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Condena de 11 años al capo Vázquez Roma tras confesar una gran descarga de coca

La Audiencia de Pontevedra impone a 18 miembros de la banda penas que suman 93 años de cárcel y 3.000 millones de euros en multas

Astillero de Vázquez Roma en Viana do Castelo (Portugal).
Astillero de Vázquez Roma en Viana do Castelo (Portugal).LALO R. VILLAR

Ramiro Vázquez Roma, de 50 años, uno de los capos gallegos que surgieron en la pasada década aprovechando la época de bonanza de los desembarcos de cocaína en la costa sur de Galicia, fue condenado a 11 años de prisión y multa de 300 millones de euros. Junto a Roma, que llegó a un acuerdo de conformidad con la fiscalía al confesar los hechos, también fueron condenadas otras 17 personas por participar en un desembarco fallido en octubre de 2007 que permitió rescatar del mar tres toneladas de cocaína que habían lanzado los tripulantes de las dos planeadoras cuando eran hostigados por medios marítimos y terrestres de Aduanas.

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La sentencia que el tribunal de la Sección Cuarta de Pontevedra tardó un año en redactar, contempla como atenuante la demora de otros nueve en la instrucción, además de la confesión del propio Ramiro Vázquez que implicó prácticamente a toda su extensa camarilla de colaboradores. El fallo, que retira la acusación a los procesados la integración a grupo criminal, impone penas que suman los 93 años de cárcel al clan liderado por el marinero de Cambados (Pontevedra) y multas que suman 3.000 millones de euros por los delitos de narcotráfico y blanqueo.

La Audiencia también ordena en sentencia el decomiso definitivo y la adjudicación al Estado de 13 fincas, nueve vehículos y casi un millón de euros en efectivo que fueron intervenidos en la redada policial y que pasarán a formar parte del Fondo de Bienes Decomisados.

La confesión en el juicio de Ramiro Vázquez que le llevó a pedir perdón públicamente por ello, arrastró a sus colaboradores aunque algunos de ellos negaron su implicación en los hechos. El capo, que construía sus propias planeadoras en un astillero en Portugal y atendía pedidos de importantes cárteles sudamericanos, admitió estar al frente del grupo.

Explicó con detalle que los sudamericanos que le había contratado la construcción de las lanchas le propusieron también realizar la descarga de la droga en tierra, a lo que accedió, ocupándose de reclutar a las personas que llevarían a cabo las vigilancias y la descarga en tierra así como coordinar toda la operación.

Reconoció que las dos lanchas que se intervinieron se habían construido y pertrechado en Vianapesca, dedicada a la construcción de naves ubicada en Viana do Castelo (Portugal), de la que su mujer, Dolores Millán Leiro (condenada a dos años por delito de blanqueo), era socia de Jorge Lorenzo Santiago, gerente de la empresa y condenado a 10 años de prisión y multa de 400 millones aunque negó los hechos.

Idéntica condena le cayó a Juan Antonio Garre Lázaro al que su jefe también delató, pese a que lo negó todo, como intermediario entre los sudamericanos proveedores de la droga que encargaron las lanchas y que el propio Jorge Lorenzo preparó con radares y combustible.

Ramiro Vázquez, según consta en los autos, también delató a otro de los condenados, Samuel Gómez de la Torre, como la persona que accedió a figurar como titular de las dos embarcaciones, a cambio de que cuando terminara la operación se quedaría con los motores. Al igual que a su sobrino José Manuel Vázquez Roma, Emilio Sineiro Fernández, José Luis Alonso Roma y Alexander Sinitsyn. Todos ellos, según confesó su propio jefe, tenían el cometido de realizar labores de vigilancia y ayudar en la descarga de la droga en tierra, mientras su cuñado, Santiago Casal Otero, realizaba funciones de chófer, debiendo trasladar de aquí y allá a los que colaboraban en las labores de vigilancia durante la descarga.

Además, Ramiro Vázquez se reconoció como interlocutor en los pinchazos telefónicos que sirvieron de prueba de cargo al Ministerio Fiscal y fue identificando uno por uno a sus cómplices. Así desveló el significado de algunas frases en clave como la de “dos o cuatro albañiles” (con la que se refería al número de personas que iban a ir en cada embarcación), “aparatos que dan vueltas” (en alusión a los radares), “vino para la fiesta” (gasolina para las lanchas) o “jaivota” (el helicóptero de Aduanas).

En la madrugada del 29 de octubre de 2007, cuando cayó Ramiro Vázquez escapando en un todoterreno cuando iba a enfilar el puente de Rande, sus teléfonos no paraban de trabajar. Admitió ser el autor de frases como “reventó todo” o “estampida”, con la que ordena a sus hombres que huyan a los que luego delató.

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