La odisea de viajar en Cercanías un día de huelga en el Corredor del Henares
Los usuarios de Azuqueca han tenido que esperar dos horas y veinte minutos para subir a un tren con dirección Madrid
Dos horas y veinte minutos quemando WhatsApp, enganchados a un libro o a una conversación telefónica. Cualquier excusa era buena mientras se esperaba un Cercanías en la estación de Azuqueca de Henares. Esta población de Guadalajara, limítrofe con Madrid, ha sufrido especialmente el tercer día de huelga convocada por el Sindicato Español de Maquinistas y Ayudantes Ferroviarios (SEMAF). En un día normal, los usuarios tienen un tren disponible con dirección a la capital cada 30 minutos. Este martes, han tenido que esperar dos horas y veinte minutos, una frecuencia que parece no corresponderse con los servicios mínimos del 75% fijados por el Ministerio de Fomento para las líneas del Corredor del Henares. La megafonía de las estaciones ya anunciaba anoche que podría suceder. Pedían a los usuarios tomar rutas alternativas. Muchos han hecho caso.
Renfe ha anunciado una serie de expedientes informativos para conocer por qué no se han presentado en su lugar de trabajo aquellos maquinistas que estaban obligados a prestarlos. "Pueden haber pedido el día libre, estar enfermos o cualquier cosa. Dependiendo de su explicación, se les podría sancionar con empleo y sueldo", certifica una portavoz de la compañía. Las incomparecencias de los maquinistas han motivado que no se hayan podido atender el 17% de los servicios mínimos programados en Cercanías de Madrid (46 trenes).
"Esta mañana han estado funcionando como siempre, cada media hora. Solo tuvimos un problema al inicio del día, cuando el primer tren, que debía salir de Azuqueca a las 5.20, lo hizo con una hora de retraso", ha confirmado la taquillera de la localidad azudense a unos viajeros. Ángel, que trabaja en Madrid, fue previsor y tomó el autobús a las 6.00. Pero el servicio de autocar entre el municipio y la capital es insuficiente, denuncian los vecinos. Solo hay siete a lo largo del día espaciados por una frecuencia de hora y media para un trayecto que se cubre en 40 minutos. A las 10.12 un Cercanías con dirección a Madrid cerraba sus puertas en la estación de Azuqueca. Dos viajeros no pudieron tomarlo. "El próximo llegará en una hora", les espetó la taquillera. Uno de ellos, Rubén, se marchó a la parada del autobús que lleva a Alcalá. Era su destino final. La mujer, que se dirigía a la capital, corrió menos suerte.
"Son acciones encubiertas"
Minutos más tarde, pasaba por Azuqueca un Alvia a una velocidad endiablada. Para entonces, las 10.20, una treintena de personas esperaban a lo largo del andén. Al conocer que tendrían que esperar al menos una hora para viajar hasta Madrid, la mayoría se marcharon. Algunos esperaron unos minutos, hasta que un tren de mercancías vacío atravesó la localidad. Pero a la estación seguían llegando viajeros. "Estoy desconcertada. No sé nunca a qué hora vienen los trenes. Da igual que sea huelga o que no lo sea. Ayer hubo retrasos todo el día. Y en la anterior huelga, lo mismo. Son acciones encubiertas", protestaba María. "Diariamente vivimos retrasos y trenes que se saltan sin dar explicaciones", explica una mujer de unos 55 años que no desea revelar su identidad.
Unos minutos más tarde, la megafonía avisa: "No va a circular el tren a Guadalajara (su paso por Azuqueca estaba previsto para las 10.55). Avisaremos oportunamente cuando salga de la estación de Atocha (un trayecto de 50 minutos)". Moi, de 23 años, no aguanta más. Después de una hora esperando el tren ha decidido tomar el autobús hasta Alcalá y probar allí (en la ciudad complutense las frecuencias de cada convoy son menores, también hoy, como anunció la megafonía en Azuqueca). "Están incumpliendo los servicios mínimos", se queja Miguel Ángel, de 19 años, que va a echar unas horas de trabajo a un bar de Torrejón de Ardoz.
"El abono me cuesta 110 euros"
Son las 11.08. En condiciones normales, en cuatro minutos un tren con destino a Madrid debería hacer su aparición en la estación. Más de medio centenar de usuarios se agolpan en el andén esperando su llegada. Uno de ellos es Manuel. Ha dejado su camión en un taller de Azuqueca de Henares. Pretendía volver a Alcalá (el billete cuesta 1,70 euros) mientras lo arreglan. Ha tenido que hacerlo en autobús porque el convoy no ha llegado. "Al menos me han devuelto el importe". El tren procedente de Madrid y destino a Guadalajara pasa por Azuqueca a las 12.04. "Ese es el nuestro", indica una joven que se dirige a la capital. "Es una odisea. Esto no es normal: dos horas de retraso no se ha visto antes en ninguna huelga de tren. Los maquinistas quieren que les suban el sueldo, pero a mí el abono de transporte me cuesta 110 euros al mes", recalca Esther.
La joven tenía razón: el convoy anterior está de vuelta en Azuqueca a las 12.29. En ese momento, casi dos horas y veinte minutos después, un nuevo tren se dirige a Madrid. Un centenar de viajeros espera en el andén de una localidad que ha crecido en torno a su línea ferroviaria. En 1937, cuatro años antes de la nacionalización del ferrocarril en España, el municipio tenía apenas 588 habitantes. Ahora son más de 35.000 y muchos, a falta de otro tipo de transporte, dependen del tren. Por eso, en los últimos años vienen demandando una mejora del servicio.
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