Un gran tapón de basura cubre el río Guadarrama a su paso por Batres
Electrodomésticos y otros residuos urbanos se acumulan aguas abajo de varios asentamientos ilegales
Neveras, lavadoras y todo tipo de basuras han convertido estos días el río Guadarrama a su paso por la localidad de Batres, en la frontera sur de la Comunidad de Madrid, en un auténtico vertedero. Y no es la primera vez. Buena parte de los residuos urbanos procedentes, entre otros, de los asentamientos ilegales ubicados aguas arriba, como el de Las Sabinas, acaban periódicamente atascados allí, al final del Parque Regional del Curso Medio del Guadarrama. La Confederación Hidrográfica del Tajo sacó 58 toneladas de residuos sólidos urbanos en la limpieza que hizo en esa zona del cauce en febrero de 2011.
Ver bajar por el río la carcasa de un frigorífico deshecho, en mitad de un parque regional protegido por “sus recursos paisajísticos, geológicos, geomorfológicos, hidrográficos, botánicos y faunísticos”, resulta una experiencia realmente inquietante. Pero lo es mucho más ver cómo un montón de ellos, junto a otros electrodomésticos, llegan a cubrir, atascados sobre una rama, varios metros del cauce. Sin embargo, los lugareños aseguran que ya están acostumbrados. “Les quitan los motores y el cobre y los metales y el resto lo echan al río”, explica Ramiro Díaz, uno de los vecinos de la urbanización Cotorredondo, perteneciente a la pequeña localidad de Batres, de 1.500 habitantes, a 44 kilómetros al sur de la capital, pegada ya a la provincia de Toledo.
Quizá esos esqueletos mecánicos que flotan en el río son los más llamativos, pero lo cierto es que entre los residuos urbanos que acaban muchas veces atascados allí, , dependiendo de las lluvias y de los obstáculos, se puede encontrar de todo: colchones, ropa, botellas de plástico, ruedas de coche, sillas y otros muebles... Probablemente hay muchas fuentes distintas de esos residuos, pero unas de las más importantes son sin duda los asentamientos ilegales (o al menos irregulares) que hay aguas arriba de Batres, en las márgenes del río a la altura de los municipios de Móstoles y Arroyomolinos. Así lo señaló la Confederación Hidrográfica del Tajo tras las limpiezas que hizo en la zona en 2011. También explicó entonces la confederación que esos residuos, además de suponer “un importante problema de salubridad, pueden impedir la libre circulación del agua por el río, pudiendo llegar a producir en época de lluvias problemas de riadas e inundaciones”.
Entorno protegido
Todo ello, sin contar con el daño que se provoca a un entorno protegido. “Esta situación está haciendo la vida imposible a los pocos peces, galápagos, patos y demás animales de ribera supervivientes que quedan”, protesta José Antonio Sarrías, otro vecino de Cotorredondo, en una carta que busca adhesiones para poner remedio a este y otros problemas del espacio.
“Estamos ante un problema ambiental, social y de salud pública”, resume María Ángeles Nieto, de Ecologistas en Acción, que señala los asentamientos ilegales como una de las causas de la acumulación de residuos en el río y reclama “que las diferentes Administraciones se coordinen y tomen medidas de inmediato”. Y recalca esto último: “No se puede seguir esperando”.
Si bien la limpieza del cauce depende de la confederación, y la gestión del parque regional depende de la Consejería de Medio Ambiente de la Comunidad de Madrid, la responsabilidad de que en su término municipal no se tire basura al río es cosa de los Ayuntamientos. Estos, en general, llevan años desbordados por unos asentamientos que nacieron en los años sesenta con casitas de veraneo, pero a las que hace ya mucho tiempo se les unieron numerosos vecinos en infraviviendas que crearon un ecosistema conflictivo muy parecido al del asentamiento más famoso de Madrid: la Cañada Real.
Realojo para 2017
Las Sabinas, dividido en varias zonas, con 252 casas y unos 800 vecinos, es a su vez el más conocido de esta zona, entre otras cosas, porque a veces se utiliza ese nombre para referirse genéricamente a los distintos poblados repartidos en cinco kilómetros entre Móstoles y Arroyomolinos. En 2013, el Ayuntamiento de Móstoles y la Comunidad de Madrid firmaron un convenio para el realojo del núcleo chabolista Río Guadarrama-Las Sabinas, que debería estar concluido en 2017.
Pero mientras tanto, la basura se sigue acumulando. El exconcejal de Medio Ambiente de Batres, Víctor Manuel López, intentó el año pasado unir a los alcaldes de la zona para impulsar un mejor cuidado del Parque Regional del Curso Medio del Guadarrama por debajo de la M-501. Cuenta, sin embargo, resignado, que apenas consiguió nada. “Nos reunimos, intentamos consensuar un manifiesto, pero solo en nuestro municipio lo aprobamos en el pleno. Somos el último pueblo del parque regional, de la Comunidad de Madrid. Nuestro pueblo es el sumidero del Guadarrama”, protesta López.
Las torres eléctricas y el milano muerto
Hace más de medio siglo, se empezó a construir en el municipio de Batres, muy cerca de Arroyomolinos, junto al río Guadarrama y un gran encinar, la urbanización de Cotorredondo. El entorno natural es privilegiado (está dentro del Parque Regional del Guadarrama, creado en 1999) y los vecinos se precian de intentar protegerlo para que siga siendo así.
Por eso protestan por la acumulación de basura en el río, pero también por otros problemas, como la falta de adecuación de algunas torres de tendido eléctrico que aún tienen los cables al aire. Las aves, si se posan en ellos, mueren electrocutadas, asegura José Antonio Sarrías, uno de los vecinos de la urbanización. Eso es lo que le ocurrió, asegura, el pasado 4 de septiembre, a un milano real: el animal se electrocutó al posarse, provocando una avería que dejó sin energía eléctrica a todo el vecindario. Sarrías explica que en los alrededores viven, además de milanos reales, águilas, buitres, cigüeñas blancas y negras y búhos reales.
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