La subida del IRPF enfrenta a Convergència y Esquerra

La modificación del impuesto de la renta planteada por el vicepresidente Oriol Junqueras ha acabado generando un enfrentamiento entre los miembros de Junts Pel Sí en plena elaboración presupuestaria y a las puertas de la campaña electoral. Los republicanos insistieron ayer en proponer subir la presión fiscal sobre quienes cobran más; los convergentes se negaron y señalaron que, en todo caso, su objetivo es rebajarla para los que menos cobran.

La consejera de Presidencia y portavoz del Gobierno, Neus Munté, tuvo ayer que hacer malabarismos tras la reunión semanal del Ejecutivo para evitar dar la imagen de división interna. Lo evitó todo lo que pudo, pero al final tuvo que negar la subida impositiva. “No hay ninguna previsión de subir el IRPF en el tramo alto. La prioridad es no aumentar los impuestos”, señaló. Pocos minutos más tarde, ante más de un centenar de directivos, su presidente de Gobierno, Carles Puigdemont, también afirmó que el Ejecutivo trabaja “para que no haya ningún retoque”. Y echó los republicanos bajo los caballos: “Los contribuyentes no tienen ninguna culpa”, en referencia a que la medida obedecería al injusto sistema de financiación autonómico que rige actualmente.

En plena precampaña electoral, la propuesta de subir el IRPF no gusta a Convergència, que en las próximas elecciones quiere poner freno a su pérdida de apoyos. Después de que el secretario de Economía de la Generalitat, el republicano Pere Aragonès, insistiera en la medida, tanto Puigdemont como Munté le dieron la vuelta a la tortilla y señalaron que el camino es, en vez de subir impuestos, bajar el gravamen a los contribuyentes con menos ingresos, como señalaría el programa electoral de Junts pel Sí.

Ese sería justamente uno de los mandatos salidos del Parlament durante el Pleno de la Pobreza. Una de las resoluciones aprobadas demanda una mayor progresividad en el sistema tributario catalán, incluyendo el IRPF. Es la misma resolución que utiliza ERC para hacer su propuesta. Pero el pragmatismo de los republicanos, que controlan el Departamento de Economía, da por hecho que no es posible bajar impuestos a las rentas más bajas sin antes asegurar que los ingresos que llegan por un lado se aseguren por otro. Y su fórmula es la de castigar a las rentas más altas.

Economía se basa en un estudio interno elaborado para recogía el mandato del Pleno de la Pobreza. Y que señala que, como concluyó otro elaborado por el Registro de Economistas Asesores Fiscales, quienes cobran más de 100.000 euros pagan menos impuestos que sus equivalentes en la mayor parte de las comunidades autónomas. En cambio, las rentas bajas padecen una fiscalidad más agresiva que en el resto de regiones españolas.

La portavoz del Gobierno señaló que el Ejecutivo apuesta por crear otros tributos, sobre todo en el campo ambiental, para elevar las bases de recaudación. Los consejeros de ERC, en cambio, centrarían su propuesta en equilibrar los tipos del IRPF. Lo que es incierto si los cambios pueden llegar a punto a los Presupuestos de este año y si serán moneda de cambio en la negociación parlamentaria.

Las diferencias entre los dos partidos del Gobierno sirvieron para que la oposición arremetiera con trllos. El portavoz del grupo de Ciutadans en el Parlament, Carlos Carrizosa, los criticó por las declaraciones “contradictorias”, mientras que Sí que Es Pot considera que se trata de una “teatralización” que “solo se da en las declaraciones”, según dijo Joan Coscubiela. La CUP, que el jueves presentará sus propuestas para los Presupuestos, aprueba la doble medida de subir el IRPF a quienes tienen más ingresos y rebajarlo a los contribuyentes con menos rentas.