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Montse Venturós

“La independencia no llegará cumpliendo la legalidad”

La alcaldesa de Berga, Montse Venturós (CUP) cree que "es muy bueno que haya una cultura de la desobediencia"

Josep Catà Figuls
La alcaldesa de Berga, en el Ayuntamiento.
La alcaldesa de Berga, en el Ayuntamiento.ALBERT GARCIA

En la plaza de Sant Pere de Berga (Berguedà) hay esteladesen más de la mitad de los balcones. Pero solo una, la que cuelga del balcón del Ayuntamiento, es la que los últimos días ha vinculado al pueblo con los conceptos de desobediencia y rebelión. La bandera independentista ondeó durante las jornadas electorales del 27-S y del 20-D, a pesar de que la Junta Electoral había pedido su retirada. La alcaldesa, Montse Venturós (Berga, 1985), que gestiona la ciudad más grande gobernada por la CUP, se negó a retirar la bandera y, como consecuencia, el juez la citó para escuchar sus explicaciones. Venturós también obvió la cita en los juzgados.

Pregunta. ¿Qué consecuencias prevé tener por sus actos de desobediencia?

Respuesta. Las asumiremos. Si hay un tercer requerimiento, puede ser que llegue una orden de búsqueda y captura y una detención para hacernos personar ante un juez. Puesto que es un proceso político, podría darse otro caso. Decidimos que no quitaríamos la estelada porque no entendíamos el fundamento jurídico en el que se basaba la petición, y porque tenemos un acuerdo plenario del 6 de diciembre de 2012 según el cual la estelada tiene que estar colgada hasta el día de la independencia.

“No utilizamos el desacato para provocar; es nuestra praxis política”

P. ¿Le da miedo lo que pueda pasar a partir de ahora?

R. Todo proceso de ruptura y todo momento histórico como el que estamos viviendo tendrá unas consecuencias que o asumimos o no se llegará a las aspiraciones que tenemos como pueblo.

P. Con Convergència y ERC, ¿van juntos en el camino de las desobediencias o tienen miedo de que los dejen solos? ¿Cuál es el final de este camino?

R. En el caso de la estelada, hemos tenido todo el apoyo, tanto de ERC como de CiU y de los compañeros de ICV. Es cierto que se conciben diferentes maneras de aplicar el enfrentamiento directo con el Estado y, en este sentido, seguramente Convergència sí se hubiera personado ante el juez. Si el objetivo común es conseguir el derecho a la autodeterminación, esto no se puede hacer de manera pactada, porque se ha intentado muchas veces y no hay manera. El Estado no da ningún tipo de vía para resolver este conflicto. Estos pequeños pasos de desobediencia, que ahora con las banderas son puramente simbólicos, habrá un día en el que deberán ser realizados con unidad y con toda la firmeza del mundo para que salgan adelante.

P. Con todas las acciones de desobediencia que se están llevando a cabo, ¿se está creando un clima o una cultura de la desobediencia?

R. Es muy bueno que sea así, porque todos los cambios políticos nacen a partir de toda una serie de acciones que entienden la desobediencia como una herramienta política. Está demostrado que sirve para modificar legalidades establecidas o para buscar espacios diferentes de trabajo. La independencia de los Països Catalans no llegará nunca del cumplimiento de la legalidad establecida.

P. El Ayuntamiento de Berga fue uno de los que abrieron el pasado 12 de octubre y han recibido una carta de la Delegación del Gobierno que les pide explicaciones sobre este hecho. ¿Responderán?

R. Haremos caso omiso, porque no entendemos la legitimidad del Tribunal Constitucional o de cualquier otro tribunal que sirva solo para judicializar temas estrictamente políticos. El día 12 vinieron 25 personas a trabajar e intentaremos hacer lo mismo el día 6 de diciembre.

P. ¿Comparte las palabras del exdiputado de la CUP Quim Arrufat, que dijo que los actos de desobediencia tenían que servir para provocar la fuerza sucia del Estado?

R. La desobediencia no la hacemos ni para presionar a la Generalitat ni para provocar al Estado español. Forma parte de nuestra praxis política.

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Sobre la firma

Josep Catà Figuls
Es redactor de Economía en EL PAÍS. Cubre información sobre empresas, relaciones laborales y desigualdades. Ha desarrollado su carrera en la redacción de Barcelona. Licenciado en Filología por la Universidad de Barcelona y Máster de Periodismo UAM - El País.

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