El Hipódromo legaliza su nueva cara

La crisis no ha pasado de largo por el Hipódromo de La Zarzuela. El año pasado tuvo 3,1 millones de pérdidas. Hubo menos público -una media de 1.778 personas por jornada- y menos recaudación en las apuestas. Las obras en el recinto probablemente también influyeron en los malos resultados económicos, así como el hecho de que el Ayuntamiento de Madrid había prohibido el año anterior usar las terrazas a modo de discoteca al aire libre fuera del horario de las carreras nocturnas. No tenía la licencia necesaria. Pero los gestores del Hipódromo están decididos a buscar la rentabilidad de ese espacio inaugurado en 1941. El Ayuntamiento les dio ayer un empujón al aprobar el plan especial que regula la reforma del Hipódromo, declarado Bien de Interés Cultural (BIC) en 2009.

El gestor del estadio quiere construir pistas de pádel en el recinto

El Consistorio prohibió las fiestas nocturnas excepto en día de carreras

El espacio inaugurado en 1941 estuvo cerrado casi durante una década

Se han invertido 65 millones desde 2005 en mejorar las instalaciones

El documento urbanístico, que estará un mes en información pública, permite hacer las obras necesarias para rehabilitar el recinto, pero respetando las estructuras protegidas, aseguró ayer el Ayuntamiento, que añadió que se trata de "un primer trámite". Sin embargo, cerca del 70% de las obras ya están hechas. Los gestores del Hipódromo ya han rehabilitado la pista, las tribunas -entre ellas la principal, cubierta por el célebre voladizo construido por el ingeniero Eduardo Torroja-, una de las dos zonas de cuadras, el aparcamiento, los accesos... Los trabajos han durado tres años y han incluido, por ejemplo, el derribo de edificaciones añadidas a lo largo de los años al proyecto original. El plan aprobado ayer viene a regularizar unas obras ya hechas que, según la Concejalía de Urbanismo, hasta ahora se habían ido autorizando mediante licencias puntuales.

La sociedad Hipódromo de La Zarzuela, encargada de gestionar el recinto, confía en poder ampliar las actividades mucho más allá de las carreras. Entre otras cosas, tiene intención de construir una zona deportiva con varias pistas de pádel, confirma su presidente, Mariano Casado. El plan especial aprobado inicialmente ayer establece "la ordenación de la finca, para distribuir las distintas actividades por zonas", señala. La sociedad también quiere impulsar la iniciativa de restauración en el recinto. Actualmente ya hay varias carpas en las que se celebran eventos de empresa o de otro tipo, e incluso bodas. Pero la idea es ir más allá y aprovechar los tiempos muertos entre carrera y carrera. "Queremos instalar barras de bar en los hall de las tribunas", explica Casado.

El objetivo de las reformas: rentabilizar una finca de 110 hectáreas, propiedad de Patrimonio Nacional, que no acaba de despegar como polo de atracción del ocio de los madrileños. El Hipódromo celebró el año pasado 246 carreras en 43 jornadas, siete de ellas en sesión nocturna los jueves. Fueron más que en 2009 (200 carreras en 34 jornadas), pero ganó menos dinero. Hasta hace un par de veranos el Hipódromo había tratado de reconvertirse también en terraza de verano. Su oferta de ocio nocturno consistía en una discoteca al aire libre, instalada en el jardín, que llegó a ser bastante popular entre los adolescentes. Pero acabó en el verano de 2009.

La Concejalía de Urbanismo emitió una orden de cese de actividad a raíz de la denuncia de un particular. El Hipódromo no tenía licencia de funcionamiento para su uso como local de copas -tampoco para celebrar bodas, al menos en aquel momento-. La orden exigía el cierre "o se precintarán las instalaciones". "Dejamos de hacerlo", confirma Casado. "Ahora solo funciona los días en que hay carreras", añade. Las Noches del Hipódromo -así es como se llaman las sesiones nocturnas- se han programado este verano los jueves de junio y julio tras la jornada de competición. El horario, desde las 21.00 hasta las 4.00. A partir de la 1.00, la entrada cuesta 10 euros con copa incluida. También se puede cenar y la organización pone autobuses gratuitos desde Moncloa.

La historia del Hipódromo de La Zarzuela, Premio Nacional de Arquitectura, ha sido azarosa. Empezó a construirse en 1935 y prácticamente se acabó el año siguiente, pero la Guerra Civil retrasó su inauguración hasta 1941. Nueve proyectos se presentaron al concurso, que ganaron los arquitectos Carlos Arniches y Martín Domínguez, junto con el ingeniero Eduardo Torroja. Fue este último el que diseñó la innovadora tribuna, cubierta por una estructura hecha de láminas de hormigón armado que vuela casi 13 metros con un sencillo anclaje posterior. La marquesina supuso una innovación en los sistemas de construcción de la época.

El Hipódromo celebró carreras de caballos ininterrumpidamente hasta 1996, cuando cerró por la inviabilidad de la empresa gestora. Patrimonio Nacional convocó dos concursos para adjudicar la gestión, pero no salieron adelante. En 2003, la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI) y Loterías y Apuestas del Estado (LAE) constituyeron la sociedad Hipódromo de La Zarzuela, que fue la encargada de reabrir el recinto en 2005. Desde entonces y hasta el año pasado se han invertido 45,3 millones -más otros 20 de Patrimonio Nacional- en ampliar las instalaciones, pero también en devolver al recinto su aspecto original. Cuando acaben las obras los edificios protegidos recuperarán el diseño que lucieron en los años treinta.