La huelga de ‘bus’ cierra una semana de paros sin avances en la negociación
Los cuatro días de protesta en el metro suponen la pérdida de 1,2 millones de viajeros
Cuatro días de huelgas parciales en el metro coincidiendo con las horas punta. Y otro día de paro en los buses. Ciudadanos que entienden los motivos de la huelga; otros que empiezan a estar hartos y chillan a los trabajadores. La línea 5 al completo sin servicio todo el lunes porque los grafiteros aprovechan que hay trenes parados para pintar. Agresiones a vigilantes. Barcelona llena de jóvenes que acuden al festival Primavera Sound, que se celebra en el Fòrum, un recinto que no es precisamente céntrico. La huelga de este viernes cierra una semana horribilis para el transporte público en Barcelona, con 300.000 afectados cada día (el 25% de los habituales) y 1,2 millones de validaciones menos, lo cual también es un batacazo económico para el sistema.
Y lo que es peor, no hay adelantos en las negociaciones entre la empresa, Transports Metropolitans de Barcelona (TMB), y los trabajadores, de forma que, en el metro, insinúan que habrá nuevas convocatorias de huelga coincidiendo con el Sònar y la verbena de San Juan. Son dos citas críticas para el transporte público. En cuanto al autobús, la huelga de este viernes es el preludio de las convocadas para la semana que viene y la otra: esta vez, en hora punta y por parte de todos los sindicatos. Será los días 6, 7, 9, 10, 13, 14, 16 y 17 de junio.
Mientras tanto, tanto TMB como los sindicatos coinciden en dos cosas: lamentar las molestias para los ciudadanos y acusarse mutuamente de no querer dialogar. En el metro, este lunes está previsto celebrar una nueva reunión con la mediación. Será la número 23 desde el otoño. Y lo que salga tendrá que ser avalado en asamblea el jueves. No ayuda a resolver el conflicto ni la profunda desconfianza entre las partes, que roza el desprecio; ni la división sindical.
Esta división es bien visible en la parada de hoy: la huelga la convocan el sindicatos CGT, Actub, COS, USOC, CNT, PSA y BS; y no están de acuerdo ni UGT ni CCOO. Este conflicto, que ya suma 11 jornadas de paros, y que tiene como origen la negociación del convenio (venció a finales del 2015) lo encallan tres reivindicaciones: la subida salarial, la incorporación de personal que trabaja un 70% de la jornada o sólo los veranos, y los cambios organizativos que pretende incorporar la empresa.
La concejal de Movilidad del Ayuntamiento, Mercedes Vidal, reconoce “el duro castigo para la ciudadanía” que representan cuatro días de huelgas y pide “disculpas”. Con todo, insiste en “todo lo que TMB ha puesto sobre la mesa para evitar esta situación, la oferta que fue rechazada por la asamblea introducía mejoras que respondían a las reivindicaciones de los trabajadores en términos de contratación temporal y mejoras salariales; y quería dotarnos de un marco de negociación estable por lo que nos queda de negociación del convenio”. “Ahora queda negociar el convenio, y muchas de las cuestiones donde no hemos entrado supondrán mejoras retributivas”, afirma. Sobre la perspectiva de los autobuses, subraya que ha habido preacuerdos, que las negociaciones están más avanzadas y confía en “cerrarlo lo más pronto posible”.
"Ahora toca el autobús, es de risa"
Les reiteradas huelgas, el hecho de que el metro sea lo principal afectado o, incluso, la falta de avisos por parte de los sindicatos y la empresa ha cogido desprevenidos a buena parte de los viajeros este viernes. Los retrasos han oscilado entre 6 y 7 minutos, de forma que la frecuencia de las principales líneas de autobuses de la ciudad ha sido de entre 16 y 17 minutos.
“No lo sabía. ¿Dices que es hoy? (la huelga). Primera noticia” señala Ricard Ascens que toma cada mañana el bus de la línea 22 a la altura de Gran de Gràcia. A excepción de las principales estaciones donde figuran paneles electrónicos avisando de la excepcionalidad de la jornada, las otras paradas son ajenas a cualquier tipo de información al respeto. “He tomado el bus toda la semana para no tenerme que preocupar por la huelga de metro. Y ahora me encuentro con esto”, subraya Marc Córdoba, usuario afectado de la línea 24 a la altura de la carretera del Carmel. Tanto la 22 como la 24 son líneas que llegan a zonas de la ciudad poco comunicadas en metro.
Otros barrios de Barcelona donde no llega el metro son los de la Zona Franca. Numerosos trabajadores han sufrido las consecuencias de la movilización. Juan José es mozo de almacén, utiliza la línea 37 (Hospital Clínic/ Zona Franca) y también se ha visto sorprendido: “No podemos coger el metro y ahora nos tocan el autobús. Es de risa”.
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