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EMBAJADORES CULTURALES EN MADRID

“Mi voluntad es trabajar en Cataluña, y no lo consigo”

La actriz Sílvia Marsó busca sala para representar en catalán una obra de Stefan Zweig

Cristian Segura
La actriz Sílvia Marsó.
La actriz Sílvia Marsó.

Pregunta. Desde 1989 y hasta el momento actual, ¿cómo ha evolucionado la presencia catalana en la cultura de Madrid?

Respuesta. Cuando me establecí en Madrid lo hice por trabajo. La industria cinematográfica, televisiva, incluso la teatral, estaban más presentes en Madrid. Por entonces la industria catalana no estaba tan desarrollada. No se hacían series, se hacía algún dramático. Se rodaba alguna película, pero no había tantas en catalán como ahora. Y teatros, había los que todos conocemos, teatros maravillosos, pero en Madrid había más opciones. Y en Madrid me ofrecían un trabajo tras otro.

P. ¿La clasificación “Barcelona, ciudad de teatro y Madrid, del cine”, no existe?

R. Es una cosa cíclica. Ahora mismo el cine que se está haciendo en Cataluña es quizá más interesante que el que se hace en el resto del Estado. Porque es más innovador.

Perfil

Silvia Marsó (Barcelona, 1964) hace tantos años que vive en Madrid que está convencida que más de uno se sorprendería si descubre que habla catalán.

Nació en el Poble Sec y estudió en el Institut del Teatre. El 1989 se instaló de manera permanente en la capital de España pese a que anteriormente ya había trabajado en Madrid, en papeles conocidos por el gran público como ser la presentadora de Los Sabios en TVE o azafata del concurso Un, dos, tres.

En noviembre de 1987, Mayra Gómez Kemp la despedía explicando a la audiencia que Marsó tenía que ensayar para una obra de teatro que dirigiría en Madrid Alexander Herold. En 1989, el año que se establece en Madrid, según el currículo disponible en su página de Internet, Marsó participó en la obra de teatro La loca de Chaillot y fue actriz en la representación de Ocho Mujeres de TVE.

Marsó ha ampliado su vertiente profesional como productora. Asegura que el aumento del IVA cultural la hace ser más precavida antes de embarcarse en nuevas producciones.

Actualmente está atareada con la preproducción de 24 horas en la vida de una mujer, una obra breve de Stefan Zweig de la cual Marsó ha comprado los derechos en castellano y en catalán. La versión en castellano se estrenará en febrero de 2017. Marsó está buscando salas para representarla en catalán y llevar la obra en una gira por Cataluña que se extenderá hasta 2018.

P. ¿Qué ejemplos tienes en mente? ¿Alguien como Cesc Gay?

R. Sí, Cesc Gay o El camí més llarg per arribar a casa. Es muy interesante el cine que se está haciendo en Cataluña. Igualmente creo que el audiovisual que se está haciendo para televisión es muy bueno. La productora Diagonal Televisió también está en Madrid porque hace un producto muy bueno, es inevitable. Cuando vine a Madrid, aquí estaba la industria más puntera, pero ahora la cosa está más repartida.

P. ¿Qué otros ejemplos pueden ponerse de estos ciclos?

Los actores tienen necesidad de trabajar aunque sea sin ganar dinero”

R. La sala alternativa, de pequeño formato, en Barcelona tenía una fuerza importante durante muchos años, la década de 90 y en la de los 2000. Y de repente ha habido una explosión en Madrid, de este tipo de salas, de producción pequeña, desde 2008. Abren muchas posibilidades, quizá se han cuadruplicado.

P. ¿Cómo se explica esto? ¿Existe una política cultural que lo ha promocionado?

R. No, esto es la crisis. La gente tiene necesidad de trabajar aunque sea sin ganar dinero. Es un tema horrible en este sector: un 70% de los actores en España no pueden ganarse la vida con su profesión. Me sorprende porque ahora es aquí, en Madrid, que hay la producción alternativa más potente.

