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Montjuïc recupera un oscuro capítulo de su historia

Una muestra explica el proceso contra anarquistas por el atentado del Corpus de 1896

Blanca Cia
El castillo de Montjuïc, escenario del proceso sumarísimo contra anarquistas a finales del siglo XIX.
El castillo de Montjuïc, escenario del proceso sumarísimo contra anarquistas a finales del siglo XIX.CARLES RIBAS

Un número de la revista Lo niu Guerrer de 1896 —una publicación editada por la entidad del mismo nombre muy identificativa de la Barcelona a caballo de los siglos XIX y XX— daba cuenta del ritmo de aportaciones de dinero que se habían recogido para ayudar a las víctimas de Canvis Nous. Se recaudaron 3.062 pesetas que se destinaron a los heridos de aquel atentado en la procesión del día de Corpus, el 7 de junio de 1896, en el que fallecieron 12 personas y otras cincuenta resultaron heridas. Un atentado que se sumó a la ya convulsa Barcelona con un pujante movimiento obrero libertario que se enfrentaba a las políticas de los gobiernos de la Restauración y que había sufrido decenas de episodios violentos. Los más sonados en 1893, el primero durante una parada militar en la Gran Via —dirigido contra el general Arsernio Martínez Campos, que fue herido— y el segundo, pocas semanas después, en el Liceo en el que fallecieron 20 personas y otras 27 resultaron heridas por el lanzamiento de dos bombas Orsini aunque una de ellas no estalló. “A diferencia de los atentados de la Gran Vía y el Liceo, en el caso de las bombas que estallaron al paso de la procesión del Corpus de 1896, la autoría nunca se supo y la operación represiva desatada contra el movimiento obrero y anarquista derivó en la detención indiscriminada de casi un millar de personas. No había pistas, se inventaron un relato que acabó con un proceso sumarísimo y una sentencia condenatoria a muerte de cinco personas, otros a penas de entre 10 y 20 años de cárcel y decenas fueron desterrados”, explica el historiador Antoni Dalmau que ha comisariado la exposición El Procés de Montjuïc. Anarquisme i repressió a la Barcelona de finals del segle XIX. La muestra, que ocupa dos de las salas de patio de armas del castillo de Montjuïc, rescata uno de los episodios de la triste memoria de la fortaleza. Probablemente menos conocido que los bombardeos sobre la ciudad del general Espartero, el fusilamiento del pedagogo catalán Ferrer i Guàrdia —después de la Semana Trágica— o el cautiverio de las víctimas del franquismo y el fusilamiento del Companys.

“Del atentado del Corpus se elaboraron dos teorías, que el autor fuera de algún grupo anarquista desconocido o que se tratara de una provocación policial. Fue extraño porque las bombas estallaron no al paso de las autoridades que abrían la procesión del Corpus hacia Santa María del Mar, sino cuando ya estaban dentro. Las víctimas mortales y los heridos eran gente del pueblo”, comenta Dalmau. Revistas de la época, libros, fichas de los detenidos, correspondencia de ellos con sus familias, la sentencia del juicio sumarísimo y otros objetos dispuestos en vitrinas forman parte de la exposición que se podrá ver hasta el 28 de febrero del año que viene. Una muestra que sigue el proyecto del castillo de enfocar episodios vividos en la fortaleza. “Es normal que se haga aquí, porque fue en el castillo donde fueron encarcelados —en unas condiciones infrahumanas—centenares de los detenidos y fue en uno de los fosos de la fortaleza donde mataron a los cinco condenados. De todas formas no deja de ser extraño porque la mayor parte de los visitantes que pasan son extranjeros y no sé qué interés tendrá para ellos esta historia” apunta Dalmau ante el ir y venir de turistas que miran con cara de no entender nada. Salen a los cinco minutos.

Campaña internacional

Entre el material que acumula el Procés de Montjuïc destaca un personaje: el ingeniero cubano catalán Fernando Tarrida del Mármol que también fue detenido en la represión que siguió al atentado de Corpus y preso en Montjuïc. Tarrida, que había abrazado la causa anarquista pese a ser de familia acomodada, logró escapar —”era librepensador pero también tenía influencias”, aclara el historiador— y fue uno de los promotores de una campaña internacional de denuncia de la arbitrariedad del proceso. Una campaña en la que también se involucró Teresa Claramunt, una célebre anarquista de Sabadell que también fue detenida y después liberada. Pese a que la prensa internacional se hizo eco de lo ocurrido no se llegó nunca a la revisión del proceso “en parte por la falta de compromiso intelectual y a la debilidad de la opinión pública de aquella época”, considera Dalmau. Pasaron unos años hasta que en 1900 se produjeron algunos indultos parciales, se abrió un sumario por las denuncias de torturas —así se consiguió la confesión de los cinco que fueron condenados, por ejemplo— que acabó siendo sobreseído y también fue en esos años cuando se permitió el retorno de los exiliados que fueron cerca de 200.

Uno de los montajes de la exposición recrea un fusilamiento.
Uno de los montajes de la exposición recrea un fusilamiento.

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Sobre la firma

Blanca Cia
Redactora de la edición de EL PAÍS de Cataluña, en la que ha desarrollado la mayor parte de su carrera profesional en diferentes secciones, entre ellas información judicial, local, cultural y política. Licenciada en Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona.

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