El ‘apartheid’ de Sudáfrica, visto por Tom Sharpe
La Bienal de Fotografía Xavier Miserachs muestra imágenes captadas por el escritor
Una veintena de imágenes en blanco y negro muestran la mirada fotográfica de Tom Sharpe (Londres, 1928-Llafranc, 2013), figura clave de la narrativa británica más ácida y corrosiva, quien mientras estuvo en Sudáfrica desarrolló esta importante y casi desconocida actividad. En el marco de la celebración de la Bienal de Fotografía Xavier Miserachs para la promoción y difusión de la fotografía documental, el Museo Can Mario de la Fundación Vila Casas y la Fundación Tom Sharpe han presentado un recorrido visual en torno a esta faceta inédita del famoso escritor. La muestra acaba el próximo 27 de noviembre. Unas 5.000 personas han visto las 24 imágenes captadas por el escritor y la fotografía que le hizo June Bristow en 1958, que preside la sala.
Tom Sharpe, fotógrafo (Sudáfrica, 1955 a 1961) muestra un pequeño legado de copias de autor oportunamente preservadas antes de la deportación del literato. Llegó a Sudáfrica en julio de 1951, trabajó como asistente social llevando comida a enfermos de tuberculosis de los suburbios y allí empezó a fotografiar las duras condiciones de vida de la población negra. En 1956 montó su propio laboratorio para dedicarse a la fotografía de manera profesional. Su fuente principal de ingresos provenía de los encargos para retratar vida y niños, pero no abandonó las fotografías que documentaban la precariedad en la vida de barrios negros bajo el régimen del apartheid. Militaba en el partido liberal y estaba políticamente involucrado en el movimiento contra la segregación racial.
Sus actividades de oposición al régimen incluyeron fotografías y nueve obras de teatro. Entre los reportajes fotográficos destaca el que hizo en 1961 del Congreso Nacional Indio, el del Congreso Nacional Africano o el de la prisión de Stofberg. Todas esas actividades provocaron que la policía le vigilara y que finalmente fuera arrestado en 1961 y deportado a Inglaterra, donde llegó después de haber pasado por 5 cárceles diferentes ante su negativa de abandonar el país.
La exposición presenta un conjunto de copias originales —de las pocas que han sobrevivido ya que la mayoría de negativos se perdieron— que captan la cotidianeidad de las personas porque Sharpe, que se convirtió en un testigo privilegiado, valioso y único, buscaba su realidad diaria.
En la mayoría de las imágenes muestra escenas de chabolas ruinosas que servían para dar cobijo a menores y adultos con ropas sucias y rotas. Todos compartían callejones de tierra con gallinas y otros animales. Esa realidad contrasta con media docena de retratos de gente adinerada, con ropajes de calidad y ostentosas joyas.
Se desconoce como llegaron Inglaterra las copias que se pueden contemplar en la muestra, ya que el tuvo que salir del país sin poder llevarse nada. Lo más probable es que fuera su asistenta quien se los mandara. Una vez en Inglaterra siguió haciendo fotografías, pero ya no profesionalmente, y a partir de 1969, cuando empezó a escribir, solo lo hizo de forma esporádica, aunque era una práctica que le gustaba y nunca abandonó.
El padre de Wilt escogió Llafranc, en plena Costa Brava, para instalarse en 1995 y fue allí donde habitó plácidamente hasta que falleció en junio de 2013. La primera acción de la Fundación que lleva su nombre fue la donación a la Universidad de Girona, a finales de 2015, de 100 legajos y 1.200 títulos de la biblioteca de Sharpe.
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