La larga galopada del Hipódromo
La institución inaugura un museo dedicado a su arquitecto, Eduardo Torroja, y un libro sobre la historia de este espacio en sus 75 años de existencia
Durante la Guerra Civil, el actual Hipódromo de la Zarzuela, un espacio que los domingos se llena de colores y adrenalina, fue un campo de batalla en el que se dejaron la vida decenas de personas. La actual presidenta del Hipódromo, Faina Zurita, recuerda que en su primer día de trabajo se cruzó con un coche de los Tedax, técnicos de la Policía Nacional especializados en la desactivación de artefactos explosivos, que transportaba un proyectil aún sin explotar de alguna batalla.
La obra de estas instalaciones comenzó en 1935, se paralizó durante la contienda y se terminó e inauguró finalmente en 1941. El Hipódromo, que forma parte de Patrimonio Nacional y cuya vida está ligada íntimamente a la historia de España, celebra esta temporada su 75 aniversario, una ocasión única que merece incluir varias novedades y reivindicar su papel como espacio de ocio en el siglo XXI. A fin de poner en el calendario esta fecha tan especial, el hipódromo ha inaugurado La Pelousse, una pradera a pie de pista para que público disfrute de las carreras de caballos lo más cerca posible. Para Zurita, esta novedad, de casi 6.000 metros cuadrados de hierba, que ha puesto el broche a las obras de rehabilitación de las instalaciones, “es la joya de la corona”.
Otra de las sorpresas que este cumpleaños trae consigo es la inauguración del Museo Eduardo Torroja, que tiene como fin homenajear a este conocido ingeniero. Torroja fue el autor de las tribunas del hipódromo, declaradas Bien de Interés Cultural en 2009 y que también son Premio Nacional de Arquitectura. La exposición permanente abrirá el 23 de octubre, día en el que se celebrará una de las jornadas más importantes del año en el hipódromo, el Día de los Campeones. Se trata de una carrera que reparte casi 200.000 euros en premios.
Esta carrera, la segunda mejor dotada económicamente de España, es conocida históricamente como el memorial duque de Toledo, porque el rey Alfonso XIII utilizaba ese nombre para competir con los caballos que eran de su propiedad. El 13 de noviembre, unas semanas antes de que finalice la temporada (el día 27), también tendrá lugar el Gran Premio 75º Aniversario, dotado con 51.000 euros, 30.000 de ellos solo para el ganador. “Tenemos una temporada muy atractiva, tanto para el aficionado, con muchísimas carreras y premios, como para los menos entendidos, con una amplia oferta de ocio y gastronomía”, explica Zurita.
Hace ya mucho de los tiempos en el que el hipódromo era un recinto al que solo acudían las élites. Desde el hipódromo quieren que esta visión anticuada y elitista desaparezca de una vez y los madrileños tomen conciencia de las oportunidades que ofrece este espacio. “En su origen las carreras estaban relacionadas con la aristocracia y el glamour, pero hoy en día esa imagen dista mucho de la realidad. Hoy es un espectáculo al que a un adulto le cuesta cinco euros entrar y los niños hasta los 14 años pasan gratis. Es un plan vibrante que puede entender cualquiera, todos los domingos se llena de familias de todo origen y condición”, asegura la presidenta.
Como ejemplo de la progresiva democratización que ha ido experimentando el hipódromo, Gerardo Torres, director de carreras, explica que muchos de los caballos que residen en las cuadras pertenecen a varios propietarios a la vez para ahorrar costes. “Este es un deporte apasionante, y el único que te ofrece la oportunidad de sentirte protagonista a través del caballo. Si el caballo te pertenece, es como si corrieses tú. En el pasado era muy poco común que un caballo perteneciese a más de una persona, pero ahora es muy frecuente esta multipropiedad”. Torres asegura que esta modalidad está muy en boga y que el hipódromo alberga en sus cuadras ejemplares que son propiedad de 18 o de 25 personas. “En la actualidad tenemos más de 400 caballos, menos que en invierno porque muchos se trasladan a San Sebastián para competir en verano. Hay propietarios que tienen 15 caballos, pero también muchos amigos que han descubierto su verdadero hobby y han decidido disfrutarlo compartiendo gastos de esta forma”.
Aun así, este deporte no es apto para todos los bolsillos, y de ello también son conscientes en el hipódromo. El mantenimiento de un caballo de carreras, todos purasangre ingleses, ronda los 1.000 euros al mes. Por eso los asistentes que no estén en posición de hacer este dispendio tienen la oportunidad de apostar todos los domingos a un módico precio y hacer la jornada más interesante.
Savia nueva
Para Torres, al Hipódromo de la Zarzuela todavía le queda mucho camino por recorrer. Una senda que augura muy prometedora. “En otros países, como Francia, la afición a este deporte es mucho mayor y su contribución al producto interior bruto es reseñable. Entre nuestros planes está la idea de abrir una escuela de profesionales, donde aprendan a montar futuras promesas y se genere una cantera. Y no solo de jockeys, sino también de veterinarios, operarios, etcétera”.
Zurita, presidenta del hipódromo desde 2012, comparte esta opinión sobre el futuro del recinto. “Este es un mundo que ha costado trabajo modernizar, pero estamos avanzando. El hipódromo prima su actividad principal, que son las carreras, y eso es lo más importante, pero competimos con una oferta muy amplia de ocio y cada vez la diversificación que ofrecemos es mayor. Se realizan eventos privados, desfiles, fiestas, reuniones, pero siempre sin olvidar la esencia de la instalación”, añade.
Jaime Gelabert también es ejemplo del porvenir hacia el que avanza el hipódromo. Con tan solo 19 años, un peso inferior a 50 kilos y un gran premio en su vitrina, Gelabert, bisnieto, nieto e hijo de jockeys, es una de las figuras más prometedoras. Entrena seis días a la semana y el séptimo compite, pero afirma que si te adentras en este deporte y no te da miedo, es una pasión que no conoce límites. “Dejé el fútbol por esto, quiero dedicarme a ello y no me importa la exigencia”, declara.
Nueve años sin carreras de caballos
1935. Se aprueba la construcción del Hipódromo de la Zarzuela por tres millones de pesetas, pero la Guerra Civil la interrumpe un año después.
1941. El recinto abre sus puertas, sustituyendo al antiguo hipódromo de La Castellana, ubicado en Nuevos Ministerios.
1992. Patrimonio Nacional cede la concesión del hipódromo a la empresa Hipódromo Madrid.
1996. Este año se celebró la última carrera de caballos en el recinto hasta 2005. Hipódromo Madrid se declaró en suspensión de pagos.
2003. Patrimonio y el Hipódromo de la Zarzuela se hacen cargo de la gestión y reabre en 2005.
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