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Un hombre muere en Cunit al ser reducido por la policía

La familia denuncia que los agentes, dos mossos y dos municipales, actuaron con excesiva violencia con la víctima, de 39 años

Marc Rovira
El padre de la víctima muestra una foto de la detención.
El padre de la víctima muestra una foto de la detención.Josep Lluís Sellart

Víctor Gallego Dávila, de 39 años, murió ayer al ser reducido por cuatro policías en Cunit (Tarragona). El hombre sufrió una parada cardiorespiratoria tras oponer “gran resistencia” a su detención y mostrar un estado “muy alterado y agresivo”, según Interior. Sin embargo, el padre de la víctima, que presenció los hechos a pocos metros del lugar donde quedó tendido su hijo y que tomó fotos del suceso desde su móvil, mantiene que los agentes —dos Mossos d'Esquadra y dos policías locales—, se desenvolvieron con extrema e innecesaria dureza.

La víctima tenía antecedentes por robo

La muerte de Víctor Gallego desencadenó momentos de tensión en Cunit, donde la víctima residía desde hacía 30 años. Unidades de los antidisturbios de los Mossos desplegaron un dispositivo de vigilancia para evitar reacciones violentas. Juan Gallego y su esposa, que achacan a la mala praxis de la Administración la pérdida de otro de sus hijos, Pedro, preso en Can Brians, admiten que Víctor tenía antecedentes por robo pero “no era ningún criminal”. Ni tomaba drogas. “Hasta el café tomaba descafeinado”. Dada su corpulencia, dicen, “si hubiera querido enfrentarse a ellos, ni seis policías lo paran”.

“Le empujaron por la espalda para tirarlo, le aplastaron la nariz contra el suelo y le asfixiaron. Cuando le dieron la vuelta ya estaba morado", contaba Juan Gallego, padre de la víctima, en la comisaría de El Vendrell, donde acudió a declarar en calidad de testigo. Fue en las mismas dependencias policiales donde, según relata el progenitor, los Mossos le exigieron que entregase su teléfono móvil para quedarse con copias de las fotografías que había tomado del momento del arresto. “Querían la tarjeta SIM, pero me he negado porque temía que las quisieran borrar”, apunta. La familia estudia presentar una denuncia penal contra los agentes.

El suceso se desencadenó pasadas las once y media de la mañana de ayer en la calle Barcelona, la principal avenida de Cunit. Víctor Gallego, vecino del municipio y con varios antecedentes policiales, fue visto por dos agentes de la policía local que patrullaban por la zona. Gallego vestía un chaleco amarillo fosforescente, de los que hay que lucir en caso de avería de tráfico, y estaba charlando a pie de calle junto a su padre.

La patrulla de la guardia urbana pidió ayuda a los Mossos d'Esquadra, que enviaron otra patrulla. Dos agentes se bajaron de cada vehículo y se acercaron a Gallego para comunicarle que estaba detenido. Interior confirma que la policía le seguía porque le constaba una orden de busca y captura de parte de un juzgado de Huesca. Fuentes municipales aseguran que Gallego, que el próximo día 30 de marzo hubiera cumplido 40 años, era una persona conocida en el pueblo, y más conocida aún por la policía.

El padre de la víctima cuenta que su hijo se negó a irse con los agentes y que les comunicó que justo después se iba al juzgado de El Vendrell, donde le constaba que debía recoger una citación. Juan Gallego asegura que su hijo no opuso resistencia y que "simplemente" se dio la vuelta. Según esta misma versión, los agentes le apresaron por la espalda y para esposarle le tumbaron al suelo, de donde ya no se levantaría con vida.

Juan Gallego, paleta jubilado, asegura que viendo el cariz violento que adquirían los hechos, se acercó a uno de los policías locales y le agarró la porra. “Para alertarle de que no se pasaran tanto”, cuenta. Durante el transcurso de la detención, la madre de la víctima y su esposa, Ana, salieron de un bar cercano, donde estaban tomando café. Ya no pudieron acercarse. A los pocos minutos llegaba una ambulancia para tratar, sin éxito, de reanimarle.

En octubre de 2013 la policía autonómica también redujo de forma violenta a Juan Andrés Benítez, empresario en la zona del Gayxample barcelonés, que acabó muriendo poco después. La investigación concluyó que los golpes propinados a Benítez —y que mostraron las imágenes grabadas por los vecinos— fueron determinantes en su fallecimiento. Ocho agentes se sentarán en el banquillo para responder por esta muerte.

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