La Sagrada Familia ‘araña’ el cielo
A un ritmo de 25 millones de euros anuales de ingresos, el templo prevé culminar las torres en 2020 y acabar el conjunto en 2026
El ritmo de construcción de la Sagrada Familia va a toda vela. Cuando ya se ha llegado a la mitad aproximadamente de la altura que tendrán las torres más altas—la de Jesús alcanzará los 172 metros, la de la María 140 y las cuatro de los Evangelistas 135— los responsables de las obras calculan que si se mantiene el ritmo actual de ingresos, de 25 millones de euros anuales, las torres se culminarán en 2020 y seis años más tarde se podría dar por terminada la construcción arquitectónica del templo. En 2015, la Sagrada Familia recibió 3.722.000 visitantes, un 14% más que en 2014. Una progresión de visitas que en buena medida está asociada a la actividad crucerista de Barcelona ya que el 18% de los visitantes son de Estados Unidos, básicamente de turistas de cruceros, según datos facilitados por el templo. Después de los norteamericanos, el 16% proceden de Francia, el 10% son italianos y el mismo porcentaje son de Reino Unido y de España. Por detrás está Japón, que representa un 8% y China, con el 6%.
Pese a la rapidez del avance de las obras en el interior del complejo del templo, que tendrá 18 torres, hoy por hoy es difícil percibirlo desde la calle. Hace falta encaramarse a un edificio de cierta altura del entorno más próximo a la Sagrada Familia —o sobrevolarla literalmente —para tener una idea de cómo la piedra araña cada vez más el cielo.
Y es ahora cuando se acomete una técnica constructiva especial con un sistema de paneles de grandes bloques de piedra —de cuatro por cinco metros— que se armarán fuera del templo y se montarán uno por uno en forma de anillas en cada una de las torres.
Bloques de piedra tensados en su interior con barras de acero “para poder soportar fuertes rachas de viento y riesgos sísmicos”, según explicó el arquitecto jefe del templo, Jordi Faulí. Una técnica que permite construir las torres con grandes paneles que son prefabricados en una sola pieza en unos talleres que están fuera de la ciudad y se transportan para su montaje. Un método, denominado piedra posttesada, que no se ha utilizado en construcciones de tanta altura, reconoció Faulí que, no obstante, aseguró que técnicamente pueden garantizar la seguridad del sistema.
Dos de esos grandes paneles se podrán ver en las jornadas de puertas abiertas que celebrará la Sagrada Familia este fin de semana. A día de hoy se ha culminado el 70% del templo. Faulí afirmó que será a partir de 2018 cuando se verá crecer “las torres de verdad, cuando la de María llegará a los 13 niveles y ya se habrán construido los puentes entre las torres”. Probablemente será a partir de ese año cuando el skyline de Barcelona cambiará. Hasta ahora, las torres más altas de la ciudad son las torres Mapfre y el edifico que proyectó Jean Nouvel junto a la plaza de las Glòries. Todas ellas no sobrepasan los 150 metros de altura. Cuando esté acabada la torre de Jesús, la central del templo, se convertirá en el elemento constructivo más alto de Barcelona con sus 172 metros. Esa torre, a diferencia de la de María, se podrá visitar.
En cuanto a la voluntad de la junta del templo, manifestada en más de una ocasión, de culminar el proyecto original de Gaudí y crear la plaza de acceso por la fachada de la Glòria —la de la calle Mallorca— que conllevaría la expropiación de prácticamente dos manzanas de viviendas y negocios, Faulí precisó que, en este momento, no es una prioridad y el objetivo es acabar las torres y los elementos que rodean la fachada de la Glòria.
Sin control municipal
Todo parece indicar que los responsables de la Sagrada Familia no quieren poner sobre la mesa del gobierno municipal de Ada Colau la posibilidad de proseguir con el objetivo de crear la plaza que ideó Gaudí. Constructivamente, el templo avanza año tras año sin la intervención o control de ningún técnico municipal. “Cuando quieran, tienen las puertas abiertas pero no se trata de una obra nueva, sino que seguimos avanzando con el proyecto original que cuenta con la licencia que se pidió en su momento al municipio de Sant Martí de Provençals”, argumentaba Faulí a preguntas de este periódico.
A lo largo de este año, se ha finalizado el pórtico de la fachada de la Pasión —el de la calle Sardenya— con un conjunto de 18 columnas y la sacristía de Ponent. Y antes de que finalice el año se modificará el acceso con controles de seguridad similares a los de los aeropuertos.
Mientras el templo va creciendo, la fachada original de Gaudí, la del Nacimiento, será restaurada. “De momento se ha encargado un plan director que haga un proyecto completo de la intervención que necesita. Se construyó en 1930 y requiere una restauración en profundidad para solucionar las grietas, limpiar y rehacer elementos que se han dañado con el paso del tiempo”, explicó Faulí desde la terraza de un hotel cercano al templo, un mirador excelente del estado actual de las obras.
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