La vocación guía a los mejores alumnos de la Universidad de Sevilla
La Real Maestranza de Caballería galardona a los estudiantes con expedientes más altos de 2015
Vocación, organización y muchas horas. Son las tres constantes que aplican los alumnos que han obtenido mejores expedientes en la Universidad de Sevilla por cada uno de los centros del pasado curso 2014-2015. La Real Maestranza de Caballería y la Hispalense han galardonado este miércoles a 26 estudiantes de distintas facultades por su trayectoria académica. "Estoy muy feliz, me ha costado pero lo he disfrutado. Lo importante es hacer lo que te gusta. Y en lo que no te gusta tanto, esforzarte también para el examen. En mi caso, he ido siempre a clase, no he dejado todo para el último día y me he implicado con las asignaturas", apunta Laura Armesto, de 23 años, que ha sacado un 9,4 en el grado de Psicología. Ahora, tras aprobar la prueba del Psicólogo Interno Residente (PIR), se dispone a trabajar en el Hospital Virgen del Rocío de Sevilla.
Armesto coincide con el gaditano Salvador Pérez en que no hay milagros para conseguir estos objetivos. Él alcanzó un 9,65 en Medicina, y a sus 24 años, ya tiene plaza en el Hospital Macarena de Sevilla tras quedar en la posición 19 del examen de Médico Interno Residente (MIR) en España. "Es muy importante saber lo que quieres conseguir, esforzarse en trabajar y mantener la ilusión siempre", dice Pérez, que confiesa que estudió durante la carrera una media de tres o cuatro horas al día y durante los exámenes más tiempo.
La madre del alumno José Antonio Meléndez, que obtuvo un 9,18 en Enfermería, destaca con orgullo el intenso esfuerzo de su hijo y su método de educación. "Lo que le hemos enseñado en casa es a ser buena persona", dice convencida. "La clave no es ser más inteligente, he sido muy perseverante con los estudios, y sobre todo, tengo mucha vocación", señala Meléndez, que a sus 24 años ha comenzado a trabajar en la Unidad de Cuidados Intensivos de Neurocirugía de un hospital de Cardiff.
Terminar la Educación Infantil con un 9,5 ha sido el sueño cumplido de María Reyes Risquéz, de 35 años. "Ahora me gustaría estudiar un máster de educación especial", avanza la maestra, que incide en que la vocación ha sido su principal motor para conseguir esos resultados. "Me gustaban las asignaturas y les dedicaba mucho tiempo. La cuestión está en organizarse", dice.
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