En ‘L'aplec del Remei’ nada es lo que parece, empezando por el director/a
Xavier Albertí travestido reivindica a Clavé y su obra en el montaje que abre la temporada del TNC
Pocos teatros nacionales del mundo son capaces de abrir la temporada con su director travestido en el escenario al frente de un espectáculo que reivindica a un revolucionario a su vez camuflado de impulsor de una sociedad coral. Un espectáculo que, además, bajo su forma de festiva zarzuela esconde una carga de profundidad política y una mala leche notable. Y es que en L'aplec del Remeique estrena el Teatre Nacional de Catalunya (TNC) en su Sala Gran el jueves (hasta el 2 de octubre), nada es lo que parece. Empezando por su director y creador, Xavier Albertí (responsable además del propio teatro), travestido para la ocasión (incluso en los créditos del espectáculo) como la “aclamada” directora polaca Wanda Pitrowska, y que dirige desde el escenario a la orquesta. Tampoco es lo que mucha gente cree el autor de la obra, Josep Anselm Clavé (1824-1874), cuya faceta de músico y cuyo papel en la historia de música coral se ha impuesto en la mentalidad popular a su dimensión política, al papel que ejerció como hombre de grandes ideales progresistas, activista revolucionario e incesante defensor de las libertades —cosas que le granjearon persecución y exilio—.
Y por supuesto no es lo que parece a primera vista, según recalca Albertí, L'aplec del Remei, obra en la que Clavé, acérrimo federalista republicano, metió sus ideales revolucionarios de izquierdas y de su proyecto social.
“La apuesta es reinterpretar bajo la imprevisible batuta de Pitrowska la primera obra de teatro musical en lengua catalana”, dice Xavier Albertí. En escena aparecen 43 músicos, cantantes y actores, incluidos la orquesta de ESMUC y el Coro de les Glòries Catalanes. El director del TNC —y, en su alter ego de Pitrowska, del espectáculo— recuerda que la pieza se estrenó en el Liceo en 1858 “y desde entonces no se había vuelto a representar”. El nuevo estreno en el TNC significa, recalca, una oportunidad excepcional para descubrir una piedra angular del patrimonio cultural catalán”. Pitrowska, apunta, “está poseída” ante el estreno.
“La apuesta es reinterpretar bajo la imprevisible batuta de Pitrowska la primera obra de teatro musical en lengua catalana”
“Hemos trabajado mucho”, continúa, “para mostrar que detrás de cosas que parecen carrinclones, ñoñas, cursis, está el republicanismo federalista de Clavé y la altísma capacidad satírica del político y escritor”.
Albertí, claveiano a ultranza, deplora el desconocimiento y los juicios que ha hecho sobre el personaje determinada historiografía “montserratina” y recomienda leer en cambio a Ricard Vinyes y su La presencia ignorada. La cultura comunista en Catalunya (1840-1931). “Clavé”, explica Albertí, “ usó en buena parte las sociedades corales que fundaba, La Aurora, La Fraternitat, y por las que es sobre todo conocido, como tapadera de asociaciones de resistencia obrera, en un contexto de dominio político de los reaccionarios y de la censura. La actividad musical debía servir de camuflaje y para recolectar fondos para el asociacionismo de los trabajadores”.
Clavé, amigo de otros progresistas como Monturiol y Abdón Terradas, se la había jugado a menudo y se la seguiría jugando. Padeció exilio y deportación, aunque por un breve periodo, con el sexenio democrático y la I República, fue diputado y tuvo varios cargos públicos.
L'aplec del Remei, destaca Albertí, hace en el fondo lo mismoque Las bodas de Fígaro de Beumarchais y Mozart, por la cual estaría muy influenciada. Vehicular unas ideas revolucionarias bajo la forma de un divertido entretenimiento. La obra contiene encriptado un contenido de parodia que va mucho más allá de la aparente comedia vodevilesca de enredo à la Beumarchais. “Y que de frivolidad en realidad no tiene nada”.
Se trataba, indica, de hacer llegar a la sociedad los valores republicanos (L'aplec del Remei: juntarse es el remedio), y de satirizar a la reina regente, María Cristina de Borbón y a su hija Isabel II (que fueron a tomar los baños a Cataluña como lo hacen Doña Socorro y su hija a Caldes en la obra), y a políticos como O'Donnell. El director se declara “fascinado” por la calidad de la obra de Clavé, la primera, insiste, de teatro lírico escrita en catalán. Y que aunque se la ha intentado hacer pasar por de tercera división, de eso nada”.
El montaje de Albertí (una hora y 25 minutos), con un coro masculino que canta bebiendo de porrones o una mujer golpeando un yunque, tiene una apariencia carlesantesiana. “Sí, en algunos aspectos L'aplec del Remei parece escrita por Carles Santos, lo que es indicativo de la modernidad de composición y de arquitectura musical de Clavé. Santos bebe de esto. Y hay voluntad explícita de hacerle un homenaje”.
De la continuidad de Pitrowska, Albertí recuerda que el personaje nació en un momento de crisis del TNC en el que no le parecía adecuado que el director tuviera tanto protagonismo, así que se creó ese otro yo. Ahora la polaca se ha ganado un sitio en el corazón del público y hasta tiene club de fans que piden para ella la Creu de Sant Jordi...
El director acaba la entrevista diciendo que tiene ensayo y se va a poner las pestañas.
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