Barcelona tiene centros concertados sin ningún alumno inmigrante
Un colegio público de Ciutat Vella tiene un 76% de estudiantes extranjeros; un concertado cercano, 6%
Cuatro de cada diez habitantes de Ciutat Vella son inmigrantes, un dato que no concuerda con el perfil de los alumnos de primaria de los colegios del distrito. Mientras que uno de los centros públicos escolariza a más del 75% de menores de origen extranjero, otro concertado que está a pocas calles de distancia solo tiene matriculado un 6% de ese colectivo. Ese patrón de segregación escolar se repite en la mayoría de distritos de Barcelona. Cuatro escuelas concertadas —una en Eixample, otra en Sants-Montjuïc y dos más en Sarrià— no tienen a ningún inmigrante matriculado. Los expertos alertan de que esta situación pone en riesgo la cohesión social y piden un cambio en la planificación escolar.
En Nou Barris, el centro público con más inmigrantes tiene un 52%, mientras que el concertado con más alcanza solo un 19%. Estos datos han sido obtenidos gracias a peticiones de información de la Ley de Transparencia para el curso 2014-2015. El patrón muestra que un gran número de escuelas públicas concentran un porcentaje de extranjeros más elevado que el de la población extranjera de su distrito (siete de 11 escuelas en Ciutat Vella, por ejemplo), y las concertadas un porcentaje más bajo (solo una de siete de Ciutat Vella está por encima).
Roser Argemí, jefa de proyectos de la Fundación Jaume Bofill, indica que se debe actuar “urgentemente” para acabar con los desequilibrios. No hacerlo pone en juego la cohesión social. “No puede ser que escuelas tan próximas sean tan diferentes. Son familias que se encontrarán en las tiendas del mismo barrio, pero no en la escuela”, apunta.
Segregación dentro de los distritos
Las diferencias no son solo entre escuelas públicas y concertadas, sino que se producen también entre escuelas públicas de la misma área. En Horta-Guinardó hay una escuela pública con más del 63% de alumnado extranjero y otra, también pública, con solo un 3%. En Les Corts, un centro público concentra un 38,8% de niños extranjeros mientras que otro solo tiene un 2,7%.
Ricard Benito, profesor de sociología de la UAB dice que "las lógicas para escoger escuelas de las familias de clase media y baja son distintas". Las primeras valoran más escuelas con alumnos con un perfil socioeconómico similar al suyo. Las segundas, la proximidad y la gratuidad. Benito añade que los datos de alumnos extranjeros son solo "la punta del iceberg" ya que es tan perjudicial la concentración de alumnos extranjeros como la concentración de alumnos con perfiles socioeconómicos similares.
“La segregación escolar es mucho más alta que la segregación urbana”, explica Xavier Bonal, profesor de sociología de la UAB y director del grupo de investigación Globalización, Educación y Políticas Sociales. La segregación viene motivada más por razones socioeconómicas que de origen de los alumnos, agrega. Las escuelas concertadas argumentan que el concierto público no cubre la totalidad de los costes y muchas familias inmigrantes no pueden pagarlos. “Esta actitud permite a las escuelas concertadas discriminar”, apostilla.
La estigmatización es relevante para entender por qué hay escuelas públicas en el mismo distrito con niveles tan diferentes de alumnos extranjeros. “En cada distrito hay como mínimo una escuela segregada”, explica Àlex Castillo, de la Federación de Asociaciones de Madres y Padres de Cataluña (Fapac). Y apunta que la matrícula viva —la escolarización de niños fuera del periodo de matrícula— es una de las principales causas: “Hay escuelas que históricamente tienen mala fama y siempre quedan plazas libres. Todos los alumnos que llegan a mitad de curso, la mayoría extranjeros, son enviados allí. Si la administración no hace nada para evitar que los alumnos autóctonos se vayan, estas escuelas están cada vez más estigmatizadas”.
Bonal explica que las pruebas PISA demuestran que la concentración de alumnos de origen inmigrante en un centro tiene una incidencia negativa sobre el rendimiento académico de estos, mientras que no produce un efecto significativo sobre los autóctonos que asisten a estas escuelas. La segregación escolar reduce las oportunidades educativas de los alumnos más desfavorecidos. “La solución pasaría por incrementar la heterogeneidad social dentro de los centros y la homogeneidad social entre los centros”, resume Ricard Benito, investigador y profesor de sociología de la UAB. Es decir, mezclar alumnos de perfiles distintos en todas las escuelas.
Actualmente, en el proceso de matriculación de primaria de Barcelona se garantiza que las familias puedan escoger entre un mínimo de 12 centros de proximidad, seis públicos y seis concertados. Bonal recuerda que “cuanto más aumenta la libertad de elección, más aumenta la segregación. Hay que planificar la escolarización equilibrada de los alumnos”. Así, defiende que una solución sería que la Administración planificase con más antelación la reserva de plazas para niños con necesidades educativas específicas en los centros y tuviera más control del proceso de matriculación, que actualmente se produce en los mismos centros.
El Consorcio de Educación de Barcelona explica que la normativa (que sólo obliga a tener dos plazas para alumnos con necesidades específicas por aula) no deja demasiado margen para mejorar la distribución de alumnado extranjero. Y agrega que convencer a muchas familias de que sus hijos estarán mejor atendidos en centros que no son los preferidos es costoso.
Bonal replica que “poblaciones como Olot han hecho políticas proactivas de información a las familias y han reservado más plazas para alumnos inmigrantes en todas las escuelas. Existe un margen de acción”.
Escuelas imán
Luchar contra el estigma de las escuelas no es fácil. “No podemos obligar la elección de centro, hay que atraer a las familias”, explica Argemí, que también es responsable del programa Magnet de la Fundación Jaume Bofill. Esta iniciativa busca que las familias autóctonas del barrio lleven a sus hijos a estas escuelas. Para ello, intentan enriquecer el proyecto educativo de los centros mediante alianzas con instituciones de prestigio como el MACBA o el Instituto de Ciencias del Mar, y la formación y acompañamiento al claustro docente. Argemí reclama que la Generalitat abandone la política de neutralidad, hable bien de estas escuelas y promueva que las familias vayan a verlas para conocer sus proyectos.
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