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La gran iconografía de Barcelona

La Virreina expone un millar de imágenes de la evolución urbanística y social de la ciudad

José Ángel Montañés
Selecció de portadas de la revista 'Destino' (1960-1968), con fotografías de Forca no, Català-Roca y Maspons-Ubiña, entre otros.
Selecció de portadas de la revista 'Destino' (1960-1968), con fotografías de Forca no, Català-Roca y Maspons-Ubiña, entre otros.Joan Sánchez

La transformación urbanística que Barcelona empezó a mediados de siglo XIX y que arranca el 1860 con la aprobación de Pla Cerdà coincide plenamente con el inicio y el desarrollo de una nueva tecnología que cambió toda una época: la fotografía. Desde aquel momento hasta hoy, la ciudad no ha dejado de crecer y transformarse, sobre todo a partir de grandes exposiciones internacionales, Juegos Olímpicos o celebraciones de nuevo cuño como el Fòrum de les Cultures, que han servido para emprender profundas y costosas reformas urbanas. Todas estas transformaciones han quedado fielmente documentadas en imágenes, de tal manera que podemos revisar la historia de la fotografía a partir de la misma historia de la ciudad.

Barcelona. La metrópoli a la era de la fotografía, 1860-2004, la magna exposición comisariada por el teórico y fotógrafo Jorge Ribalta que hoy abre las puertas a La Virreina Centre de la Imatge de Barcelona, reúne más de un millar de imágenes, en todos tipos de soportes, desde los primigenios daguerrotipos, colodiones y albúminas que capturaron las primeras instantáneas de la ciudad, hasta las imágenes de la era de internet previa al nacimiento de las redes sociales, en el que es, sin duda, la más completa historia de la iconografía de la ciudad. Unas imágenes que provienen de 58 prestamistas, 38 instituciones y 20 coleccionistas particulares, nacionales e internacionales. Del millar de instantáneas, Jorge Ribalta elige y comenta diez para Quadern.

Para Jorge Ribalta, no hay duda de que la fotografía surge como un instrumento ideológico utilizado por las clases y estamentos dirigentes: “La era de la fotografía es la de la propaganda, la del uso persuasivo y disciplinario de la imagen reproducible en la gestión política”. En el caso de Barcelona, las primeras imágenes obedecen a encargos institucionales. A la vez, “las imágenes se convierten, de forma progresiva, en un espacio más de las luchas de la ciudad que hablan de los procesos de emancipación y progreso de las clases populares. Porque la historia de la fotografía es también la historia de su democratización; algo que, sin embargo, tardará casi un siglo en conseguirse, como la exposición permite ver”. Para dominar tan vasta documentación, Ribalta ha trazado una periodización de seis momentos para intentar identificar e interpretar este proceso.

Franck. Demolició de las murallas, c. 1855.
Franck. Demolició de las murallas, c. 1855.BIBLIOTECA NACIONAL DE FRANCIA

1860-1888. DEL PLAN CERDÀ A LA EXPOSICIÓN UNIVERSAL

La construcción del Eixample, el crecimiento de la ciudad y la conquista de su territorio, solo fueron posibles tras derribar las murallas que oprimían Barcelona. “La imagen del fotógrafo francés conocido como Franck realizada alrededor de 1855 con la muralla en plena demolición es una de las más icónicas de este periodo. Me gusta porque deja claro lo que vendrá después y refleja una manera de pensar, la ideología de un momento. Se conserva en la Biblioteca Nacional de Francia y explica el paso anterior al nacimiento del Eixample. Las imágenes de los edificios son más tardías, de los setenta”, relata el comisario sobre su primera elección (1).

