Lluís Homar será Ricardo III en el TNC

Es bastante seguro predecir dónde estaremos de aquí a un año, Dios mediante: en la sala Gran del Teatre Nacional de Catalunya (TNC) escuchando a Lluís Homar, un Lluís Homar previsiblemente jorobado, decir aquello de “un caballo, un caballo, mi reino por un caballo”. Efectivamente, el actor acometerá el próximo mayo el arisco y desgarbado personaje de Shakespeare (menos contrahecho en la realidad, según ha demostrado su esqueleto hallado bajo un parking de Leicester) en un montaje de la obra con traducción al catalán de Joan Sellent, dramaturgia de Lluïsa Cunillé y dirección de Xavier Albertí. Homar entrará así en la nómina de los grandes actores que se han atrevido con el gran canalla y tirano shakespeariano desde Edmund Kean, una nómina que incluye a Laurence Olivier, Kevin Spacey, Ian McKellen o Kenneth Branagh (¡no es por meter presión Lluís!).

El espectáculo es una de las grandes citas que nos ofrece el TNC de cara a la próxima temporada, presentada ayer por su director, el propio Albertí. Apuntó este que el Ricard III llega a propuesta del propio actor que le dijo al director: “Quiero hacer un chimpúm”, algo muy sonado. Para Albertí, que cree que su montaje rondará las cuatro horas, la clave del deforme Ricardo de York es “la no aceptación del yo”. En el reparto figuran Carme Elias, Oriol Genis, Joel Joan y la veterana (80 años) Julieta Serrano como la reina madre.

Señalar de la programación, de entrada, que después de dos años de ausencia para concentrar todos los esfuerzos en la maltrecha profesión local, volverá a haber teatro internacional en el TNC. Es cierto que solo cuatro días (26 al 29 de enero de 2017), pero algo que todo buen aficionado se pirraba por ver: Letter to a man, el espectáculo a partir de los diarios de Nijinski que ha creado Robert Wilson y que interpreta Mikhail Baryshnikov, y que se ha ofrecido recientemente en los Teatros de Canal en Madrid.

La temporada, con 24 espectáculos y numerosas actividades paralelas, arrancará el 29 de septiembre próximo en la Sala Gran con una producción del TNC y la Escuela Superior de Música de Cataluña (Esmuc) que mezcla el homenaje, la investigación musicológica, la genialidad y la gamberrada. Albertí saca del armario a su alter ego pechugona, la directora polaca Wanda Pitrowska, para orquestar, con dramaturgia de Josep Maria Miró una reivindicación por todo lo alto de Josep Anselm Clavé, mediante la puesta en escena de L'aplec del Remei. Se trata de la primera obra de teatro lírico en catalán, según destacó Albertí en una apasionada y larga disertación sobre el espectáculo que incluyó a Amadeo de Saboya y el recordar que Clavé hubo de darse a la fuga cuando lo acusaron del asesinato de Prim. El montaje ofrece entera la zarzuela catalana y otras obras de Clavé y cuenta con 43 músicos en escena.

Continuarán en la temporada El coratge de matar, del sueco Lars Norén, dirigida por Magda Puyo; un concierto del cuarteto de culto de Tona Obeses (Sala Gran, 8 de octubre), la Celestina de Fernando de Rojas dirigida y protagonizada por José Luis Gómez (Gran, del 20 al 30 de octubre), y el regreso del tan exitoso como controvertido (por su conveniencia o no de programarlo en el TNC) musical shakespeariano de Àngel Llàcer Molt soroll per no res (Gran, 24 de noviembre al 1 de enero). Seguirá La fortuna de Sílvia, de Josep Maria de Sagarra, obra de la que Joan de Sagarra ha dicho —señaló Albertí— que es “la mejor obra de mi padre escrita por mi madre”, recordando con la boutade que es la personalidad y las vivencias de Mercè Devesa lo que alienta bajo la estructura de la pieza. La dirigirá Jordi Prat i Coll y la protagonizará Laura Conejero.

Una minidelikatesen se representará en los almacenes del TNC rodeada de utillería histórica: Cosas que se olvidan fácilmente, de Xavier Bobés, espectáculo para ¡cinco espectadores! por función. Siguen en la programación otro concierto en este TNC más musical que nunca (Essencies, a cargo de la Orquestra Simfònica Victòria dels Àngels), un nuevo montaje de En la solitud dels camps de cotó, de Koltés, a cargo de Joan Ollé y con Ivan Benet y Andreu Benito, y La senyora Florentina i el seu amor Homer, de Mercè Rodoreda, en la Sala Gran, con puesta en escena de Sergi Belbel que vuelve al TNC por primera vez después de dejar su dirección hace cuatro años. El espectáculo, “otro plato fuerte de la temporada”, como lo destacó Albertí que señaló su aroma a De Filippo se verá en la sala Gran del 22 de febrero al 2 de abril, y lo protagonizarán Mercè Sampietro y Toni Sevilla. Más cosas: El Vania de Chéjov por la compañía valenciana Moma Teatre con dirección de Carles Alfaro; y A tots els que heu vingut, un encargo del TNC a Marc Rosich que dirigirá él mismo y que puede levantar polvareda: es un “sainete contemporáneo” sobre la viuda de un fundador de Enciclopèdia Catalana (Mercè Aránega), que se consuela con los discos de Núria Feliu y cuyo mundo se tambalea, sacudido por las revelaciones sobre Pujol y su esposa Marta Ferrusola. Se estrenará en abril.

El TNC homenajeará en mayo a Joan Brossa con Collar de cranis (Varietats à la Brossa). La temporada acabará con Actes obscenes en espai públic, de David Carnevali, que confronta Teorema de Passolini desde la actualidad.

El TNC ofreció ayer algunos datos, provisionales aún, de la temporada que se acaba: la ocupación rondará el 91% (34 puntos más que el ejercicio anterior), con 127.000 espectadores (22.000 más)