Las ciudades se lanzan a la reconquista de su espacio público
El CCCB entrega el premio europeo que reconoce intervenciones que mejoran las ciudades
Degradado unas veces. Contaminado incluso. Con barreras que separan a la gente. Castigado por el paso del tiempo. Desordenado. Tomado por los coches. Las ciudades europeas se han lanzado a recuperar su espacio público, olvidado como lo tenían por el frenesí del progreso que lleva a priorizar otras cuestiones. Y desde hace 16 años el Centre de Cultura Contemporània de Barcelona (CCCB) y otras seis instituciones europeas relacionadas con la arquitectura premian las mejores intervenciones.
Este año el reconocimiento ha sido ex aequo para dos intervenciones muy distintas. Una es la reurbanización de las Hortes de Baix, un sistema de riego de tres hectáreas que durante tres siglos se alimentó del sobrante de las aguas termales de Caldes de Montbui (Barcelona) pero cuyo descuido y una combinación malas prácticas acabaron colapsando la actividad agrícola. La intervención ha restablecido el sistema de riego, devuelto la vida los huertos y ha convertido la zona en un parque. El otro premio es la plaza de Solidarnosc de la ciudad polaca de Szczecin, una intervención en el espacio que rinde homenaje a 16 trabajadores asesinados en 1970 cuando se manifestaban y que ha recuperado la centralidad tras albergar la sede de la Filarmónica local: la intervención ha consistido en crear una nueva plaza y un Centro para el Diálogo en el subsuelo.
Copenhague como ejemplo
En esta edición el premio Europeo al Espacio Público Urbano ha reconocido además a la ciudad de Copenhague (Dinamarca) por las políticas públicas que promueve y que la han convertido en referente. Copenhague quiere convertirse en una ciudad neutra en emisiones y ha creado una infraestructura ciclista óptima para la movilidad a pedales, que representa ya el 40% del total de desplazamientos. El representante del ayuntamiento, Morten Kabell, ha subrayado que si su ciudad es referente es “como resultado de las exigencias de elos ciudadanos que han sido promotores y motores del cambio”.
El presidente del jurado internacional, el arquitecto Enric Batlle, ha subrayado la variedad de las casi 300 propuestas recibidas este año (de 200 ciudades y 33 países), aunque ha apuntado que comparten dos elementos: la conexión de espacio y la renaturalización de la urbe. Batlle ha querido destacar además que la mejora del espacio público no es solo cuestión de dinero, y que por las manos del jurado han pasado intervenciones con presupuestos de 200 millones de euros (un nuevo puerto) pero también ejemplos de apenas 500 euros (como la reivindicación de unos metros de acera en Letonia).
Entre las menciones especiales del premio de este año figuran proyectos tan distintos como un memorial que conmemora el primer centernario del inicio de la Primera Guerra Mundial en Notre-Dame-De-Lorette (Francia), escenario de tremendas matanzas; o la sala polivalente creada bajo un porche en un desagradecido interior de manzana del estigmatizado barrio de Molenbeek, en el área metropolitana de la capital de Bélgica.
El director del CCCB, Vicenç Villatoro ha recordado que el origen del premio está en la exposición La reconquista de Europa que comisarió Albert García Espuche en 1999. “Con los proyectos premiados un arqueólogo tendría una idea muy aproximada de lo que ha sido Europa, con sus problemas, valores y sueños”, ha dicho, “porque los premiados muestran como las ciudades se enfrentan a su historia, sus límites, la diversidad, la cohesión social, la relación entre el poder y la sociedad o los recursos naturales”.
Entre los 25 finalistas de esta edición figuran también el paseo marítimo de Santa Pola (Alicante); bancos de madera de la plaza de Bürchen (Suiza); o el sistema de protección del sol del centro cultural Matadero (Madrid). Bruselas.
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