“Lo bueno de Barcelona se ha reproducido en Madrid”
Entrevista a Jordi Tort, gerente del teatro de La Abadía
Pregunta: ¿Para dar voz al teatro amateur, a los jóvenes que quieren dar el salto a la profesionalidad, Madrid ha ganado espacios y recursos alternativos mientras que Barcelona los ha perdido?
Respuesta: No estoy de acuerdo. En los Teatros de la Abadía traemos producciones de Barcelona, algunas de las cuales pueden entrar en esta descripción, aunque son producciones ya contrastadas. El ecosistema de Madrid es más grande, hay más actividad. Si quieren hacer una producción propia, posiblemente en Madrid tendrán más opciones de subsistir. Pero a nivel de salas, Barcelona tiene alternativas desde hace muchos años, y en Madrid no hay muchas más. La situación es bastante similar para las compañías que empiezan.
P. La próxima temporada la compañía Señor Serrano actuará en la Abadía. ¿Grupos innovadores como este, o Carles Santos en su momento, replican en Madrid la buena acogida que han tenido en Barcelona?
Perfil
Jordi Tort (Barcelona, 1968) es desde 2013 el gerente del Teatro de La Abadía de Madrid, un centro dramático y de estudio escénico que abrió sus puertas en 1995. Su sede es un espacio espectacular, una antigua capilla en el barrio de Chamberí. Su principal patrono es la Comunidad de Madrid, aunque también están presentes, en la fundación, el Ministerio de Cultura, el Ayuntamiento y patronos particulares. Tort admitía el día de la entrevista un “sinvivir por saber quién será el nuevo director de los Teatros del Canal”. Los Teatros del Canal fueron fundados en 2009 por el gobierno autonómico y con el polémico Albert Boadella al frente. Poco días después de esta entrevista se anunció que Àlex Rigola, otro catalán, relevaría a Boadella, con el visto bueno de otra presidenta del PP, Cristina Cifuentes.
Las obras de Rigola se representan casi cada año, desde 2002, en La Abadía. También han dirigido en este teatro desde Sergi Belbel a Carme Portacelli; Mario Gas estrenará en septiembre una nueva versión de Incendios —la obra de Wadji Mouawad—, con actrices catalanas como Núria Espert, Laia Marull o Carlota Olcina. Los catalanes que pasan por la Abadía son legión. Tort me lo cuenta desde Almagro, donde se había trasladado para la representación de La Celestina, producida por la institución que gestiona. Tort había sido anteriormente gerente de la Orquesta de Córdoba, director de producción del Liceo (2006-2010) y subdirector del Lliure (1998-2006).
R. Pongo en duda que esto triunfe tanto en Barcelona. Si hablas con Señor Serrano te dicen que su mercado está fuera de España, que en Barcelona tienen problemas para producir en condiciones, y en Madrid un poco lo mismo. Estos espectáculos más arriesgados funcionan más en Barcelona, es mi impresión, aunque quizá funcionaban mejor en la década de los 80. Mi teoría es que todo lo bueno del ecosistema de Barcelona se ha reproducido en Madrid, porque han venido profesionales de Barcelona. En Barcelona ha habido más propensión a hacer una investigación y a difundir espectáculos que mezclan lenguajes, más allá del teatro tradicional.
P. ¿Los públicos son diferentes? ¿Incendios tiene una recepción diferente en Madrid o en Barcelona?
R. Sobre el papel, el público es el mismo, aunque a veces hay sorpresas y obras traducidas no funcionan en una plaza o en la otra. El público es más o menos el mismo. Me preocupa más que tenemos que segmentar bien nuestro público. Es decir, el mismo tipo de target ha de funcionar en una ciudad o en la otra. El target de Señor Serrano es el mismo en Barcelona y en Madrid, que al mismo tiempo es diferente del de Incendios, que debe ser similar en ambas ciudades.
P. ¿Por qué hay tantos catalanes en posiciones importantes de la cultura de Madrid, como puede ser su caso?
R. No creo que ahora en Madrid haya una gran efervescencia de catalanes, o más catalanes que en el pasado. Históricamente hemos visto a Nuria Espert, a Lluís Pasqual y a Borjá Sitjá dirigiendo el Centro Dramático Nacional, a Mario Gas dirigiendo el Teatro Español. Josep Maria Flotats no ha dirigido ningún centro oficial pero ha estado muy presente. Se ha invitado a directores como Joan Ollé [el último trabajo de Ollé en Madrid, en el Teatro Español, fue La plaza del Diamante]; Àlex Rigola ha estado en la Abadía y en el Centro Dramático Nacional, también Carme Portacelli. A medida que el ecosistema teatral crece, aumenta la presencia de profesionales de todo el territorio. Desde los 80 ha sido así, y luego con la aparición de los Teatros del Canal llega Albert Boadella o yo mismo en la Abadía.
P. ¿Pasa esto a la inversa, en Barcelona?
R. En Barcelona también hay gente de fuera. En el Teatre Lliure está Aurora Rosales, madrileña, en una posición similar a la mía. Y adjunta a la dirección artística del Liceo está Leticia Martín, que no es catalana. No hay tanta gente de fuera de Cataluña en las instituciones de Barcelona porque su ecosistema es considerablemente más pequeño que el de Madrid. Es verdad que a la hora de invitar a creadores, en Barcelona se piensa un poco más en el creador del territorio y no en el de fuera. No sé si es una cuestión de las dimensiones del ecosistema o de mentalidad. También es la manera que los creadores del territorio crezcan con un poco más de trabajo.
P. ¿Para tener una proyección en Barcelona hay que pasar por el Teatre Nacional de Cataluña (TNC) o por el Lliure? ¿Esto se replica en Madrid, que hay que representar en según qué teatros para tener un prestigio?
R. No creo que un autor tenga que pasar por un teatro institucional para ser reconocido. Los autores catalanes que están apareciendo, salen también de la Sala Beckett, o fenómenos de salas independientes como el Llibert de Gemma Brió. En Madrid pasa lo mismo. Miguel del Arco hizo La función por hacer en el Teatro Lara y de allí pasó a la Abadía. Los teatros institucionales están llamados a captar este talento, darle posibilidades de trabajo y mostrarse a la sociedad.
P. ¿Creen que entre Barcelona y Madrid se están levantando dos realidades paralelas también en el sector cultural?
R. Quizá hay alguna rivalidad entre compañías, pero queda en un segundo término al lado de la colaboración y el buen entendimiento entre la mayor parte de las entidades. El público de Federico García Lorca, dirigida por Àlex Rigola, fue una coproducción de la Abadía con el TNC. Creo que el sector teatral podría fomentar el ejemplo de buena convivencia más que de rivalidad.
P. Me refería a los efectos de la crisis política. ¿Existen estos efectos? ¿O causa más problemas para una coproducción la crisis económica?
R. Sí, sin duda, la crisis económica afecta más. Piensa que gestamos la coproducción de El Público con el TNC durante el momento de más furor de la crisis política. La crisis política no ha supuesto demasiado inconveniente. Siempre hay alguien que dice “oh, hay demasiadas compañías catalanes”, y en Barcelona seguro que hay alguien que lamenta que el TNC coproduzca con una compañía castellana. Esperemos que sean comentos lo más aislados posibles.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.