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El encanto de un lugar de paso

Somosierra esconde un agradable entorno familiar y espacios naturales para senderistas y montañeros

Vista de la iglesia de Somosierra.
Vista de la iglesia de Somosierra.Santi Burgos

Somosierra es el Radiator Springs de la Comunidad de Madrid. ¿Qué demonios es Radiator Springs? Es el pueblo de carretera de la película de animación Cars. En la cinta de Pixar, ambientada en un mundo de coches, un vehículo de carreras llamado Lightning McQueen se queda atrapado en el pueblo, ubicado en plena Ruta 66. Resulta que al protagonista le parece un lugar solitario y alejado del mundo. Una sensación parecida invade cuando el autobús de la línea 191 aparca en la última parada de su recorrido; en el último pueblo de la Comunidad de Madrid por el flanco norte.

Los pasajeros se apean en mitad de la carretera; la autovía parte en dos el municipio “¿Qué demonios es esto? ¿Qué hay aquí? ¿Qué hace una chica como tú en un sitio como este?”, se pregunta el visitante mientras nota la brisa fresca. Porque Somosierra se encuentra a 1.433 metros de altitud y el oxígeno es tan puro que dan ganas de masticarlo, o de llevarse un frasco de vuelta a la capital.

Al igual que ocurre en la película de Cars, si uno pasa el día o unas horas en Somosierra la percepción del pueblo cambia progresivamente. Durante el invierno apenas viven 40 personas. En verano, duplican su población debido a las temperaturas, más bajas que en la capital. Los habitantes viven de la ganadería, el hotel o el Ayuntamiento. El pequeño pueblo está ubicado a 93 kilómetros de Madrid y está situado en el puerto de montaña del mismo nombre (conviertiéndolo en el único caso en el que las dos laderas de la sierra pertenecen a un mismo municipio). Llegar a Somosierra en autobús, definitivamente, no es recomendable. La ruta es larga y está plagada de paradas. Dos horas desde Plaza Castilla y tramos de carretera de la Edad de Bronce. Y ojo, porque de lunes a viernes, a partir de las cinco de la tarde no hay transporte urbano que saque a nadie del municipio.

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La primera parada es el bar (obvio). Para lo bueno y para lo malo, el deporte nacional. El lugar donde beber, comer y confraternizar. En Somosierra solo hay uno. Está dentro del Hotel Puerto de Somosierra y funciona como punto de reunión de los vecinos. Que sí, que se conocen todos, como en cualquier pueblo de menos de 100 habitantes del planeta. De otro modo sería extravagante. O como dice Diego Cruz, vecino de 28 años que ahora vive en Madrid: “Aquí ninguno no se conoce”. Cruz aprovecha el verano para subir a su pueblo y organizar torneos de cartas, frontenis o de fútbol entre pueblos. La rivalidad con Robregordo, situado a 5 kilómetros es legendaria.

Tarde de envites y órdagos

El bar reúne a los vecinos para jugar a las cartas. Es curioso observar cómo entran turistas con prisa: Coca-Cola, bocadillo y carretera. Siguiente. Como si un velo invisible les separase del furor de la civilización, los turistas pasan por delante y nadie se inmuta. Las partidas de mus siguen a todo trapo y los tapetes echan humo. Es día de torneo. “Envido, órdago…” Y así toda la tarde.

Merece la pena comer algo y darse una vuelta entre las casa. O subir con el coche y las bicicletas y darse un garbeo por las inmediaciones. El monumento más singular del pueblo es la Ermita de nuestra señora de la Soledad que data de principios del siglo XVIII ya que existe documentación de su santera, Catalina García. Su interior es completamente diáfano y en su fachada hay unas placas en memoria de los españoles y polacos que dieron su vida en la Batalla de Somosierra, contra los franceses en 1808. Sufrió grandes destrozos en las históricas tomas del Puerto, tanto durante la Guerra de la Independencia, como durante la Guerra Civil en 1936. La ermita fue construida a la vera de lo que un día fue el Camino Real que unía la meseta con la capital del reino. Cuando se visita, es tradición coger una estampita de la Virgen y/o de San Cristóbal, patrón de los Viajeros.

Pero los verdaderos encantos del municipio —aparte de sus gentes— residen en sus alrededores. Los aficionados al senderismo y sobre todo a la montaña disfrutarán de lo lindo en el pueblo. El pico Tres Provincias ofrece rutas recomendables para todos los niveles y su único acceso es desde el puerto de Somosierra. El pico, también conocido como Peña Cebollera, le debe su nombre a las vistas que concurren desde la cima: Madrid, Guadalajara y Segovia. Con 2.129 metros de altura es la decimoséptima montaña más alta de la Comunidad de Madrid y la segunda de la provincia de Guadalajara. En sus estribaciones nacen el Jarama, al sur, y el Duratón, al oeste. Puede que quedarse atrapado en Somosierra acabe siendo un placer.

El día que Napoleón llegó a Somosierra

La batalla de Somosierra se libró el 30 de noviembre de 1808 en el puerto donde está ubicado el municipio entre las tropas españolas y las fuerzas francesas de Napoleón. Napoleón avanzaba hacia la capital con unos 35.000 soldados con la intención de reconquistarla sin necesidad de destruirla. En el bando español, el General Benito San Juan apenas contaba con 8.000 combatientes y 16 cañones cerrando el paso del puerto. Las primeras cargas de la caballería francesa fueron un fracaso, sin embargo la carga efectuada por un puñado de jinetes polacos contra los españoles abrió a Bonaparte las puertas de Madrid. Esta considerada como uno de los mayores éxitos de la caballería polaca de la Historia.

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