Las arquitecturas utópicas de Luciano Denver
El artista ‘construye’ edificios en Colombia, Argentina o Chile a partir de impactantes ‘fotocollages’ que pueden verse en la galería de Daniela Sánchez
La fotografía es, la mayoría de las veces, el único recuerdo que perdura del viaje, el documento de que se ha estado y vivido la experiencia. Luciano Denver (Buenos Aires, 1975) va más allá y reinventa los espacios y las atmósferas que visita a partir de espectaculares fotografías hiperrealistas creando mundos utópicos amables a primera vista pero que descubren, con una mirada atenta y sosegada, grandes dosis de crítica. Una docena de sus últimas obras, realizadas a partir de sus viajes por los Andes y el Caribe, se pueden ver en la exposición Repúblicas que inaugura la galería barcelonesa que dirige Daniela Sánchez.
El arquitecto que lleva dentro el fotógrafo Denver aflora en cada uno de sus enormes fotocollages en los que a partir de sumar elementos de diferentes edificios y paisajes crea nuevas construcciones y ambientes que, a primera vista, podrían pasar por reales, pero no lo son. “Utilizo como medio la arquitectura para plantear qué falta en determinados lugares. Propongo una arquitectura sostenible a partir de los elementos típicos y enraizados de cada lugar, los reproduzco, los traslado y los ordeno en un nuevo espacio, creando una nueva realidad”.
Es el caso de la obra Fábrica de Hielo de Cartagena de Indias, en la que domina un edificio de estilo neoclásico situado junto a un embarcadero que podría ser el escenario de Cien años de soledad de García Márquez, un lugar “necesario por la mala calidad del agua en esa ciudad”; la de Caribbean Bank, institución bancaria de la república caribeña construido junto a la playa en una especie de palacete colonial; la Heladería Cholets, que aparece a los pies de la cordillera de los Andes con elementos de la arquitectura cholets, coloridos edificios que los exitosos negociantes aimaras de Bolivia construyen; la Cooperativa de Agua Dulce, un imponente edificio art déco situado en un paraje más bien seco, o la Biblioteca de mapas, en los andes chilenos. Cada fotografía podría pasar por un cuadro pintado al óleo en el que no son detectables los retoques digitales.
El artista, que en estos últimos años reside en Bogotá, vivió y expuso en Barcelona entre los años 2002 y 2005 y participó en tres ediciones de la feria de arte madrileña Arco. “En mis obras no aparecen personas para que así el espectador pase a ser el habitante de estos escenarios y los haga suyos”, responde tras preguntársele por la ausencia generalizada de figuras humanas, aunque sí que abundan animales como perros, cabras y algún gato, que parecen campar a sus anchas en espera de que vuelva algún humano. La ausencia de personas crea, no obstante, cierta incertidumbre y hace cuestionar al espectador qué ha pasado o dónde están los habitantes de esos escenarios.
Las fotografías son herramientas para el fin último, que sería construir esos edificios. Todos pueden construirse y ese es el plan, porque las imágenes están hechas a escala 1:40”, explica Denver, contento porque ya ha recibido un encargo. “Hay una propuesta real en el departamento de Chocó, Colombia, de renovar un teatro que está perdido en la selva, que ocupaba la guerrilla y que se desea recuperar tras la reciente firma de paz. La idea es devolverle el aspecto que tenía. En un año podría estar”.
Denver es la primera propuesta de Daniela Sánchez y su galería pop up, que abrió puertas el pasado jueves. “Estaremos aquí dos meses, mientras dure la muestra; luego, no lo sé. Me encanta descubrir nuevos espacios llenos de joyas que conversan con la obra, como ocurre aquí”, explica la galerista en referencia al sótano del local (Lluís el Piadós, 4), que fue hasta hace poco un after clandestino y, en su origen, un almacén de telas. En los próximos dos meses será una galería en el barrio cool de La Ribera de Barcelona donde proliferan nuevos comercios y espacios para el arte.
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