mezclo invención y realidad cuando escribo y alguna vez me han dicho que lo que menos se creen de la historia es precisamente lo que es verdad”, bromeó Cabeleira.
El grupo de periodistas habló también sobre esa capacidad para fijarse en las pequeñas cosas, en los detalles que pasan inadvertidos y para los que también reivindicaron un papel protagonista en los textos. Tallón se confesó un amante de los “asuntos de poca monta”. Natalia Junquera opinó que “existe talento para contar de forma extraordinaria cosas que son ordinarias y eso tiene que ver con escribir sin darse a uno mismo importancia, mirando con humildad”. Carretero secundó: “Nos fascina la mafia siciliana y los cárteles colombianos, pero no nos damos cuenta de todo el material que tenemos aquí para explotar”.
Ante la exaltación de algunos asistentes, los periodistas defendieron la flexibilidad en el estilo a la hora de concebir las historias, eliminar los corsés y aportar otros puntos de vista. “Por supuesto que es necesaria la crónica seria e informativa, pero hacer las cosas con humor no quiere decir que no me tome de lo que estoy hablando en serio. El humor está muy infravalorado en los periódicos”, apuntó Jabois. Carretero lanzó la idea de que el realismo mágico nació en Galicia, pero fue exportado incluso antes de que en esta tierra se dieran cuenta de que existía: “En América nos llevan mucha ventaja en este sentido, hay que desabotonar la concepción del periodismo”.
Aparte de las anécdotas y el compadreo, también fue un momento para recordar a todos aquellos periodistas que, desde la delegación de EL PAÍS en Galicia “han dado todo para conseguir las mejores fuentes y las mejores noticias”.
Con Félix Monteira a la cabeza primero, Xosé Hermida después y Sonia Vizoso ahora, el equipo ha acompañado a la sociedad gallega desde las páginas del diario con rigor y cercanía. “Aprendí más de periodismo leyendo las crónicas de estos periodistas que en la universidad”, defendió Jabois.
Junquera recordó algunas de esas líneas con las que aprendió su profesión, aquellas con las que empezó Hermida su crónica de una de las manifestaciones del Nunca mas: “En el país de la lluvia, nadie recuerda una multitud de paraguas como la que ayer colapsó el casco histórico de Santiago de Compostela”.
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