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Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Humo de fábrica en el Saló de Cent

El pregón del de Sant Adrià no se olvidó de nadie en su prolífico recorrido por la cultura popular, marginal y obrera

Francesc Valls
El escritor Javier Pérez Andújar, durante la lectura del pregón.
El escritor Javier Pérez Andújar, durante la lectura del pregón.Albert Garcia

La Barcelona del humo de fábrica, ese que están hartos de respirar los que, como Joan Salvat Papasseit, saben lo que es guardar fusta al moll, llenó el Saló de Cent de la mano del escritor Javier Pérez Andújar.

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El pregón del de Sant Adrià no se olvidó de nadie en su prolífico recorrido por la cultura popular, marginal y obrera que solo puede conocer quien como él tiene carnet de oro de la internacional de los bloques, una distinción que no da derecho a descuentos pero sí a conocer con efectos retroactivos los antros en la gran Barcelona donde intercambiar las novelas de Mortimer Cody o de Curtis Garlanddonde. Eso solo lo saben quienes pueden contar batallitas, como el abuelo Cebolleta. Esas obreras y obreros que cuando alzaban el puño levantaban el bocata, esos barceloneses que han convertido la capital catalana en una ciudad de tebeos y de fábricas, de diferentes tipos de bocadillos, como explicó Pérez Andújar.

La transición tuvo sus peajes. Durante años se puso sordina a nombres como el de Manuel Fernández Márquez, obrero de la térmica del Besòs asesinado por el franquismo, en 1973, como dos años antes lo había sido Antonio Ruiz Villalba, trabajador del taller 4 de Seat. Por eso es importante que el humo de fábrica se expanda y ponga nombre a las cosas.

Javier Pérez Andújar hizo anoche una oda a toda esa Barcelona olvidada, dedicada especialmente a los sin suerte o sin derecho a ella. Esos ciudadanos que llenan cárceles, duermen en la calle o en pisos de 40 metros cuadrados, eso sí, con tresillo. Entre ellos ha habido entusiastas de Carpanta, admiradores de Nazario, viejos lectores de El Papus, adoradores de la Banda Trapera del Río o de ese Manolo Escobar que vivió el barrio de la Salut de Badalona. Todo ellos integraron esa cultura universal que rompe fronteras. Quizás por eso la alcaldesa de Badalona y el alcalde de Sant Adrià de Besòs no quisieron perderse el pregón de Pérez Andújar en el Saló de Cent. Eso sí, la homenajeada principal fue la Fiesta de la Mercè de esa ciudad que no quiere olvidar a ningún barrio, como el inmortal Gato Pérez que nació en Buenos Aires, pero eso no importa –dijo Pérez Andújar-, porque cuando lo hizo era muy pequeño.

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