P. ¿Por qué se continúa hablando del Institut del Teatre como si fuera una excepción en la formación de actores?

R. Porque es una institución centenaria, es una entidad históricamente con mucho peso. En Madrid está la RESAD (Real Escuela Superior de Arte Dramático), pero no ha tenido este reconocimiento pese a que ha servido para que salgan generaciones y generaciones de buenos actores.

P. ¿Dónde se nota que Madrid es una capital de Estado en cuestiones escénicas?

R. En teatro solo veo una diferencia: como que todo el mundo ha de pasar por Madrid para hacer trámites, como es una ciudad que tiene mucho turismo español, aquí proliferan los musicales de gran formato, de franquicia, que tienen un público itinerante. Esto antes no estaba. En Barcelona no lo veo porque está llena de extranjeros, y los extranjeros no acostumbran a ir al teatro. Pero Barcelona está al nivel de Madrid en oferta, sean capitales de Estado o no.

P. ¿Se han creado dos realidades profesionales paralelas entre Barcelona y Madrid? Lo pregunto porque en 2014 en TV-3 dijiste que nadie te llama desde Cataluña para trabajar.

R. Esto lo comentamos con compañeros que viven en Madrid: parece que si marchas a Madrid por un periodo largo, en Barcelona ya no cuentan contigo.

P. ¿Pero en la década de los 80 y los 90 esto también era así?

R. Quizá más entonces, porque la industria catalana no estaba tan desarrollada. Pero no me llaman lo que yo querría. Yo quiero trabajar en Cataluña, en mi lengua materna, y no tengo muchas oportunidades, y lo siento. Encuentro que es injusto porque mi voluntad es trabajar en Cataluña, y no lo consigo.

P. ¿Y esto es porque se han convertido en dos mundos a parte?

R. No. Esto depende de que a alguien se le ocurra llamarme para hacer una serie en TV-3. Y esto lo cambia todo. Le sucedió lo mismo a Mercè Sampietro. Ella trabajaba en Madrid, un día la llamaron y no ha parado. Un día me llamarán y quizá dirán “mira, si habla catalán”, porque quizá no saben que soy catalana.

P. ¿Por qué momento pasan las coproducciones entre las dos ciudades?

R. Entre los teatros públicos que pertenecen a la Generalitat, al Ministerio o a la Comunidad de Madrid, se continúan haciendo algunas coproducciones, pero en el sector privado no se hace ni una, excepto entre las productoras Focus y Pentación.

P. ¿Cómo ha evolucionado en Madrid, en tu entorno, el debate sobre la independencia de Cataluña?

R. El debate se ha diluido porque ya se ha aceptado la voluntad de una parte de la población catalana. Recuerdo aquel primer 11 de septiembre tan intenso —2012—, aquí todo el mundo se sorprendió. Yo no me sorprendí porque tengo familia allí y sabía cuál era el ambiente. Pero en Madrid aquello fue nuevo y a partir de aquel 11 de septiembre se habló mucho. Ahora el tema está asumido.

P. Naciste en el Poble Sec. ¿Hay alguna parte de Madrid que te recuerde a ese barrio de infancia?

R. No hay ningún barrio de Madrid que se parezca a algún barrio de Barcelona. Son dos ciudades tan diferentes que es muy difícil encontrar algún paralelismo. Ningún rincón, ni el aire que se respira; todo es muy diferente. Tengo amigos catalanes y hablo con ellos, este es el único paralelismo. No se parecen en nada. Ni los horarios. Yo soy catalana y tengo como un chip en la cabeza que hace que ahora que soy productora, a las nueve de la mañana ya empiece a trabajar. Y en Madrid se hace lo mismo pero todo empieza un poco más tarde y acaba un poco más tarde.

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Sobre la firma

Cristian Segura
Escribe en EL PAÍS desde 2014. Licenciado en Periodismo y diplomado en Filosofía, ha ejercido su profesión desde 1998. Fue corresponsal del diario 'Avui' en Berlín y en Pekín. Desde 2022 cubre la guerra en Ucrania como enviado especial. Es autor de tres libros de no ficción y de dos novelas. En 2011 recibió el premio Josep Pla de narrativa.

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