Bosch fracasa en su propuesta de un tripartito con Colau y la CUP

La convulsa vida política en el Ayuntamiento de Barcelona vivió ayer un nuevo episodio. Breve pero intenso. Duró apenas tres horas. A las nueve y media de la mañana, el presidente del grupo municipal de ERC, Alfred Bosch, lanzó la idea de un tripartito para gobernar la ciudad junto a la alcaldesa Ada Colau y la CUP, contando con apoyos puntuales de CiU. A mediodía, la CUP dio portazo al republicano, recordó que entrar en un gobierno "no está sobre la mesa" y le criticó por "buscar titulares". El Gobierno respondió que "ahora la prioridad es cerrar el presupuesto" y señaló que la "apuesta" de Colau siempre ha sido "un gobierno lo más amplio posible y siempre se ha dirigido a las fuerzas de izquierdas: ERC, PSC y la CUP". Bosch, con todo, afirmó que insistirá en su propuesta.

Bosch lanzó la propuesta justo el día en el que Colau el PSC habían previsto presentar su pacto de gobierno, congelado desde el pasado lunes tras el no de la CUP a las cuentas de la alcaldesa. "Siempre hemos dicho que no entraríamos en un gobierno en minoría y que trabajaríamos nuestros ejes programáticos desde la oposición, como estamos haciendo con el presupuesto", argumentó la concejal de la formación asamblearia, Maria Rovira, para explicar su "no" a Bosch.

En su intervención matutina, Bosch sacó pecho y afirmó que las votaciones que hasta ahora ha ganado la alcaldesa han sido gracias a ERC: "Sin nosotros estos temas no habrían salido adelante", dijo refiriéndose a desencallar las obras del metro a la Zona Franca o el traslado de la Modelo. El republicano ya se aventuró con los "peros" a su propuesta de tripartito: "Se nos dirá que era una quimera, pero ¿quien dijo que iba a ser fácil?", dijo después de alabar a la CUP por su trayectoria municipalista y antes de descartar al PSC por ser "establishment de la ciudad".

Bosch no escatimó en críticas a la gestión de Colau. Un año después de las elecciones dijo que ve "con preocupación la poca capacidad del equipo de gobierno de afrontar los retos de la ciudad". "Con once concejales no se conduce una ciudad como la nuestra", dijo y recordó "errores" de gestión del gobierno como el top manta o la huelga de metro. "La ciudad no puede esperar más y necesita un gobierno fuerte", dijo e hizo valer que "los ciudadanos votaron un cambio real" y que los partidos tradicionales perdieron votos y los ganaron "las fuerzas del cambio".

El republicano acabó lanzando una advertencia: "Si nuestra propuesta no fuera aceptada nos veríamos obligados a llevarla a cabo desde la oposición, en positivo, no estaremos todo el rato lloriqueando o quejándonos".