Anònim. Construcció monumento a Colom, c. 1888.
Anònim. Construcció monumento a Colom, c. 1888.Arxiu Fotogràfic de Barcelona

Esta revolución urbana, que se aprobó en 1860, es contemporánea con la revolución tecnológica que representa la fotografía. En 1951, los daguerrotipos fueron sustituidos por una nueva técnica fotográfica combinada de los colodios húmedos y positivado en albúmina. La mayoría de las imágenes se utilizan para “patrimonializar lo antiguo y legitimar lo nuevo”. Los primeros repertorios de vistas de Barcelona son de 1950; encargos municipales o relacionados con viajes, como el de la reina Isabel II a la ciudad, realizados por extranjeros como Charles Clifford, Jean Laurent o Robert Napper, que viajó por España entre 1861 y 1864. Entre los álbumes más famosos destaca Bellezas de Barcelona, creado en 1874 por Joan Martí. También puede verse el de F. J. Álvarez que documentó, por primera vez, la arquitectura del Eixample. No será hasta la celebración de la Exposición Internacional de 1888 cuando surjan álbumes de autores locales como Pau Audouard o Antoni Esplugues.

La celebración de la Exposición de 1888 comportó el urbanismo del Parc de la Ciutadella, los alrededores del Pla de Palau, la Plaça de Catalunya y las Ramblas y se construyeron edificios tan singulares como el Monumento a Colón (2). De autor desconocido, la imagen es de 1888 y muestra la estructura metálica (tan alta como un edificio de 23 pisos) que levantó el ingeniero Joan Torras, que se veía desde toda la ciudad. “Es una manera de reflejar la desmonumentalización del monumento, y vuelve a mostrar la creación de una manera de pensar y de cómo quieres que te vean los demás”.

1888-1929. ENTRE DOS EXPOSICIONES

La gran Barcelona del primer tercio del siglo XX tiene en la Exposición Internacional de 1929 su gran catalizador. “La idea de homologar la ciudad con grandes capitales europeas como París, Viena o Berlín llevó a la Lliga Regionalista y a Josep Puig i Cadafalch a partir de 1901 a iniciar un proceso de modernización para convertir Barcelona en una “nou París del Sud”. El Modernismo, que buscó una arquitectura nacional catalana, a través de la combinación de retóricas historicistas neomedievales y técnicas modernas más recientes, dominó el cambio del siglo y acabó consolidando la trama del Eixample y la centralidad del Passeig de Gràcia como vía burguesa por excelencia. Gaudí, Domènech i Montaner i Puig i Cadafalch trabajan allí y el pionero del fotoperiodismo barcelonés Adolf Mas lo documenta con sus imágenes. La primera gran operación urbanística del siglo XX fue la apertura de la Vía Laietana que unía Eixample y el puerto; una operación que dio pie a una ingente documentación fotográfica con la función de recoger las calles y los habitantes condenados a desaparecer. Josep Brangulí, Narcís Cuyàs, Miquel Matarrodona, Carles Passos, Joan Fradera y Adolf Mas, fueron algunos de los fotógrafos que trataron el tema en sus trabajos y “constituyeron uno de los testimonios visuales más interesantes de la ciudad histórica”, remarca Ribalta.

Sebastià Jordi Vidal. Exposició de Barcelona, 1929.
Sebastià Jordi Vidal. Exposició de Barcelona, 1929.Arxiu Fotogràfic de Barcelona

Esta compleja operación fue paralela al proceso de reinvención del barrio Gótico, la catedral y sus alrededores, que pasó a tener un aspecto mucho más medieval tras un proceso de reconstrucción historicista aprovechando elementos arquitectónicos antiguos de derribos. “La innovación arquitectónica coincidió pues con la reinvención del pasado y la remonumentación de la historia local”. La otra gran operación urbanística del periodo se vivió en Montjuïc desde 1915: la creación de un gran parque para acoger la Exposición Internacional de 1929. Es el momento de la eclosión de los medios de masas y la publicidad moderna. La exposición expresaba la nueva cultura visual urbana a través de la celebración de las posibilidades nocturnas del agua y la electricidad. La Plaça de Espanya y la Gran Vía se convierten en la nueva centralidad. La reforma de la montaña fue seguida desde el primer momento por fotógrafos como Josep Brangulí, Lucien Roisin, Emilio Godes, Carlos Pérez de Rozas o Alexandre Merletti.

