Experimento de autogobernanza en Madrid
Un colectivo vecinal negocia con el Ayuntamiento rehabilitar el mercado de Legazpi. Su experiencia, un interesante modelo de gestión
Jacinto se jubiló hace unos años como profesor en la Facultad de Medicina de Alcalá de Henares. Es culto y siempre respeta el turno de palabra en la asamblea semanal del Espacio Vecinal Autogestionado de Arganzuela (EVA) a la que asiste. “Desde que estás en EVA, has aprendido yoga y de todo”, bromean varios de sus compañeros.
Unos diez vecinos del distrito de Arganzuela (152.304 habitantes) debaten cada martes los avances de las reuniones con el Ayuntamiento de Madrid para dotar de actividad al abandonado mercado de frutas y verduras, perteneciente a Patrimonio.
“EVA nació para paliar las carencias del barrio y llenarlo de proyectos”, relata uno de los miembros de la asociación, que tiene dos años de vida. Tras meses de líneas rojas, el pasado mes se constituyó la primera mesa de trabajo conformada por los vecinos, la concejal de distrito Rommy Arce y representantes de Urbanismo, Hacienda y Patrimonio.
Entre las partes hay un punto común que se llama “gobernanza”. Se inspira en ciudades como Berlín o Ámsterdam, que transforman espacios en desuso en laboratorios de creación. “Queremos construir tejido social, ser un referente”, cuenta Santiago, publicista y vecino de Arganzuela. “Hay 120 proyectos listos para entrar al edificio: brecha tecnológica, open data, música, crianza... Nuestro modelo es el de la economía colaborativa”, añade.
El colectivo se formó con todas las agrupaciones del barrio, tanto comerciantes como asociaciones culturales y profesionales y vecinos de Madrid cuando Ana Botella aún estaba en la alcaldía y quería construir frente a Matadero un mercado gourmet. EVA propuso un centro que acabara con las deficiencias del distrito.
La propuesta llegó al Ayuntamiento cuando se hallaba en manos del PP, pero el plan no se puso en marcha hasta la entrada en el Consistorio de Ahora Madrid. Conquistaron 1.000 metros cuadrados en el exterior, donde ahora hay un cine y un huerto urbano. En el interior del mercado, que suma 22.240 metros cuadrados, el Ayuntamiento prevé poner en marcha una biblioteca y espacios para los vecinos y para funcionarios. El coste, que se sitúa por encima de los 50 millones de euros, se pretende amortizar con el ahorro de los alquileres de las oficinas donde ahora trabajan los 2.000 empleados públicos que se mudarían allí.
“Compartir el mercado es un experimento nuevo y enriquecedor para ambas partes, un beneficio social irrenunciable”, explica Toni García Mara, portavoz de la Junta. El plan de la Corporación incluye en esta nueva etapa de la mesa de trabajo varias de las propuestas de EVA.
“Se mejora la conexión con Madrid Río y en el reparto de espacios también se acerca más a nuestra idea, pero aún vamos a ir con cuidado, siendo firmes”, advierten miembros del colectivo vecinal. Por eso, después de cada reunión fructífera toca celebrar con una caña: “¡Por la plaza!”, brindan.
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