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Carmena renuncia a soterrar la M-30 a su paso por el Calderón

Una cubierta sustituirá al túnel de la autovía en un proyecto que reduce la edificabilidad y aumenta las zonas verdes

La alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena, junto al presidente del Atlético de Madrid, Enrique Cerezo.
La alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena, junto al presidente del Atlético de Madrid, Enrique Cerezo.ÁLVARO GARCÍA

El nuevo proyecto de la Operación Calderón aboga por no soterrar la M-30. En lugar de continuar el túnel que discurre por los márgenes del río Manzanares, la autovía será cubierta. Para ello se aprovechará una estructura ya existente: la grada del estadio del Atlético de Madrid. La actuación costará entre 50 y 60 millones de euros y será asumida al completo por el Ayuntamiento, algo que han criticado Ciudadanos y PP.

El concejal de Desarrollo Urbano Sostenible, José Manuel Calvo, ha sostenido este viernes, en la presentación del nuevo diseño, que cubrir la vía es “mucho más sostenible”, pero también más económico que el soterramiento. El diseño presentado también contempla una reducción de la edificabilidad y de las alturas de las construcciones. Las zonas verdes y la cesión de terreno al Ayuntamiento, sin embargo, aumentan respecto al plan anterior, el de 2014. Ahora, los promotores tendrán que desarrollar la documentación técnica. El Ayuntamiento espera que en octubre ya se pueda realizar una aprobación inicial del proyecto, una vez que haya superado el correspondiente periodo de información pública.

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“Se han valorado cuestiones técnicas y medioambientales, aunque también económicas [para cubrir el último tramo de la M-30]”, ha explicado Calvo durante la presentación del nuevo diseño. Ha estado flanqueado por la alcaldesa, Manuela Carmena; el presidente del Atlético de Madrid, Enrique Cerezo; y Paloma Boceta, directiva de Mahou. “Es mucho más sostenible cubrir, y más teniendo en cuenta que hay una estructura preexistente perfectamente válida que se puede seguir utilizando”. El titular de Urbanismo ha narrado que para decantarse por cubrir la autovía se han tenido en cuenta el medioambiente y el transporte. “Necesitamos soluciones blandas, (y estas) pasan por cubrir, lo que genera un menor impacto en el territorio. Si fuese estrictamente necesario soterrar, apostaríamos por ello”. En una valoración inicial, la portavoz del PSOE, Purificación Causapié, ha señalado que el nuevo proyecto es “positivo” porque “va por el buen camino”.

Sin embargo, Causapié ha admitido albergar “algunas incógnitas” que deberán de ser analizadas por su grupo. “¿Cuánto le cuesta al Ayuntamiento este proyecto?”, se ha preguntado. Más críticos han sido los representantes de Ciudadanos y PP. Bosco Labrado, de la formación naranja, ha admitido tener “dudas” en el aspecto económico y, sobre todo, con que se cubra la M-30, lo que le parece “una barbaridad”. “No sabemos muy bien qué encaje va a tener esta cubierta que van a pagar todos los madrileños”. Íñigo Henríquez de Luna, portavoz del PP, ha reprochado que no se mantenga el soterramiento de la M-30 (un proyecto que inició el alcalde Alberto Ruiz-Gallardón, de su partido) y que se sustituya por “una solución técnica más barata”. “Creemos que el soterramiento debería continuar para favorecer ese parque lineal (Madrid Río) que es un orgullo y un emblema para la ciudad”.

Menor edificabilidad

El nuevo proyecto anunciado este viernes (el acuerdo iba a anunciarse el 22 de junio, pero el PP denunció el acto ante la Junta Electoral y esta lo suspendió) reduce la edificabilidad del ámbito, una de las cuestiones que más críticas había suscitado. De los 175.000 metros cuadrados que preveía el plan anterior se pasan a los 147.000 (un 16,15% menos), de los cuales 129.000 serán para la construcción de viviendas. El Ayuntamiento no desea monetizar el 10% del terreno que le corresponde por ley, por lo que con el nuevo diseño recibirá una mayor cesión de edificabilidad (13.000 metros cuadrados) que destinará, principalmente, a la construcción de vivienda protegida.

Propuesta de Ordenación.
Propuesta de Ordenación.Ayuntamiento de Madrid

Con el nuevo diseño también se incrementan las zonas verdes: desde los 54.600 metros cuadrados que preveía el plan parcial de 2014 a los 79.900 que tendrá con el nuevo. Además, se pone suelo a disposición de la Comunidad de Madrid para ampliar el colegio Tomás Bretón y el instituto Gran Capitán. Queda, sin embargo, por despejar una variante: el número de viviendas que se van a construir y que en el plan anterior superaba las 2.000. Para el concejal de Urbanismo, la cifra se conocerá cuando se desarrolle el proyecto y dependerá de los promotores.

Calvo también ha subrayado que la parcela de dotación municipal se definirá “con la participación de los vecinos” del distrito de Arganzuela, y que se podría convertir en un centro de día para personas mayores. “Estamos ante un nuevo modelo de hacer ciudad”, ha destacado. En ese nuevo planteamiento, que el PP considera “legítimo”, cambia la altura de los edificios construidos. El plan anterior proyectaba dos rascacielos gemelos de 36 pisos y ocho bloques de siete a 22 plantas. Ahora, esas alturas se rebajan a entre ocho y diez plantas, tal y como ha sido consensuado con los propietarios de los terrenos: Mahou y Atlético de Madrid. Ambas entidades iniciaron en 2008 un proyecto para urbanizar la zona cercana al Vicente Calderón, donde la empresa cervecera tiene un solar, que será donde se levantarán el grueso de las viviendas. Con el dinero de la operación, el Atlético plantea mudarse al Estadio La Peineta, de titularidad municipal. Pero ese asunto, asegura el presidente del club, Enrique Cerezo, aún no se ha resuelto.

Ocho años de vicisitudes

El alcalde Alberto Ruiz-Gallardón (PP) convenció al Atlético de Madrid en 2008 para que se mudara a La Peineta. Firmó un convenio con el club, que se comprometió a comprar la parcela (en el distrito de San Blas) y a construir un nuevo estadio en ella (con un presupuesto de 195 millones). Para pagarlo, el club se alió con Mahou y firmó en 2010 un acuerdo con Fomento de Construcciones y Contratas (FCC), que se encargaría de hacer La Peineta. A cambio, se quedaba con el terreno del Vicente Calderón y la antigua fábrica de cerveza para levantar allí unas 2.000 viviendas.

Con el dinero aportado por las ventas de las casas, sufragaría La Peineta y costearía parte del soterramiento del último tramo de la M-30 (170 millones en total, de los que el Ayuntamiento pagaría el 43%). En febrero, sin embargo, el Atlético recuperó la obra del nuevo estadio. FCC abandonó la operación (sin indemnización) porque no le resultaba beneficiosa.

De forma paralela, Gallardón aprobó en 2009 un plan urbanístico para construir las viviendas. Logró la aprobación de la Comunidad (PP), pero fue recurrido ante el Tribunal Superior de Justicia de Madrid (TSJM), que lo invalidó al incumplir el límite de tres alturas. El Gobierno regional cambió entonces la Ley del Suelo para eliminar la limitación, y el Ayuntamiento, ya en manos de Ana Botella (PP), aprobó en 2014 otro plan urbanístico. El proyecto volvió a ser invalidado por el TSJM.

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