Pere Català Pic. Fotomuntatge sobre el barrio Gòtic, 1935.
Pere Català Pic. Fotomuntatge sobre el barrio Gòtic, 1935.Arxiu Fotogràfic de Barcelona
Desconocido. Bombardeig de Barcelona el 17 de marzo de 1938
Desconocido. Bombardeig de Barcelona el 17 de marzo de 1938crai pavelló de la república, barcelona

En 1888 Kodak comienza a fabricar cámaras y películas aptas para el uso no especializado. Comienza el uso de las tarjetas postales fotográficas y se editan las primeras revistas y libros con fotografías. En 1903 reaparece La Illustració Catalana como espacio para el emergente fotoperiodismo. Después vendrían Cu-cut!, L’Esquella de la Torratxa o Mundo Gráfico.

Durante la Semana Trágica de 1909 las imágenes macabras de momias expuestas al público y conventos incendiados “se convierten en precursoras del sensacionalismo periodístico”. También “expresan los antagonismos políticos y de clase de comienzos de siglo: el miedo que las clases dominantes tenían a las emergente movimiento obrero”. Para Ribalta, la prensa, mayoritariamente en manos de la burguesía, fue el vehículo para propagar una imagen criminalizada de las clases populares.

Las imagen seleccionada por Ribalta en esta ocasión (3) es la de un gran desconocido: “Sebastià Jordi Vidal es el gran fotógrafo de 1929. Es una joya y una maravilla. Realizó las mejores fotografías del acontecimiento. Se conservan dos álbumes en el Arxiu Fotográfic y copias en Fira de Barcelona; pero no sabemos nada de él”, insiste. “sus fotografías tienen un elemento ideológico importante, relacionado con el espectáculo urbano y la segunda revolución industrial que es la electricidad y los espectáculos nocturnos de luz y agua. Una idea recurrente relacionada con la idea de ciudad futurista y soñada que comienza ahora y que se prolonga en el tiempo”.

1930-1939. DE LA REPÚBLICA A LA GUERRA CIVIL

La proclamación de la República en 1931 es el momento álgido por excelencia del periodo moderno, marcado por el urbanismo progresista del Plan Macià del GATCPAC creado para resolver los déficits de vivienda, servicios y transportes de una urbe que acababa de conseguir el millón de habitantes. La solución era el esponjamiento y el cambio de escala de la ciudad, con una mayor relación entre áreas construidas y zonas verdes.

A comienzos de los años treinta la nueva Via Laietana ya era visible y su arquitectura fue protagonista de imágenes como las de Gabriel Casas para la efímera revista Imatges. Él y Pere Català Pic, Joaquim Pla, Antoni Arissa, fueron de los principales autores modernos que introdujeron las nueva poéticas instantáneas a las revistas ilustradas: picados, grafismo de la imagen y fotomotajes y difundieron las nuevas teorías de la publicidad. En este contexto, Ribalta destaca (4) el collage de Pere Català Pic de 1935; un fotomontaje sobre el Barrio Gótic para la sociedad de Atracción de Forasteros de Barcelona. “La creación de un falso centro histórico nace dentro de una lógica de reconstruir un pasado medieval del catalanismo hegemónico de esta época. El collage sintetiza muy bien la idea y potencia la sensación de collage real que fue la operación de reinventarse esta zona de la ciudad”.

La guerra civil cambió el panorama por completo. Las primeras imágenes del conflicto fueron las de los ciudadanos auto organizados y en armas contra el alzamiento. Agusti Centelles se convirtió en la imagen del fotorreportero moderno, pionero en el uso de la cámara de 35 mm. y sus imágenes de los enfrentamientos en medio de la ciudad tuvieron un gran impacto. “La guerra española constituye el último episodio en la producción de una iconografía proletaria en los años treinta. En Barcelona, la iconografía épica del Front Popular se transmuta en una imagen de derrota y muerte del proletariado”. La fotografía (5) del bombardeo del 17 de marzo de 1938 por la aviación italiana es para Ribalta “una reactivación de la imagen de dominio y destrucción contra toda la iconografía del Frente Popular. Es una imagen clave de la muerte de las clases populares qu viven en la ciudad”.

