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Leopoldo Rodés, el hombre que odiaba la mediocridad

La sociedad civil barcelonesa rinde homenaje al artífice del Macba

José Ángel Montañés
El nuevo Atrio Leopoldo Romés del Macba, durante el homenaje al empresario y mecenas.
El nuevo Atrio Leopoldo Romés del Macba, durante el homenaje al empresario y mecenas.J. Á. M.

Filántropo, mecenas, líder, amigo, compañero y maestro, fueron algunos de los calificativos que se oyeron ayer durante el acto por el que el pórtico interior del Macba pasaba a llamarse Atrio Leopoldo Rodés Castañé, en reconocimiento a uno de los mayores impulsores culturales que ha tenido Barcelona en décadas y artífice de este museo que empezó a crearse en 1987, tras un encargo personal del alcalde Pasqual Maragall El acto privado, organizado por la Fundación Macba, entidad que presidió Rodés hasta su fallecimiento el pasado mes de agosto, reunió ayer a más de 300 personas. Algo que cambió la fisonomía de la plaza dels Ángels durante un par de horas. A mediodía no había ni un solo skater y en su lugar una decena de coches de alta gama ocupaban parte de la plaza, causando extrañeza en todos los que pasaban por allí. “Deben de ser peces gordos”, decía uno de los jóvenes.

En el bautizado atrio no se cabía, y poco a poco se añadían nuevas filas de sillas. Durante el acto, media docenas de personas loaron la figura de Rodés. Ainhoa Grandes, su viuda, y presidenta de la fundación desde noviembre, habló del Rodés filántropo, de su capacidad de liderazgo e impulsor de nuevos proyectos, destacando su capacidad de involucrar a la sociedad civil. Personas como las que ayer no quisieron perderse el homenaje; entre los que se encontraban muchos de los directores de los grandes equipamientos de Barcelona, hermanos del Macba, pero también, responsables culturales de la ciudad, además de un buen número de empresarios “de toda la vida”, como decía una invitada. Para Grandes, que definió el Macba como “el sueño de Rodés”, uno de sus mayores empeños era que Barcelona no cediera al provincianismo”, algo que “había conseguido con este museo”.

Ferran Barenblit, destacó su orgullo de trabajar en este museo, pero admitió su pena por haber aterrizado (fue nombrado director también en julio pasado), sin tiempo de trabajar con Rodés. El patrón fundacional Mariano Puig, de la multinacional española de la moda y el perfume, hizo una de las intervenciones más emotivas al recordar los 50 años de amistad y evocó como Rodés y Ferrer Salat buscaron los 1.000 millones que necesitaban para sacar adelante los Juegos Olímpicos y cómo le “gustaba marcar el paso”.

Ferran Mascarell  habló como amigo y exconsejero de Cultura y tras desvelar que se barajó otra ubicación para el Macba “en un solar en la esquina de Vía Augusta y Ronda del Mig”, afirmó que la decisión final fue “el mejor lugar”. El consejero actual Santi Vila destacó la virtud de Rodés de “hacer posible sus sueños”; el director de la Tàpies Xavier Antich remarcó la gratitud del coleccionista y Esther Giménez-Salinas, ex rectora de la Universidad Ramon Llull, recordó el periodo en que Rodés presidió el Patronato de la URL. “Lo que no soportaba era la mediocridad”, algo en lo que incidió también su hijo Ferran Rodés. “No toleraba a la gente mediocre. No transigía con ellos. Los veía venir de lejos”.

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Sobre la firma

José Ángel Montañés
Redactor de Cultura de EL PAÍS en Cataluña, donde hace el seguimiento de los temas de Arte y Patrimonio. Es licenciado en Prehistoria e Historia Antigua y diplomado en Restauración de Bienes Culturales y autor de libros como 'El niño secreto de los Dalí', publicado en 2020.

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