El aeropuerto de Castellón intenta librarse de la mala reputación
La infraestructura promueve una plataforma social para desarrollar su potencial estratégico
El aeropuerto de Castellón fue el símbolo español de la connivencia social y política que llevó al despilfarro de millones de euros en infraestructuras en la primera década del siglo XXI. No fue el único, pero sí el más sonado. A ello contribuyó una esperpéntica inauguración y una planificación que lastró cada paso dado durante el desembolso de los 220 millones de euros que costó en total, cuya tramitación investiga la Unión Europea.
De ello han transcurrido ya más de cinco años y la base castellonense supera en viajeros a 15 de los 48 aeropuertos operados por Aena. Por el aeropuerto de Castellón transitaron 9.719 pasajeros este pasado mes de junio, (las cifras contabilizan llegadas y salidas) lo que sitúa en el acumulado de 2016 en un total de 61.536, según un informe aportado por la propia infraestructura.
Desde 2014 se inició un cambio en el consejo de administración de la sociedad que gestiona el aeropuerto, Aerocas, que se ha acentuado desde las elecciones de 2015 y la llegada del PSPV y Compromís a la Generalitat. El aeropuerto pasó a depender de la Agencia Valenciana de Turismo, con Francesc Colomer a la cabeza, y en la configuración de dicho consejo se le dotó de más pluralidad y se dio entrada a los sectores económicos y sociales que interactúan con la base.
Parte de esa nueva estrategia consiste en desterrar el lastre reputacional que acarrea la infraestructura y en transitar a largo plazo hacía la rentabilidad y la contribución al desarrollo del sector turístico y económico de la provincia de Castellón.
En este marco, desde Aerocas se ha impulsado una plataforma “por un futuro de Castellón con aeropuerto” en la que se alude a entidades sociales, económicas y empresariales con el compromiso de participar en la creación de un plan director que considere el aeropuerto de Castellón como una “instalación estratégica” y que pase página sobre los errores cometidos en el pasado.
Entre las entidades firmantes se encuentran la propia Aerocas y la Agencia Valenciana de Turismo, pero también incorpora a las distintas asociaciones del sector de la hostelería y el turismo, la Cámara de Comercio de Castellón, la Autoridad Portuaria de Castellón, entidades hoteleras, asociaciones profesionales y medios de comunicación.
No obstante, en la presentación de la plataforma, el director general de Aerocas, Joan Serafín Bernat, ha manifestado que la entidad de nueva creación está abierta a la incorporación de los representantes de los sectores industriales, como la patronal cerámica Ascer, así como a otras entidades.
De hecho, la Diputación de Castellón ha anunciado la adhesión a la plataforma aunque su presidente, Javier Moliner, del Partido Popular ha tildado de “nuevos conversos” a aquellos que criticaron en su día la instalación del aeropuerto y ahora “se quieran sumar al trabajo hecho”, en una clara referencia a sus rivales políticos.
Esta plataforma de nuevo cuño ha enumerado un decálogo de principios sobre los que se debe asentar la nueva etapa del aeropuerto. En ellos se apuesta por desarrollar una oferta turística diferenciada, que contribuya a la vertebración del territorio y que luche contra la estacionalidad del sector. Así mismo, en el plan director sobre el que se deberá trabajar se insta a “despolitizar” el aeropuerto por el “alto valor estratégico” y orienta como la consecución del bien común como única misión.
Uno de los impulsores de la plataforma es el empresario turístico Javier Gallego, que entró a formar parte del consejo de administración en la remodelación de 2015 y como representante del sector. Gallego ha mostrado preocupación por la frágil demanda que todavía tiene la base aeroportuaria y ha instado a trabajar para consolidarla y evitar que las incertidumbres del mercado puedan generar inestabilidad y la marcha repentina de las aerolíneas que operan desde Castellón.
El aeropuerto no está vinculado a Aena y aunque pertenece a la Generalitat en la casi totalidad del accionariado el sector lo considera como una infraestructura “privada”. El gobierno valenciano adjudicó a la empresa canadiense Lavalin-SNC la gestión del aeropuerto durante 20 años, fecha en la que se prevé alcanzar los 1,2 millones de pasajeros.
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