1940-1970. LA DICTADURA DE FRANCO

La etapa franquista de la ciudad se asocia, sobre todo, al mandato de Jose Maria de Porcioles (1957-1973), momento álgido de transformaciones urbanísticas caracterizadas por un crecimiento caótico de Barcelona. Los planes estatales de desarrollo pusieron las bases para la proliferación de polígonos, ciudades dormitorios y barrios de bloques para acoger a los migrantes del campo a la ciudad. Los déficits de equipamientos, servicios básicos o transportes, no eran motivo para que los nuevos polígonos se llenaran. En este contexto se celebra en 1953 el XXXV Congreso Eucarístico en Barcelona, el primer acontecimiento internacional posterior al conflicto bélico, junto a los Juegos del Mediterráneo de 1955, que pretendían dar una imagen de aperturismo y terminar con la imagen de Barcelona como ciudad “roja”. El primero posibilitó la urbanización de la Diagonal y la creación de nuevos polígonos de vivienda social. “La fantasía nocturna del altar de la Diagonal del Congreso, bajo el signo de la cruz simboliza el nacional catolicismo. Es el fantasma del icono de la modernización de Estado en un régimen donde no hay democracia”, explica sobre la fotografía del altar de Pio XII (6) seleccionada para este momento.

El humanismo cristiano también se coló en la cultura fotográfica del momento, con una presentación pacífica de las nuevas clases populares urbanas. En Barcelona, la nueva fotografía de vanguardia se sitúa entre los años 1957 y 1964 y comienza con la exposición de Ricard Terré, Xavier Miserachs y Ramon Massats y la inauguración de la sala Aixelà y termina con la publicación del libro de Miserachs Barcelona blanc i negre. Ribalta la adelanta hasta 1954 con la publicación del libro Barcelona de Francesc Català-Roca, que mostraba por primera vez el cambio y la arquitectura moderna de la ciudad y las periferias. En 1964 apareció la segunda edición de la Guía de Barcelona, de Carlos Soldevilla con imágenes de Eugeni Forcano que había comenzado a publicar portadas en la revista Destino, la más popular durante la dictadura junto con Gaceta Ilustrada. “Es la edad de oro de los fotolibros; unas publicaciones que han tenido el mayor impacto sobre el imaginario moderno de esta ciudad”, según Ribalta. “Uno de los polígonos más lujosos de la época fue el de Montbau, que fotografió en 1969 Oriol Maspons (7). Es la estrella de una política de integración de las clases populares en el capitalismo y muestra un discurso conciliador y paternalista. El problema no son los polígonos, sino la falta de una fórmula urbana que los acompañe. Esa será la lucha de los años setenta de las clases sociales”.

Manel Esclusa. 'Barcelona ciudad imaginada', 1988.
Manel Esclusa. 'Barcelona ciudad imaginada', 1988.Arxiu Fotogràfic de Barcelona

1970-1992. RECONSTRUCCIÓN DE LA CIUDAD

El quinto momento planteado por el comisario describe el nacimiento del nuevo estilo documental a finales de los años setenta y principios de los ochenta en relación con la recuperación de la ciudad y de las instituciones democráticas. La designación en octubre de 1986 de Barcelona como sede de los Juegos Olímpicos de 1992 sirvió de catalizador urbanístico de primer orden y volvió a transformar la ciudad que vivía un nuevo periodo democrático desde 1979. Durante el periodo surgen una generación de arquitectos y urbanistas formados en las luchas antifranquistas que pusieron en práctica un urbanismo renovador en un contexto de grandes déficits. Oriol Bohigas fue uno de los protagonistas de este ideario que defendió la recuperación del centro y la valoración de la periferia. El urbanismo socialdemócrata no se entiende sin la participación de los movimientos vecinales a partir de finales de los setenta, curtidos en la lucha por los equipamientos y los servicios que se les había negado durante la época anterior. Es el momento de la “prensa pobre”, donde se publican cerca de 50 publicaciones vecinales, algunas de gran calidad. El Centro Internacional de Fotográfica de Barcelona y los trabajos de Manolo Laguillo identificaban la nueva topografía urbana de lugares vacíos, obsoletos o en transformación donde la ciudad había pasado de largo. “En este sentido la imagen de Joan Guerrero, imagen de la exposición, muestra por primera como la periferia y las clases populares aparecen en la foto como protagonistas activos. A partir de ahora, se replantean las relaciones de poder y se acaba con el monopolio de las fotos oficiales y oficialistas. Son los vecinos los que conquistan la ciudad y la ciudad se puede ver desde la periferia" (8).

