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La Clota, pequeño gran feudo de En Comú Podem

La formación de Xavier Domènech obtuvo en las pasadas elecciones su mayor porcentaje de voto en esta zona de Horta-Guinardó

Daniel Verdú
El candidato por Barcelona de En Comú Podem, Xavier Domènech.
El candidato por Barcelona de En Comú Podem, Xavier Domènech.T. Albir (EFE)

En el norte de Barcelona, encajonado entre el Carmelo y el paseo de la Vall d’Hebron, se levantan las casitas del pequeño barrio de La Clota. La zona, una especie de pueblo congelado en el tiempo, es uno de los núcleos residenciales más antiguos de Horta-Guinardó -se erigió en el siglo XVI alrededor de cinco grandes masías- y está poblada hoy mayoritariamente por hijos de la inmigración andaluza de mediados de los años 50. En Comú Podem obtuvo en las pasadas elecciones el mayor porcentaje de voto: un 44%. Un lugar donde tradicionalmente el PSC se había impuesto con facilidad y que, como tantos barrios de Barcelona, ha virado hacia la formación de Xavier Domènech. Aquí el sorpasso se da por descontado.

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A las 11 de la mañana Ramón, que llegó de Jaén hace 47 años, apura un copa de anís en el bar Maig, junto al colegio electoral. Acaba de ir a votar con su mujer y por segunda vez se ha decantado por En Comú Podem. “Toda la vida fui del PSOE, pero ya no me fío. Este país necesita cambios y estoy seguro de que no vendrán con Pedro Sánchez”, señala mientras el camarero chino le observa desde el otro lado de la barra con cara de no entender nada.

A esa hora ya se ha formado una pequeña cola ante las urnas del colegio Taxonera. Modesto, un colombiano que llegó a España hace 17 años y que hasta hace poco fue militante del PSOE, sale a fumar un cigarrillo. Hoy le ha tocado presidir una de las mesas electorales y tiene la impresión de que se repetirán los resultados de los anteriores comicios. En el análisis improvisado hay parte de observación -el tamaño de las montañas de papeletas- “En este barrio, toda la gente que conozco vota izquierda. Muchos nos desilusionamos con el PSOE y queremos que se produzca un cambio real”.

Precisamente, la lucha entre En Comú Podem y ERC en campaña por enarbolar la bandera de esa transformación -unos a través de las promesas de reforma del Estado y los otros enumerando las bondades de la independencia- y quedarse, de paso, con los votos de la CUP tampoco parecía a la salida del colegio que fuese a variar respecto a las pasadas elecciones. La formación independentista quedó en segundo lugar y obtuvo el 16.6% de los votos del barrio, una cifra que a Josep Burrull, al apoderado del partido en la zona ya le parecía alta. “Aquí será difícil arañarle votos a Podemos. Puede que le quitemos algunos a CiU, pero pocos”, señala. A su lado, Laia Castilla, su homóloga de En Comú Podem de 21 años, confirma la tesis. “Creo que ERC lo tendrá complicado, especialmente con la gente mayor que no nació aquí”.

La Clota se ha convertido con los años en un entresijo de diminutas calles que se fueron abriendo paso entre las antiguas masías y las casas de autoconstrucción que sobrevivieron a la anterior reforma urbanística. No hay equipamientos y muchos vecinos acuden al Carmelo para hacer las compras básicas. Remigio viene ahora de ahí arrastrando los pies lentamente con la jaula de su pájaro en la mano. No ha votado en toda su vida y, desde luego, no piensa molestarse ya a estas alturas, cuenta. Nadie en su familia tiene previsto hacerlo tampoco. De los 409 vecinos llamados a las urnas en las pasadas elecciones solo acudieron 271, un 66,3% de participación.

El hastío de unas nuevas elecciones y el puente podrían rebajar la cifra todavía más. Así que, por si acaso, José María, vecino de toda la vida del barrio, se encarga con tremendo éxito a las 12.30 de movilizar a su familia por teléfono: “Hermano, hay que votar para sacar a estos ladrones del Gobierno”. Y el hermano aparece al cabo de 10 minutos con su hijo y su esposa. Ambos tienen empleos temporales en un almacén de ropa y están hartos de que la promesa de empleo del Gobierno se haya traducido en trabajo cada vez más precario. “Este es un barrio obrero y la crisis nos ha golpeado muy fuerte. Estamos hartos del PP y PSOE”, señala mientras un vecino sale del colegio pidiendo al que quiera escucharle el voto para el de “la coleta”. 

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Sobre la firma

Daniel Verdú
Nació en Barcelona pero aprendió el oficio en la sección de Madrid de EL PAÍS. Pasó por Cultura y Reportajes, cubrió atentados islamistas en Francia y la catástrofe de Fukushima. Fue corresponsal siete años en Italia y el Vaticano, donde vio caer cinco gobiernos y convivir a dos papas. Corresponsal en París. Los martes firma una columna en Deportes

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