Es en la década de los ochenta cuando desde el Ayuntamiento se lanzan masivas campañas propagandísticas de mejora de la imagen pública de la ciudad, sobre todo tras obtener la realización de los juegos en la que había que generar un amplio consenso sobre las operaciones urbanísticas que se realizaban en zonas de la ciudad como Montjuïc, Vila Olímpica, Vall d'Hebrón y Diagonal. “Uno de los fotógrafos que refleja la ciudad de este periodo fue Manel Esclusa. Especialista en fotografía nocturna y largas exposiciones que en 1987 realizó Barcelona, ciutat imaginada, un recorrido por los nuevos lugares preolímpicos de una ciudad que era reconocida internacionalmente por su nuevo urbanismo. La ciudad de sus fotografías se mueve entre el sueño y la vigilia y recuerdan la iconografía de los espectáculos nocturnos de las exposiciones de 1888 y 1992” (9).

Jordi Secall y Pons. Protesta contra el Fòrum Universal de les Cultures, 2004.
Jordi Secall y Pons. Protesta contra el Fòrum Universal de les Cultures, 2004.col·lecció particular

1992-2004. URBANALITZACIÓ

El sexto y último momento recoge el paso de la Barcelona socialdemocrática, del “modelo Barcelona” a la era tecnocrático-neoliberal. Tras el éxito del modelo y de la marca, de la irrupción del turismo de masas que ha acabado siendo el gran valedor económico de la ciudad. La segunda mitad de la década de los noventa el foco se colocó con la promoción y propaganda institucional de nuevo gran acontecimiento a organizar: el Fórum de las Culturas de 2004. En estas campañas, explica Ribalta, Barcelona aparece de forma idílica, tanto urbanística, como socialmente. Esta propaganda tuvo una amplia respuesta social en los movimientos anticapitalistas, sobre todo cuando la ciudad fue declarada sede para acoger de la Conferencia Anual sobre Economía del Desarrollo del Banco Mundial y durante la enorme protesta contra la Guerra de Irak de 2003.

Urbanísticamente el patrimonio industrial de Poblenou aglutinó la mayor operación y preocupación por parte de los movimientos ciudadanos, sobre todo en lo relativo a Can Ricart, salvado in extremis. En la otra punta de la ciudad la reforma interior del Raval y, sobre todo, la apertura de la Rambla del Raval, fue la intervención más determinante a favor de la transformación social de la zona. “La operación del Fórum no generó el mismo consenso que la de los Juegos. Fue un fracaso y, de hecho, sigue siendo una zona no integrada en la ciudad, porque no se tuvieron en cuenta los valores de la ciudad inclusiva y el urbanismo de los ochenta que tanto reconocimiento internacional le dieron a la ciudad”, comenta Ribalta, que utiliza el término Urbanalització acuñado por el geógrafo Francesc Muñoz para aludir a la urbanización de baja densidad. Para el comisario, la última imagen seleccionada (10) es una de Jordi Secall i Pons sobre el grupo de personas de los movimientos antiglobalización que viajaron en barca a la zona del Fórum y plantaron una bandera pirata para denunciar la especulación. “Barcelona defendía un modelo de crecimiento urbano que olvidó la mejora de las clases populares. Es una imagen premonitoria de lo que iba pasar. Los movimientos sociales tenían razón y diez años más tarde tomaron el poder. El acto de protesta de 2004 anunció el gobierno actual de la ciudad”.

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Sobre la firma

José Ángel Montañés
Redactor de Cultura de EL PAÍS en Cataluña, donde hace el seguimiento de los temas de Arte y Patrimonio. Es licenciado en Prehistoria e Historia Antigua y diplomado en Restauración de Bienes Culturales y autor de libros como 'El niño secreto de los Dalí', publicado en 2020.

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